Capítulo 2

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El viaje de camino a casa de su madre era algo largo, la carretera era de dos carriles en ambos sentidos, las curvas, las subidas y bajadas en pequeños relieves del suelo hacían recordar a Sharon su primera vez saliendo solo de aquella ciudad, mirar por la ventana y escuchar música era lo único que lo ataba a la tierra en aquel momento, no obstante su mente estaba divagando en mil y una cosas, tal vez el sentimiento de nostalgia o la ansiedad que le provocaba el hacer un viaje en camión, en la misma compañía de buses y estaba casi seguro que abordando el mismo bus de hace algunos años directo a su ciudad natal.

Sharon se mudó de casa de Laura apenas obtuvo suficiente dinero como para rentar un lugar donde quedarse, había conseguido trabajo antes de mudarse para estar seguro de que el lugar donde obtendría el sustento era idoneo para no tener problemas durante los siguientes tres meses.

De alguna manera se las ingenió para vivir y seguir adelante, su trabajo fue como un golpe de suerte, sus compañeros en la tienda donde trabajaba se convirtieron en sus amigos, además él tenía la oportunidad de estudiar en línea.
Apenas tenía 19 años, era un hombre bastante responsable a comparación de los tantos que prefieren vivir la vida de otra manera, él no tenía problema con eso, pero tenía prioridades. Obtener una casa, un negocio que le proporcionara dinero para comodidades y recursos básicos, por último y no menos importante tener una familia, una esposa bella de corazón amoroso, que fuera cursi y bondadosa, inteligente y astuta, y que sobre todas las cosas fuera buena persona.
Sharon tenía en mente formar una familia mediana o si era posible, bastante grande, con hijos propios o adoptados, para él sería un sueño hecho realidad, quizá pedía mucho, él lo sabía, pero no le importaba. Sharon no se cansaba de pensar en las posibilidades que le deparaba el futuro.

Una sonrisa enorme se plantaba en su rostro, tan sólo imaginar lo que sucederá en su vida él como protagonista y todo siendo elegido por él, no sería fácil, tenía en claro lo duro que alcanzar todos sus objetivos, pero rendirse no estaba en sus planes. Al menos no daría por muerto su pequeño avance, ya estaba en la línea de partida, sólo le faltaban muchos escalones para conquistar su sueño y hacerlo realidad.

Las llantas pasaban por baches y topes, lo que hizo a Sharon regresar su mente a la realidad, durante todo el viaje, escuchaba música, más específicamente a Saurom, un grupo musical que extasiaba a sus oídos. A él le gustaba un poco de todos los géneros. Pero ahora prefería escuchar a su grupo favorito actual, sus canciones eran mágicas y únicas. Él deseaba distraerse, no quería pensar en el motivo del porqué su hermana lo llamó, tal vez Laura tenía pareja o Claudia estaba embarazada. Y por alguna razón ellas decidieron incluirlo en el asunto, no hace mucho él tuvo la loca idea de que si algo así ocurría no le dirían y se terminaría enterando de alguna forma, hipotéticamente, ya que su mamá estuviera devastada por una separación o cuando la hipotética hija de Claudia tuviera quince años y se interesara por su familia cercana y terminara tocando la puerta de su casa. O algún pariente adicto a las drogas y en la cárcel.

Sólo faltaba hora y media para llegar a su destino y Sharon quería regresar a su casa, sus piernas le temblaban y cuando pensaba en su mamá y hermana le daban escalofríos. Esa sensación ya la conocía muy bien, demasiado bien, como para que en tan sólo unos meses lo olvidara y lo sintiera lejano.

En sus recuerdos estaba cada vez que él llegaba de la escuela, lo sentía, no quería llegar a su casa, "sólo era un adolescente con problemas de afecto familiar", con ese pensamiento se armaba de valor y se obligaba a entrar a casa. Creía que sólo era una etapa, los adolescentes suelen exagerar todo, "soy adolescente, soy un niño estúpido que llora por todo, cuando sea más grande esto será verdaderamente gracioso, me diré a mi mismo que patéticos pensamientos estoy teniendo ahora mismo, ya, tranquilo, todo pasará, todo pasará y se resolverá, saldrá bien", helo ahí... diecinueve años y aún temblando por lo que habrá detrás de esa puerta, qué harán ellas y lo que tendrá que hacer él para tranquilizarse y no sentir que escapar de ahí no fue en vano; regresa sólo para ver sí ya lo necesitan en sus vidas, tal vez y fueron a un encierro cristiano y les aconsejaron tener una cercanía más cariñosa con el menor de la familia y único varón. En algún punto del viaje, por la mente de Sharon se cruzó la posibilidad de que ellas lo necesitaran para escapar del país por matones o que tuviera que golpear a otro hombre que les causará problemas, él rezaba para que la última opción no fuera, prefería irse del país con su mamá y hermana que meterse en una pelea, no es que fuera débil, pero los trancazos no eran su fuerte. A lo mejor y si se propiciara una pelea de rap, tal vez sí le ganaría al sujeto ese que osaba molestar a su familia.

Un bebé grande en proceso Donde viven las historias. Descúbrelo ahora