Crimen y Castigo

3

Al día siguiente, Chuuya notó una carpeta de color magenta en su oficina. Él sólo usaba de color azul.

-¡¿Qué mierda?! -Llevó su mano a su boca para taparla y evitar hablar, aunque ahora ya no podía, pues estaba en shock.

"Fyodor Dostoyevski... Líder de las ratas... Moby dick..." Ya no sabía qué pensar. Luego de volver en sí, tomó una decisión.

-Necesito hablar contigo hoy mismo. Te pasaré a buscar a las 8:00 pm. Espérame fuera de mi bar favorito. -Colgó.

Cuando lo recogió, Fyodor entró al auto en silencio y apenas cerró la puerta, el acelerador llegó a 70 km/h. Ya sabía qué ocurriría.

Frenó exactamente en el mismo lugar donde el pequeño dijo "Sí" el día anterior.

-Chuu-

-¿Por qué nunca me dijiste nada, Dostoyevski? -La tensión aumentó en un abrir y cerrar de ojos.

Los ojos violetas se encargaron de analizar la situación por un momento. Chuuya estaba molesto, herido y decepcionado. Tenía una botella abierta de vino en su mano que bajó con él del auto, por ende perdería la conciencia más temprano que tarde. Si sabía su nombre completo era porque ya sabía de las ratas, qué quieren y a cuántos de sus compañeros mafiosos han matado.

-Jamás me lo preguntaste. -El pequeño apretó fuerte la botella con su mano. ¿Acaso era divertido esto?. -Fue egoísmo e inmadurez. Me atrajiste desde un principio, pero sabía que si te enterabas de todo te alejarías, e incluso me atacarías. No hubiese sabido cómo responder a eso.

-Sabes todo de mí, ¿cierto? -Mientras decía esto, se alejó dándole la espalda, una irónica señal de confianza. Fyodor no creía que se iría, aunque aún no lo conocía lo suficiente para asegurarlo. -Cada mínimo detalle -dijo cuando llegó a unos centímetros de él usando su poder-. ¿Querías hacerme daño? ¿Soy parte de tu plan? ¿Me estabas vigilando? Me puedes atacar aho-

Fyodor lo tomó de la camisa, lo atrajo hacia él y lo besó fuertemente, temiendo que fuera la última vez. Una luz roja iluminó todo el lugar, Chuuya quería arrojarlo con todas sus fuerzas sin importar si lo mataba, pero no pudo. El sonido acelerado del corazón del ruso era igual al suyo, solo dejó que los sentimientos fluyeran. Por más que buscara un signo de mentira o traición, no lo encontraba, este beso apasionado solo demostraba un cariño sincero que era imposible de negar. La luz roja se desvaneció por completo.

-¿Qué significa esto? -preguntó el pequeño apenas se separaron.

-¿No crees que te hubiese atacado esa misma noche? ¿Por qué debería haber hecho el amor contigo si solo te quería usar? -Acercó su cara al otro-. Dime tú qué debo hacer para que me creas.

-...

Todo tenía sentido, y eso era lo que más le molestaba al mafioso: no tenía excusa para alejarse.

-Ahora sabes cuál es mi objetivo ¿no?

-¡El maldito libro! -gritó frustrado. En estos momentos él también quería encontrarlo... Para destrozarlo y quemarlo.

-Tarde o temprano deberá comenzar un enfrentamiento entre la PM y las ratas... -la voz de Fyodor se escuchó abatida. No quería aceptarlo.

-¡Lo sé! ¿Qué pasará entonces? -Un silencio se extendió por un largo rato, evitando mirar al otro-. ¡No traicionaré a la PM!

-No te pido que lo hagas.

-¿En tus cálculos insensibles y perfectos está asesinarme si me interpongo? -Hizo una pausa para calmarse...no sirvió- Porque eso es lo que ustedes hacen. No les importa cuantos mueran o salgan heridos, solo importa el objetivo, de todas formas nunca son ustedes los que se arriesgan. ¡Son unos put0s cobardes egoístas! -Acercó su cara para acechar aquellos ojos púrpura que le encantaban y dijo tranquilo, mostrando a la vez odio y rabia-. Tú y Dazai son iguales.