Celos, Miedo y Luna.

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Hermione
No podía ser cierto lo que Harry decía. Draco no era un Mortífago que su padre lo fuera no quería decir que el también lo era, ¿o si?
-Harry, no puede ser cierto. ¿Por qué dices eso? -pregunté preocupada.
-¡Lo escuche! Estaba hablando con Crabbe y Goyle. Les dijo que necesitaba que cuidaran algo para completar la tarea de su señor. -concluyó el moreno. El nudo que se había formado en el estomago de Hermione se aflojó.
-¡Harry! Eso no quiere decir nada. Tal vez hablaba de el Profesor Snape o no se. Eso no quiere decir que él sea un Mortífago.
-Creo... que Herms tiene razón Harry. Además ¿para qué iba a querer Quien-Tu-Sabes a alguién como Malfoy? Es menor de edad.
-No lo se... podría... podría ser... -Harry se quedó callado. No sabía que decir.
-Ahí esta, Dr...-se detuvo.- Malfoy no es un Mortífago solo es.. un arrogante hurón. -dijo Herms un poco dolida al tener que insultar al hombre que amaba.
-Como digan. -respondió Harry molesto y salió de la Biblioteca.
-Ya deberíamos irnos al salón de Snape. La clase esta por comenzar.
-Claro. -dijo y tomó su mochila. Al salir no se fijó en que alguien iba pasando y chocaron.
-Ten cuidado Granger. -Dijo Draco arrastrando las palabras y por un momento Hermione vio una leve sonrisa en su rostro.
-¡Dejala en paz Malfoy! -gritó Ron que estaba detrás de ella. Draco lo miró.
-¿Por qué? Acaso la rata de biblioteca ¿es tu novia? -Estás palabras salieron del Slytherin con un tono molesto que hicieron enrojecer a Ron y dejar a Hermione muda. El rubio se alejó sin mirar a Hermione.
Draco
-¡Maldita Zanahoria! -pensó Draco.
Hacía mucho tiempo que sabía que Weasley estaba enamorado de Hermione y no se podía contener.
-Pero la próxima vez que lo vea me las va a pagar. ¡Le lanzaré mil veces la maldición Cruciatus! De esta no se salva ni siquiera Cara-Rajada podrá ayudarlo. -se decía Draco a si mismo. Al darse cuenta de que unos ojos se posaban en él se giró.
-Hola. -dijó una chica rubia con unas gafas muy raras y que sostenía el Quisquilloso.
-¿Quién eres? -preguntó.
-Soy Luna. -dijo con voz soñadora. -Luna Lovegood.
-Ah! Lúnatica. -dijo Draco sonriendo. Al menos tendría una victima para calmar su irá.
-Si, aveces los chicos no son muy amables. Creen que estoy loca.
-¿Y no lo estás?
-Tal vez. Pero así me gusta, aveces ser normal resulta muy aburrido. -Draco se sorprendió. Tenían razón con lo de Lúnatica pero había algo en la chica que resultaba interesante.
-¿Qué quieres? ¿Por qué me hablaste?
-No lo sé... solo quería decirte que tuvieras cuidado. -Esto confundió aun más al rubio.
-¿Por qué debería tenerlo?
-Oh es solo que he visto como miras a Herms y ella a ti. Sé que los dos se quieren pero deberían tener más cuidado. Los he visto entrar a una mesa secreta de la biblioteca y creo que sería más seguro que utilizarán la Sala de los Menesteres. -Por segunda vez el Slytherin se había quedado sin palabras.
-Co...como lo supiste?
-Una vez me dedique a observar los movimientos de todos en el Comedor y vi que Herms lanzaba miradas hacia la mesa de tu casa y tu a la mesa de Herms así que los estuve observando por un par de días y luego te vi sonreír cuando hicieron contacto visual y ella se sonrojo. Y para terminar los he visto entrar y salir de una mesa secreta de la biblioteca. -Draco se alteró un poco. -Tranquilo no diré nada. Jamás lo haría. Bueno me tengo que ir, adiós Draco. -dijó y se fue dando saltitos como niña pequeña. Sin duda esa chica era rara.

Amor entre Enemigos (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora