KAMI
Supe cómo se estaba desarrollando el partido gracias a que Nadia estuvo mensajeándome todo el tiempo.
Al final ganaron.
Ganaron porque de verdad estaban preparados..., no como nos había ocurrido a nosotras. Solo de pensarlo me encendía... Kate no tenía ni idea de cómo llevar al equipo. Me parecía genial que su sueño siempre hubiese sido ser la capitana, pero eso implicaba responsabilidades. No puedes irte de fiesta el día antes de una competición... por mucho que te apetezca.
A mí nunca me había gustado ser la mala, pero cuando tuve que ponerme firme lo hice. Después, cuando nos llevábamos el trofeo a casa, la fiesta se disfrutaba mucho mejor.
Me quedé en mi habitación el resto del día, la cabeza me dolía muchísimo... Aún no podía creerme que hubiesen dejado que me estrellara contra el suelo de esa manera. Estaba furiosa.
A eso de las siete de la tarde, los oí llegar. Todos gritaban entusiasmados y estaba segura de que se les oía a varios kilómetros a la redonda. La primera en llegar a mi habitación fue Ellie.
—¿Cómo estás? —dijo un poco cabizbaja y preocupada por mí.
—Estoy bien. —Me levanté de la cama y cogí una botella de agua de la neverita.
—Estás enfadada, ¿no? —me preguntó sentándose en la cama.
No me dio tiempo a contestar porque al segundo empezaron a llamar a la puerta. Cuando fui a abrir, me encontré a todas las chicas esperando para entrar... la primera Kate.
—¿Cómo estás? —me preguntó hablándome seria... Sin un ápice de preocupación real en su voz y eso me dolió.
Le podía más el orgullo que la culpabilidad... porque sí, había sido su culpa. No toda, porque las chicas sabían que hacían mal en emborracharse el día antes de competir, pero Kate era la capitana. Ella debería ser la imagen de autoridad. Le gustase o no, el respeto que todas deberían tenerle nunca había llegado a existir... Y el poco que yo le tenía se había perdido en el instante en el que puso la vida de todas, incluyendo la mía, en peligro.
—Estoy bien —dije dejándolas entrar.
Éramos diez metidas en una habitación bastante pequeña.
—¿Cómo estás, Nadia? —pregunté yo al ver su muñeca vendada.
—Me duele, pero en un mes supongo que podré volver a animar —dijo apretando los labios.
Vale... Yo no era la única que estaba enfadada.
Se creó un silencio incómodo entre todas y Kate abrió la boca para hablar.
—No es el fin del mundo, ¿vale? —dijo mirándonos con hartazgo—. No pasa nada porque hayamos perdido una vez. ¡Una vez! Siempre hemos salido victoriosas. No nos viene mal tener un poquito de humildad, sentir lo que se siente al estar abajo y no siempre arriba —dijo y todo eso sin quitarme los ojos de encima.
—¿Estás insinuando algo en concreto, Kate? —dije controlando la rabia que sentía por dentro.
—Lo único que digo es que esto nos va a enseñar algo... Perder nos ha mostrado la otra cara de la moneda...
—¡Oh, por favor! —Ya no pude contenerme más—. Déjate de discursos baratos, Kate. Hemos perdido porque no has sabido ser una buena capitana. No has sabido ser el ejemplo a seguir que necesitábamos todas. No has tenido ni la disciplina ni el empuje para llevarnos a la victoria.
—Y tú sí, ¿no? —preguntó furiosa—. ¡Como tú eres perfecta!
—Eh, Kate, nadie ha dicho eso —intervino Ellie intentando calmar los ánimos.
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DÍMELO BAJITO
RomansaKamila Hamilton lo tenía todo bajo control... O eso creía: no entraba en sus planes que los hermanos Di Bianco volviesen de nuevo para poner su mundo al revés. Thiago fue quien le dio su primer beso. Taylor fue el que siempre la protegió. El regres...