Capítulo 10

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«¿Por qué tenía que pasar esto?, maldita suerte mía» Sharon estaba maldiciendo con el pensamiento. En su mente no sólo culpaba a la suerte, también a esa niña hija del primo de Alberic.

«Ojalá que que la parta un rayo y la abandonen » cómo culparlo por pensar así, aquella niña destrozó su plan por completo.

Cómo es que un desayuno se transformó en una pijamada con gente extraña, según Sharon, la pequeña tenía un severo problema mental, por alguna razón sentía que le guardaba rencor, quizá la causa de ello sea que había hecho algo grave que tentara con la felicidad de la niña. Sin querer hacerlo, robó toda la atención de sus tíos favoritos. Lo cual es un acto imperdonable para una joven mimada y consentida, y sobre todo para el integrante de la familia más joven por parte de Alberic.

Regresando a cuando apenas habían llegado al restaurante del primo de Alberic.  Entre un ambiente un poco apresurado y los incesantes pensamientos de Sharon por querer escapar de ahí lo antes posible, los hechos comenzaron con una pregunta para romper la tensión incomoda que sentía en su interior.

— ¿Patrick y si no le caigo bien al tío? — dijo bajito Sharon, abrazando el cuello del mayor, era necesario colocar los brazos en un lugar donde pensaba no estorbaban mucho, así evitaría la sensación de caerse y  reposar los brazos en los hombros de Patrick también era más cómodo para ambos.

Habían bajado del auto, Alberic se adelantó a llegar primero para decirle a su primo la buena noticia. Que ya tenían a su hijo consigo, que no fuera tan apresurado con las palabras y sin duda que aún no aprendía a decirles papás, así que no lo asustara con preguntas inecesarias.
Conociéndolo, Alberic sabía muy bien lo impertinente que lograba ser su primo cuando se encontraba ansioso o muy emocionado. El primo de Alberic convergía su contento con el matrimonio, sabía de sobra las ambiciones y quereres que Alberic y Patrick tenían con Sharon, puesto que se lo habían compartido a él y por su parte también fue participe de algunos planes fallidos por tratar de acercarse al menor en diversas ocasiones.

—No te preocupes, ellos te amarán, eres un niño precioso, imposible que no te    quieran — besó su mejilla y lo tomó con más fuerza para subir unas escaleras que lo llevarían a la entrada principal del lugar.

— Patrick, pero... ¿Me prometes que hoy iremos después de desayunar a despedirme de mis amigos?

— Porsupuesto que hoy iremos, no te prometo nada porque así será, luego de quedarnos un rato, iremos a tu ex-trabajo

— Bien, oye antes que nada, llévame al sanitario por favor  — susurró al oído de Patrick.

— ¿Quieres hacer del baño? — Sharon asintió y Patrick se dió la media vuelta en dirección al auto.

— Espera... ¿A dónde vamos?

— Te cambiaré en el auto, es espacioso, no te preocupes nadie te verá, yo me encargo de eso

— No quiero hacerme pipí en el pañal, llévame al baño — exigió Sharon.

— No te avergüences, yo te cambiaré el pañal, estás en confianza , estás conmigo, esperaré hasta que te ande del baño y ya luego nos iremos — lo miró a los ojos y luego dijo — ¿Prefieres que lo haga en el baño del restaurante ?

— No, mejor hazlo aquí — se resignó Sharon.

El menor tenía la vejiga en su límite, pero más podía la vergüenza que sus necesidades.

Entraron al auto y cerraron la puerta, el carro era bastante grande así que no había problema para acostar a Sharon y cambiarlo cómodamente en ese lugar.

— Espera, aún no sale — Sharon cubrió sus ojos con el antebrazo para no ver a Patrick. La vergüenza que sentía era enorme, pero el pensamiento de que pronto vería a sus amigos hacía que todo valiera la pena.
Era mejor portarse bien con ellos para que las cosas no se complicaran.

Un bebé grande en proceso Donde viven las historias. Descúbrelo ahora