Ya habían pasado cerca de nueve meses de lo sucedido con Laura, y como suele pasar, el mundo sigue avanzando y las personas también.
Sharon contó su vivencia en el trabajo, su jefa le ofreció más días de descanso y él declinó la oferta, creía que si se mantenía ocupado le dolería menos su pérdida.
— Sharon, necesito que acomodes estas prendas en la sección de ofertas, y que cambies los los ganchos con la ropa según su talla, por favor — dijo Mariana, quien estaba concentrada en el mostrador viendo unos papeles.
— Sí, ya voy — se apuró en ponerle gancho a las últimas prendas desordenadas, luego de eso fue por la ropa que señaló Mariana.
— Oye guapito, Sharon ¿qué vas a querer comer?— dijo Gabriel, pasando a un costado de él con una pila de cajas sobre sus brazos.
— No sé, lo que quieras, mejor pregúntale a July — Sharon estaba concentrado ordenando la ropa que había sobre la mesa.
— July, amorcito corazón, dime qué quieres comer — le preguntó Gabriel a July, la chica de cabello rizado y ojos oscuros, labios medianamente gruesos y una sonrisa que haría a cualquiera girar su cabeza cuando por la calle se le ve pasar.
July parecía una verdadera muñeca andante, no sólo su belleza era excepcional, también era astuta y muy inteligente. Su vida era lo suficientemente interesante como para hacer una saga de todas sus historias, una serie con 6 temporadas y si todavía la gente aclamaba saber más sobre ella, hasta un documental con participación de todos los involucrados.
— Lo que comeremos... será comida China, eso será, ya casi termino de barrer y trapear, luego de eso pediré la comida — habló rápidamente July.
Se escuchó cómo Mariana dejó caer su celular al suelo y todo se quedó en silencio.
— No hace falta pedir la comida, hoy cerraremos temprano, tengo un compromiso, se me olvidó mi aniversario, me matará si no me llevo nada, ya me voy, mejor cierren, o no sé, maldita sea, ¡demonios! — todos querían reírse por lo que le ocurría a Mariana, siempre era así, las fechas para ella eran imposibles de recordar, ni su cumpleaños se sabía, sólo las únicas festividades que al menos sentía llegar eran navidad, año nuevo y halloween. Fuera de eso, todos los días para ella pasaban como la corriente de un río que no deja de fluir.
— Nosotros nos encargamos, no te preocupes — dijo Sharon, le era muy difícil no decir eso sin dejar de reír.
— No se rían, no podré dormir calientita por culpa de mi idiotez, y además con este perro frío que hay — acercó sus manos a sus antebrazos y se abrazó a sí misma simulando que se cubría del frío — ahh quiero llorar — buscaba su cartera y por la desesperación no podía encontrarla a pesar de que estaba en la repisa donde siempre la dejaba.
— ¡Ya te encontré!, estúpida cartera, ¡Mi celular!, ¿Dónde está? — cuando Mariana se ponía así, todo era un revoltijo, aunque su celular estuviera frente a sus ojos, no lo vería.
— A ver, ya. Cálmate Mar, número uno, tu celular está en el suelo y número dos, ve a comprar un vino caro y una maceta con un cactus lindo, ya sabes que eso es lo que le gusta. Y si alcanzas vas y le compones un poema, ya luego la contentas con besos, ¿de acuerdo? — July era de esas personas que daban soluciones rápidas, y cuando la conocías bien, poco a poco te ibas enterando de que casi siempre tenía la suerte de que sus ideas eran muy efectivas.
Mariana asintió con la cabeza y agradeció a todos, salió corriendo de la tienda agitando su mano y con la otra mano agarraba fuertemente su celular. Ya estaba oscuro, al parecer ya no habrían clientes que quisieran comprar ropa a esas horas. Se apuraron con sus tareas y cerraron la tienda.
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Un bebé grande en proceso
Casuale- No me gustaría obligarte, por eso te propongo que lo intentes poco a poco, te gustará - dijo Patrick, con una tranquila voz y con una sonrisa amable. - Esto es absurdo, no me lo creo - Sharon estaba tan confundido - Será mejor que me digas que es...