X

101 5 32
                                    

Gears se quedó muy quieto viendo como esos dos peleaban, pues no quería terminar involucrado en el desastre que hacían. Pararon casi media hora después, y solo porque Kondraki se distrajo lo suficiente para darle la victoria a Clef.

—¿Acabaron de jugar?

—No estábamos jugando.

—Era una disputa física.

—Como sea. – Gears decidió irse en cuanto notó que todo estaba más calmado, pero sin que lo quisiera, Clef y Kondraki lo comenzaron a seguir. —¿Por qué me siguen?

—Tenemos curiosidad.

—No nos creemos que Iceberg de verdad sea tan...

—Pervertido.

—Julian no es pervertido. – Los otros Alfas se quedaron en silencio, viéndolo seriamente. —No en un mal sentido.

—Pero supongo yo que no puedes seguirle el ritmo.

—¿Que te hace creer eso?

—Lo preocupado que te ves... Y que ni siquiera Clef puede soportar sesiones intensas diarias.

—¡Hey!

—¡Es la verdad! Bright te terminó rompiendo el fémur.

—Eso es diferente.

—Suena imposible una fractura así.

—¡Pues lo es! Le pediré a Mann que traiga las radiografías.

—¡No te atrevas! ¡Y deja de burlarte de mi desgracia!

—Y la mía.

—¿¡Pues que otra cosa me queda!? Al menos ustedes cogen.

—¿Oh? Creí que ya tenías a un lindo Omega tras de ti.

—No lo tengo.

—¿Entonces con quién te has estado distrayendo todos estos días. – Hubo silencio.

—... Con nadie.

—Las cámaras de seguridad podrían revelar la respuesta.

—Esperaba esa traición de Clef¿Pero tú Gears?

—No es traición.

—Si lo es.

—... Bien, lo es.

—... Te voy a romper el cuello.

—Primero trata de alcanzarlo... Enano. – Un "Uhhhh" se escuchó alrededor.

Gears había hecho algo que solo Clef se había atrevido a hacer hasta ese día; burlarse de la estatura de Kondraki. Aunque no fuera algo que lo molestará en el día a día, era notorio que Benjamin era de los Alfas más bajos de la fundación, y a eso se le tenía que sumar que su 1.85 no era para nada rival con el 1.95 de Gears.

—¡Pelea, pelea, pelea, pelea,! – Comenzó a gritar Clef, logrando que los demás se le unieran.

Kondraki estaba más que dispuesto a pelear con la jirafa apática, pero obviamente no se lo dejarían tan fácil.

—¡Nadie va a pelear con nadie! – Gritó Iceberg metiéndose al medio del círculo que se había formado. —¿¡Por qué siempre andan sonsacando a mí Charles!?

—No siempre.

—Ayer no hicimos nada. – Clef solo se ganó una mirada molesta, antes de que Julian sonriera burlón.

—¿Debería llamar a Bright para que controle la situación? – Solo así la sonrisa tipo Cheshire de Alto desapareció.

—Bien, entendí.

Quienes estaban alrededor, e incluso los mismos Alfas dominantes tenían un solo pensamiento al ver qué la situación había sido calmada tan rápido por un Omega presente y la simple mención de otro.

"Los omegas son aterradores."

Benjamin solo suspiró y desvío su mirada de forma discreta a la multitud que seguía en las cercanías. Quizá debería aprovechar que él no era aterrador.

Aunque no pensó mucho en eso, pues Iceberg mandó a todos a la mierda, excepto a Gears, a la par que les exigía volver al trabajo. El helado Omega se retiró, llevando del brazo a su pareja que parecía saber que venía y cuánto sufriría con el placer.

Pasaron los días y una semana después, Kondraki se preparaba para volver al sitio 17 junto con un gran grupo de trabajadores.

—¿No crees que deberías tomar un descanso más largo, Konny?

—Ya deja de tenerle miedo al sexo con tu Omega, además solo serán unos días hasta que tengas que seguir con tu agenda.

—No le tengo miedo al sexo con Jacky... Solo no quiero otro hueso roto.

—Entonces aprende a satisfacerlo y dejarlo cansado. – Las hélices de los helicópteros que los llevarían al sitio 17 se encendieron, dando la señal de que debía irse. —Trata de no morir aún. – Se burló y se fue por fin.

Horas después, una nueva flota de helicópteros llegó, está vez trayendo a aquellos que se habían quedado a arreglar el sitio 17, entre ellos venía nada más y nada menos que Bright.

—Sorpresa perras, a qué no creyeron volver a verme.  – Saludó el.omega apenas puso un pie fuera del transporte.

—Jacky. – Saludó de forma nerviosa Clef.

—¿Me extrañaste? – Bright no tardó en acercarse y pegarse a su Alfa.

—Sabes que siempre extrañaré ese perfecto trasero tuyo.

—Bueno, podrás gozarlo los siguientes días. – Clef iba a responder algo que le permitiera seguir caminando, pero alguien más se metió.

—Bright, ocupo de tu tiempo. – Interrumpió Gears, el cual casi se lleva arrastrando al Omega.

Clef suspiró al ver qué sobreviviría, hasta que notó que se iban a quedar a solas. Corrió para alcanzarlos, pero en vez de encontrar a los ex prometidos, se encontró a Iceberg.

—¿¡Dónde están!? – Gritaron al mismo tiempo, dándose cuenta que buscaban lo mismo.

Pensaron tan rápido como su única neurona compartida se los permitía, y llegaron a la conclusión de que estarían en la oficina del Alfa. Cuando llegaron frente a la puerta, solo escucharon la risa tan extraña de Bright.

—¿¡De verdad está celoso!? ¡Y te está dejando seco!

—No diría que seco...

—Es verdad, tú lo dejas seco.

—Eso no...

—Gears, si alguien puede decir hasta donde llegan tus capacidades, soy yo. Deberías hacerlo, dale la revolcada de su vida para que su inseguridades desaparezca. Es más, te ayudaré. – Ante la mención de eso último, ahora el aterrado fue Iceberg, que salió corriendo para evitar ser parte de los experimentos de Bright.

Clef no pudo evitar reír, revelando que estaba ahí. Cuando e dio cuenta de su error ya era tarde, pues Jack ya había abierto la puerta y lo veía fijamente, listo para devorarlo.

"—Dios, nunca te he pedido nada, pero déjame vivir un día más"

Seis Horas De Sexo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora