𝐔𝐍𝐀 𝐂𝐇𝐀𝐍𝐂𝐄 [sengen au]

[ O7 ]

¡ 𝖋𝖆𝖑𝖑𝖆 𝖉𝖊 𝖒𝖔𝖙𝖔𝖗 !

— Muy bien, caballeros, este es el salto 31, a dos semanas de la graduación. El trofeo de Top Gun aún no tiene dueño, así que cada punto cuenta —les informa el comandante Snyder.

Cada piloto se prepara y comienzan a volar. Iceman y Stone van juntos está vez y, aunque parecen estar dispuestos a trabajar juntos, se miran con orgullo al llegar al cielo.

— Es hora de pelear —le dice Taiju desde atrás. Él sonríe ante la situación.

— ¿Estás listo, Stone? —le cuestiona Iceman desde la radio.

— Un paseo en el parque, Tsukasa —suelta presumido—. Esto será emocionante.

— Ya hice contacto —les informa Hyoga—. Múltiples enemigos, 165. A dos millas, parece que se alejan.

— Ya vi a nuestras presas. A las dos en punto —le dice Stone a su compañero—. Allá voy.

— Yo también —responde Iceman.

Ambos aviones quiebran a la derecha y se acercan directo a los jets. Ninguno duda en seguirlos cuando estos huyen.

— Déjame pasar, "compañero" —murmura Ishigami, frustrado porque el otro piloto vuela delante de él.

— Muy cerca para misiles, cambiaré a artillería —exclama el otro, cosa que molesta aún más a Stone.

— Ice, dispara o te quitas —suelta, pero no hay respuesta. Ambos vuelan muy cerca del avión enemigo—. Podría disparar aquí mismo.

— Stone, cálmate —le dice Hyoga.

— Dame veinte segundos y lo atrapo —suelta el otro piloto.

— Yo estoy listo para disparar.

— Stone se impacienta —le dice Hyoga al piloto—. Diez segundos más y lo tenemos.

— Ice, sal por la derecha. ¡Ahí voy!

— Demonios, dos nos siguen por atrás —exclama el copiloto del otro F-14. Tsukasa no pierde tiempo y vuela para perderlos.

— ¡Estamos justo detrás de él! —suelta Taiju alegre.

A ambos se les va la sonrisa cuando escuchan el pitido de alerta. El control que el piloto usa deja de obedecerle.

— Mierda —exclama Stone. No puede controlar la nave.

— ¡Se paró el motor, Senku! ¡El número uno ya no funciona! —le informa desde atrás, aún con todo el temblor del F-14 —. ¡El número dos tampoco!

— Estoy perdiendo el control. No puedo, ¡no puedo controlarlo! —exclama desesperado. La nave comienza a girar sobre sí misma.

— ¡Está desacoplándose! ¡Está fuera de control! —suelta Taiju.