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Despertar al lado de Nanami, luego del intenso día de ayer, es casi terapéutico.

La habitación está llena de su aroma cálido y dulce. Es precioso. Precioso por todas partes.

Su instinto alfa se siente tranquilo luego de estar cerca del omega toda la noche. Sin embargo, aún late un impulso protector y posesivo que quiere tomar a Nanami.

Él mismo, claramente, siente que un gran peso de encima ha sido retirado de su cuerpo, y se siente liviano y lleno de gracia.

Es Kento quien se levanta primero de los dos. Estirándose perezosamente antes de moverse. Satoru se aferra a su cintura, de manera caprichosa mientras ruega para que el omega no se vaya de su lado. Nanami suspira, le da un beso en la frente, y se levanta de todas formas.

Gojo cree que, en la bruma de la pereza y el sueño, se queda dormido un poco más.

La segunda vez que se levanta, corre hacia los servicios higiénicos y se alista con entusiasmo. Hay una nueva energía que lo anima, incluso sobre su propio humor eventual.

Así que sale de la habitación hacia la cocina, con una sonrisa de comercial de televisión, tarareando una canción aleatoria en su mente. Los niños están allí, desayunando panqueques con fudge.

—¡Buenos días a todos! —Satoru saluda, con un suspiro.

Sukuna, quien no se veía de muy buen humor, le frunce el ceño, gruñendo de repente.

—¿Qué haces aquí? —Sukuna le gruñe, tan malhumorado.

—Sukuna...

—¿Eh? —El alfa mayor hace un puchero—. Estoy aquí porque estuve con mi omega hermoso~

—No es tuyo. —Le replica el alfa más joven.

—¿Cómo que no? Si Nanami ha aceptado mi cortejo.

—Gojo-

—Tiene que ser una jodida broma. ¿Por eso esta sala apestaba a este alfa cuando me levanté? —El alfa más joven empieza a refunfuñar—. Nanami, tienes que ponerlo en su lugar.

—Sukuna... —Kento suspira—. Es cierto, Gojo-san es mi alfa de cortejo.

Satoru no puede evitar que su pecho se hinche de puro orgullo, tan satisfecho de escuchar a su omega decirlo. Es como un sueño hecho realidad.

—¿Enserio? ¡Felicidades! —Yuuji dice, alegremente, con una sonrisa radiante. Sinceramente feliz por ambos.

Este niño es un ángel comparado con el diablillo de su gemelo.

—No puedes estar hablando enserio. —Sukuna mira con firmeza al omega—. ¿Es una jodida broma pesada?

—Sukuna, tu lenguaje.

—No, no lo acepto. —El joven alfa le muestra los dientes, Satoru ni se inmuta, sin dejar de sonreír—. ¿Qué pasó con el otro alfa despreciable?

—Yo lo reté a un duelo. —Satoru contesta, cruzándose de brazos—. Y gané.

Oh, sabe lo que esa declaración le hace al mocoso engreído. Sukuna frunce el ceño y le gruñe, sin poder discutir el resultado. Tan enojado, mocoso horrible. Es algo que un alfa no puede evitar reconocer, el ganador de un duelo de alfas merece algo de respeto entre los mismos alfas. Sukuna, al menos, tiene que reconocer que Satoru ganó el derecho con justicia. Muy aparte de que se ganó el corazón de Nanami antes que eso.

—Saliste de un alfa despreciable, solo para ir a los brazos de otro. —El mocoso le gruñe a Nanami.

Y, en verdad, Satoru no tendría por qué soportar estos desplantes hacia su omega, menos de parte de otro alfa, pero no puede hacer mucho, el mocoso es el hijo de Kento, simplemente así. No puede intervenir.

Alpha In Love / Fic # 6Donde viven las historias. Descúbrelo ahora