La Humana que Olía a Otoño. ● [DRAGON BALL SUPER]

●Capítulo 5●

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Viaje interestelar. 

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Margarita no sabía cómo las cosas habían surgido así; Miró su reloj de muñeca que hace mucho había dejado de funcionar por el viaje interestelar en el que se había visto envuelta. Suspiró mientras se apoyaba en el cuadrado que se estaba usando de transporte. 

—¿Te encuentras bien, Margarita-chan?— preguntó Gohan un tanto incómodo, él no sabía que la menor se vería involucrada en todo aquello. 

La castaña suspiró y sonrió vagamente hacia el pelinegro. —Lamento mucho, seguro que no esperabas que estuviera aquí. No sabía a qué se refería Bikini-san cuando me dijo que viera las estrellas—declaró la muchacha. Gohan nunca la había escuchado hablar tanto, se rascó el cuello pensativo. 

—¿Ves aquella figura morada? —La chica asintió ante la pregunta del pelinegro. Pudo detallar una especie de gato egipcio que comía grandes cantidades de carne, cabe resaltar que la barbacoa seguía dentro del lugar. —Bueno, él es el Dios de la Destrucción de nuestro Universo. 

Ante aquella explicación la joven se sorprendió de sobre manera y continuó escuchando lo que el pelinegro le decía. Reconoció a los padres de Gohan, a la familia de Bikini y al Dios de la Destrucción con su ángel. Quién diría que pronto conocería al pequeño Dios del Todo. 

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Zeno-sama, el Dios del Todo.

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En el planeta deshabitado entre el Universo 6 y 7 se disponían a comenzar una de las batallas más barbáricas de todas. Sin embargo, un preámbulo un tanto extenso por parte de los Dioses de la Destrucción y sus insultos le habían dado tiempo a Margarita para acostumbrarse medianamente a la atmósfera tan desigual.

—¿Cómo te sientes, Magi-chan? —Le pregunta la joven peliazul llamada Bulma, hija de Bikini. 

La chica le sonrió animada—Muy bien, Bulma-chan. ¿Esta lucha debe darse? No le veo la necesidad. 

—Hombres. —fue la respuesta de Bulma tras un bufido de su esposo. —Todos son iguales, unos sin cerebro y mucho músculo. 

—Preferiría que la cosas se llevaran por la paz... —declaró determinada la joven— Las cosas son mejores cuando hay cosas buenas. 

Ante las palabras de la joven una luz se abrió paso en el centro del lugar y cegó los bellos ojos de Margarita por breves instantes. Detrás de aquel brillo apareció una pequeña figura azulada en conjunto con dos grandes guardias o ángeles, como se quieran llamar. Margarita le observó con ojos curiosos, ¿Es otro dios de la destrucción? ¿Por qué es un niño?

Los Dioses de la destrucción de los Universos 6 y 7 corrieron asustados y se arrodillaron ante la figura del pequeño ente. —¿Quién es él? —preguntó la pequeña. 

—Es Zeno-sama, el Dios del Todo. —le respondió el ángel Wiss. Aquello sorprendió a todos, pero solo enterneció a Margarita que seguía observándolo desde las alturas de las gradas del lugar. Mientras todos se alteraban y cundía la confusión, por breves instantes, sus ojos chocaron con los del pequeño Todopoderoso Dios y un escalofrío le recorrió. Ambos habían conectado de una forma distinta, de una forma única. Que pena que ninguno lo supo hasta muy tarde.

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Te conocí. 

Fin. Parte 5.

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