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Un imprevisto.
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Margarita había regresado a la tierra y se encontraba en el aeropuerto a la espera de... ¿Su futuro? ¿Otra aventura? No lo sabía. Sentía que estaba dejando algo atrás, algo inconcluso. El pequeño botón que le dio Zeno-sama estaba entre sus dedos. Lo acariciaba con cuidado, tenía miedo de presionarlo. Aquel gato egipcio, Bills, la había amenazado con no presionarlo, nunca.
—¿Estás segura de irte, Margarita-chan?—le preguntó Gohan quien la acompañaba. Ella lo observó con tristeza, ambos no eran muy unidos, pero el pelinegro se preocupaba por ella y aquello la hacia enternecer.
—La verdad no... Pero no tengo nada más que hacer aquí. Korea es mi siguiente destino, no puedo solo olvidarme de todo y quedarme...—murmuró con añoranza. El anuncio de su vuelo se escuchó en lo alto, se levantó y decidió despedirse definitivamente. —¡Bueno! Fue un placer, Gohan-san. Espero encontrarnos alguna vez en el futuro.
Ambos se abrazaron y Gohan solo pudo ver la pequeña espalda de Margarita alejarse. Allá se iba su primer amor, pensó el chico con añoranza. Sintió un vibrar en su teléfono y vio el número de Videl en él. —Tal vez no todo está perdido...—susurró antes de contestar y comenzar a caminar a la salida.
Margarita estaba en un asiento de avión con bastante nerviosismo. Los aviones siempre la habían asustado un poco, aunque se haya subido en cientos, su miedo siempre estaba presente. Al momento de despegar estaba tan asustada que apretó las manos por instinto y, sin quererlo, presionó el botón que la llevaba hacia Zeno-sama.
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Nuestra primera conversación.
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Su grito se escuchó en todo el palacio real, había caído de sentón en la entrada del lugar. Su cabeza dolía, no sabía dónde estaba, pero todo su cuerpo dolía. —¿Qué rayos...?
—¡Oh, es usted!—exclamó Dai Shinkan al verla. —Adelante, la está esperando.
¿Quién podría esperarla?, pensaba Margarita. Ella no tenía a nadie, no tenía familia, ni amigos cercanos, ciertamente había conocido a muchas personas, pero por sus constantes viajes simplemente los había olvidado. A veces deseaba tener algo eterno, algo que sea solo suyo.
—¡De prisa, niña, te esperan!—le instó Dai Shinkan. Margarita se levantó con rapidez y corrió a su lado. ¿Quién me espera?, preguntó con confusión. —¿Quién más? Estás en los dominios de Zeno-sama.
Margarita recordó aquel dulce niño que asustó a los Dioses de la Destrucción. Deseaba preguntar más al respecto, pero aquel hombre/ángel, no sabía como llamarlo, la había dejado sola frente a una puerta. Dudó un momento, pero tocó dos veces antes de escuchar una tierna voz dándole permiso.
—Disculpa...—susurró al ingresar. En el centro estaban todos los universos en formas de canicas en una mesa, con un Zeno-sama flotando alrededor bastante aburrido. —¿Zeno-sama?
El Dios del Todo se detuvo y la observó detenidamente. Margarita no sabía que hacer, se sentía una intrusa en aquel lugar. —Lo siento, me retiro...—dijo rápidamente, pero el pequeño Zen voló hacia ella.
—¿Quieres jugar conmigo?—su rostro estaba a centímetros del suyo. Margarita se sonrojó de sobremanera y dio dos pasos atrás. Dudó un momento al contestar, ¿Estaba bien jugar con alguien tan poderoso? Recordó las palabras amenazantes de Bills, pero al ver el rostro de Zeno no tenía la fuerza para negarse.
Suspiro y respondió —Claro.
Aquello fue la primera vez que Zeno-sama y Margarita estaban juntos, ambos jugaron por todo el castillo, rieron al compás de las estrellas e incluso se contaron anécdotas. Margarita olvidó que iba en un viaje a Korea y decidió pensar en aquel momento como un sueño, un dulce sueño del cual no quería despertar, ni ella, ni Zeno.
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Eres un sueño.
Fin. Parte 7.
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La Humana que Olía a Otoño. ● [DRAGON BALL SUPER]
Fanfiction•✿•~•✿•~•✿•~•✿•~•✿•~•✿• Cuando Zeno-sama descubre la calidez que rodea a Margarita, decide investigar a qué huele el Otoño. •✿•~•✿•~•✿•~•✿•~•✿•~•✿• Start Date: 17/04/22 Finish Date: