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El contra ataque de Jack me hizo perder el equilibrio y salir disparada hacia la borda, me golpié fuertemente la espalda que no pude pararme en el momento, sin mencionar el insoportable calor matutino que me estaba cociendo cuál langosta.

Solté un quejido por el dolor mientras que Jack insistía en que me levantara y continuara.

-Vamos Emily, levántate- me exigió mientras bajaba la espada.

De mala gana, puse mis manos en el suelo y gatié hacia mi espada para luego levantarme con mi mano apoyada en mi espalda.

Traté de contener el dolor y me agité para quitar las gotas de sudor de mi frente.

-Perdone la pregunta capitán, pero sería usted tan amable de explicarme la verdadera razón por la que necesito este molesto entrenamiento- me quejé.

Jack me miró con sarcasmo y puso los ojos en blanco ante lo que había dicho.

-Un soprano debe tener el dominio total de la espada, si quieres el puesto, debes ser capaz mantenerte de pie por más de solo 3 minutos- dijo con tono divertido y levantó la espada.

Solté un suspiro agotado, puse mi pie derecho delante del izquierdo, en una guardia cerrada, abrí bien mis ojos y levanté mi espada a la altura de la de Jack

No pasó ni 10 segundos para que Jack intentara atacarme con su espada, los miedos me vencieron en ese momento y no pude responder a su ataque por lo que ,con gran agilidad, pude esquivarlo llevando mi cuerpo hacia atrás, doblando mi espalda.

Jack me atacó por segunda vez pero esta vez puse mis espada al frente de mí y chocó con la de Jack, el me miró sorprendido y yo lo miré atrevida.

Me impulsé hacia atrás, haciendo distancia entre los dos, nos apuntamos con las espadas y nos mirábamos amenazantes, sin apartar la mirada, Jack y yo girábamos en un círculo con las espadas en el centro formando una cruz, Gibs y Raguetti quienes estaban apoyados en el mástil, me gritaban palabras de estímulo, no lo demostraba pero estaba muy asustada.

Por fin páramos de girar y Jack lanzó el primer ataque, tan rápido como un reflejo, lo bloqueo, giré para atacarlo por el otro lado pero Jack se alcanzó a quitar antes por lo que el impulso de mi ataque no pudo detenerse y me llevó al suelo, cayendo sobre mi brazo.

En el suelo solté un pequeño quejido de decepción, había sido la tercera vez que practicábamos y como siempre volvía a fallar.

Jack me miró riéndose y guardó la espada.

-Algún día será Emily, sé qué si- dijo Jack ofreciéndome su mano para poder pararme.

La acepté y me levanté, guardé mi espada y me fuí a descansar un rato.

Noté que Jack y Gibs se fueron al camarote y cerraron la puerta.

-¿De qué crees qué estén hablando?- le pregunté a Raguetti quién bebía a mi lado.

-No lo sé- sé volvió a la botella.

Yo continúe mirándolos extrañada ya que existía la extraña coincidencia de que cada vez que Jack entrenaba conmigo o había hablado conmigo, ellos se iban a hablar, no estoy segura pero tenía el presentimiento de que hablaban de mí.

*Narrador omnisciente*

Al llegar al camarote, Jack actuaba bastante relajado, conociendo el motivo de su conversación, deseaba no darle mucha importancia, por otro lado, Gibs estaba inquieto.

-¿Ya lo pensaste?- le preguntó a Jack.

Jack miró el suelo nervioso, pensando en su respuesta.

-Si, lo hice y tomé una decisión- dijo con falsa seguridad.

Piratas del Caribe (Maldiciones de Sangre).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora