XII

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De vuelta en el sitio 19, específicamente en el comedor, un caótico Omega recibió un mensaje, haciendo que gritara emocionado.

—¡No puede ser, no puede ser!

—¿Ahora que te pasa?

—Acaban de avisarme que Kondraki y Gerald están saliendo.

—¿Gerald? ¿El gato negro con mala suerte? ¿Ese Gerald?

—¡Si!

—Imposible.

—¡Oh, al parecer si es posible, Icy! Y también parece que ya se acostaron ¡Gerald está lleno de marcas! – Está vez ambos rieron.

Desde que llegó al sitio 19, siempre que no estuviera ocupado con Clef, Bright no había dejado de molestar y pegarse a Iceberg. Aquello por supuesto que molestaba al recesivo, pero rápidamente se había resignado pues sabía lo insistente que se podía poner Bright.

Si bien era extraña esa actitud, nadie le cuestionaba nada tampoco, ni siquiera cuando se metía a la oficina de Gears a molestar y revisar lo que estaban haciendo. No podían prohibirle aquello, pues él también era el director del sitio 19.

Una semana antes de que tuviera que volver a su trabajo de siempre, mientras estaba de nuevo estorbando en la oficina, hizo la propuesta.

—Iceberg~

—¿Mmm?

—Sabes, un jefe de investigación se murió en el último incidente en el sitio 17.

—¿Ah si?

—Ahora el puesto está libre.

—Oh. – Por fin comenzó a ponerle algo de atención.

—Los O5 me pidieron escojer a alguien.

—Se claro, Bright.

—Jefe de investigación con acceso nivel tres, la oportunidad de usar cualquier SCP clase segura o Euclid sin autorización previa, oficina propia, todos los asistentes que quieras a tu disposición más un bonito lugar exclusivo de estacionamiento.

—¿De verdad?

—Si aceptas te estaré esperando en el helipuerto cuando vuelva al sitio 17. – Y sin más, el más bajito en la habitación se fue.

Había una sonrisa enorme en el rostro de Julian, la cual desapareció cuando pensó en nada más y nada menos que su Alfa. Siempre había deseado un ascenso, pero ahora que se lo ofrecían ¿De verdad podría irse y separarse de Charles?

—Aceptalo.

—¿Perdón?

—Acepta el puesto. Es lo que siempre has querido.

—Es verdad, pero...

—¿Pero?

—¿Estarás bien sin mi? – Gears se levantó y acercó a su Omega para poder besarlo.

—No lo creo, pero no puedo mantenerte atado por siempre a mi.

—Eso es lo más romántico y más tonto que me has dicho. – La situación se relajó un poco y Iceberg pudo pensar en que hacer. —Creo que tengo una idea.

—¿Sobre que?

—Para no dejarte solo. – Se levantó de su lugar y después de besar a Gears de nuevo, se fue.

Sin tocar entro a la oficina del doctor Djoric. Hizo un escándalo, pidió un favor y se fue.

Al siguiente día, el sonriente doctor se presentó frente al nuevo personal del sitio 19.

—¡Hola! Soy el Dr. Djoric ¡Bienvenidos al Sitio-19! Se supone que debo mostrarles los alrededores y dejarles sentir el lugar. La guía turística habitual, su nombre es Agatha, la conocerán pronto, actualmente está lidiando con un embarazo o algo así. ¡Así que aquí estoy en su lugar! ¡Vamos a divertirnos mucho! Pero antes, unas palabras de un doctor que pronto nos dejará.

—¡No hables de mi como si estuviera muerto! – Reclamó Iceberg mientras se ponía frente a la multitud. —En fin. Soy el doctor Iceberg, actualmente trabajo como el asistente personal del doctor Gears. – Hubo murmullos, pues habían escuchado rumores sobre el dichoso doctor, aunque no estaban muy actualizados. —Pero tuve la suerte de recibir un ascenso. En una semana tomaré el puesto y el trabajo que tengo actualmente quedará libre.

Todos entendieron que quería decir. Había emoción, pues no siempre se podía tener la oportunidad... No, no una oportunidad, el privilegio de trabajar con un doctor tan importante como lo era Gears.

—Este trabajo no es fácil, como ya imaginarán. – Dio un paso más al frente, está vez viéndose más que serio. —No espero más que perfección en el trabajo que les será asignado. No solo tendrán que ser su asistente, serán su guardaespaldas, arma, escudo o lo que sea que necesite.

Esas exigencias asustaron al menos a la mitad. Dio otro paso al frente, está vez siendo más dramático y quizá espantaría a todos ahí, pero era necesario.

—¡Esta! – Señaló a todo el sitio 19. —¡Es una fortaleza, un castillo y una prisión, todo al mismo tiempo! ¡Y no cualquier castillo, es el más grande y seguro de todos, dónde el peligro aguarda en cada esquina y cada día es una oportunidad nueva de morir! ¡En este lugar abandonado por Dios, Charles Gears es el monarca, el rey, y la única deidad conocida! ¡Si tienen que ocupar su lugar y dejar que un anciano salido del mismo infierno devore su rostro, lo haran sin dudarlo dos veces!

Ya nadie se veía convencido. Iceberg por fin se calmó, dejando el drama de lado.

—Si alguien está dispuesto a tomar ésta carga, puede dar un paso al frente.

Nadie se movió por un largo rato, hasta que un agente se abrió paso y quedó justo frente a la multitud. No dijo nada, solo se mantuvo en silencio viendo a Julian directo a los ojos, resistiendo el temblar por su actitud tan aterradora.

—Tu nombre.

—Agente Lament, señor. – Iceberg lo vio de arriba a abajo antes de girarse al doctor Djoric. —Envialo a la oficina cuando acabe el recorrido.

Iceber se retiró y ahora Lament podía sentir las miradas de todos encima de él. Sabía que algunos dirían que estaba loco, y otros que era muy valiente, pero ya daba igual.

—Vaya chico, si que eres un caso. – Después de eso, el recorrido comenzó y Lament agradeció que dejarán de prestarle atención.

Eso, y que conoció dos bellezas.

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