Jean recogía su ropa en una mochila pequeña y en otro bolsillo unas barritas de vitaminas que servían para revitalizar lobos cansados. Después de haber hablado con el primogénito del rey vampiro de como debía llamar al fénix se había dirigido a su habitación después de pasar por la cocina a por las barras. Estaba tan sumido en aquello que no vio entrar a la joven rubia que lo había detenido de matar a la vieja asesina hace como media hora.
- ¿Aún es tarde para disculparme? - preguntó ella con voz suave. Al ver que su viejo amigo seguía enfurruñado con meter su jodido abrigo verde en el mismo bolsillo que las barritas nutritivas. se sentó a su lado. - ¿Para que necesitas un abrigo tan grande? - el miró afuera, notando el cielo nublado.
- nevará en unas horas y Zaim sigue molesto conmigo. - Zaim, su lobo era un tanto peculiar, no por su pelaje demasiado castaño o por sus ojos demasiado rojos, como los de un vampiro, sinó que cuando algo no le gustaba lo erradica de raíz y no le gustaban, ni Freyja, ni la anciana, ni el clan de los lirios blancos.
Y claro. Porqué convivir con lo que no te gusta cuando puedes destruirlo a tu antojo.
Odiaba en sobremanera no poder destruir lo que no le gustaba y Jean aún sabiendo eso le reprimido tando que sus huesos crujieron, su cabeza latía de forma cardíaca y si no había quedado inconsciente era gracias a que había cedido.
Zaim también era muy orgulloso, así que el castigo de Jean por obligarlo a ceder tan pronto, era negarle su calor.
Jean tomó su mochila y la colgó sobre su hombro con tranquilidad. Aunque a la manada entera le pesara, tenía que irse. No podía quedarse a ver a su hermana morir lentamente. No. El debía intentarlo, aún que posiblemente fuera una mentira demasiado bien orquestada de las cazadora con los vampiros debía ir a ver que su hermana tu borde salvación.
Salió de su habitación dejando a la joven rubia mirándolo sorprendida con sus ojos grises sobre su ancha espalda cubierta por esa camisa blanca algo ajustada.
Empezó a bajar las escaleras de la mansión del alfa con pasó decidido. Ni que su padre aparezca de imprevisto dejaría su misión, deseaba la pronta recuperación de la joven que se encuentra al borde de la muerte.
Siente los pasos de la rubia detrás de él, pero no sé detiene, el continúa su camino hasta la puerta donde se termina por encontrar con los padres de su mejor amigo, la bruja curandera de la manada y con las mejores amigas de Sara, quienes lloran desconsoladamente en brazos de la otra ante la idea de perderla.
- ¿Donde está la doctora? - dice el beta algo molesto al ver que todos están ahí menos la principal.
- ¡Aquí estoy! - contesta la doctora Victoria, quién le mira con respeto.
Después de haberlos enviado a casa le había pedido amablemente a la doctora cuidar de su hermana con la curandera. Ella había aceptado por qué estaba agradecida de la aceptación de la manada, sobre todo del beta, después de haber conocido su vergonzoso pasado junto con el de su marido. Se los agradecería siempre.
- ¿ya saben que hacer? - todos asienten.
- nosotras estaremos el tiempo que dure usted en el viaje, cuidando a la señorita Blake y no dejaremos pasar ni al viento a su habitación. - dice Victoria refiriéndose a la curandera, la madre del alfa y ella misma.
- nosotros vamos a ayudar a que no se nos muera el Alpha con tantas responsabilidades y deducciones. Al final, solo es un niño. - habla el padre del alfa, refiriéndose a sus demás hijos y el.
- y los guardias se triplicarán al rededor de la manada por orden tuya a nombre del Alpha. No te preocupes, también me aseguré de que todo lo que el valla a comer o beber sea probado por otros antes que él lo haga.
- gracias. - estaba tan agradecido que hizo una pequeña reverencia y suspiró aliviado. Algunos -Victoria, la bruja y la madre del alfa-. Se apenaron en sobre manera.
Un beta de ese nivel no debería reverenciarse si no es frente a su alpha o a su mate.
- no se preocupe Beta, nosotros nos encargaremos de esto. Usted encuentre a ese pajarraco y traigaselo de las plumas para acá. Nosotros esperaremos ansiosos. - contesta la doctora hablando tan rápido que apenas y fue entendida por los que no tenían tan buen oído.
- no le recomiendo tocar sus plumas. Son celosos hasta con eso. - murmura la bruja lo suficientemente alto para que el joven beta escuche.
- lo tendré en cuenta, Madame. - dice con voz realmente agradecida para luego pasarse entre ellos con tranquilidad.
...
Zeynepn no sabía cómo, pero la llamada estaba el alta voz. Su piel se erizó al escuchar una voz masculina tras la línea y estuvo a punto de gritar, llorar y patalear para que no delatara su habitación.
- hola, ¿Me recuerda? Soy la mujer que le habló sobre Zeynepn. - la línea se colgó pero unos segundos después el teléfono sonó.
Arion rodó los ojos. ¿Era tan difícil solo pasarle el estúpido teléfono a la señora?
- ¿Hola? Por la diosa, señorita Arion. ¿Que me cuenta? ¿Ha confirmado que la chica que tiene es mi sobrina? - ¿diosa luna? ¿Sobrina? la mujer hablaba rápido y parecía estar corriendo en la llamada.
De pronto su inútil cerebro conectó un par de cables. ¿Y si era su tía?
- Señora Golden, la chica que tengo aquí tiene todas las características que me describió. - ¿Goldin? ¿Señora? ¿Acaso su tía no era soltera? - pero - ella continuó con ojos fijos en la pelirroja. - usted me dijo que Zule no bebía. Que le tenía trauma al alcohol.
- si. Así es. - contestó ansiosa en la otra línea. - deme su dirección. Iré a ver a mi cuñada y si se ha entregado al alcoholismo me llevaré a mi sobrina. Por favor, solo... - la mujer fue interrumpida por el fuerte llamado de la joven en la silla.
- ¡Tía Violet! - Zeynepn no tuvo reparos en modular su voz, valiéndole si molestaba los oídos de la mujer en la sala. - mi madre no bebe. Está en peligro tía. Ven por mí. - Arion rodó los ojos.
- ¿esa es la voz de Zeynepn?
- si...
- Pásamela por favor. - pidió suplicante al parecer sin darse cuenta que el tono de la chica también lo era.
Arion colgó.
...
Detrás de la línea Violet estaba en nervios. Sudaba al no escuchar más que la línea cortada producto de que la hubieran colgado.
- ¿señorita Arion? - llamó esperanzada ante la idea de que aún estuviera detrás. - ¿Señorita...?
- te colgó otra vez ¿Verdad? - preguntó su jefa a su lado. La castaña asintió con lágrimas acumulándose en sus inusuales ojos morados. - venga. El beta ya se fue y estamos cuidando a Sara. ¿Que tal si no acompañas Val? - la aludida niega como si tuviera el cuello roto.
- no ¿Que tal y me vuelve a llamar? Quizás perdió la señal. - ella tiró un poco de sus cabellos. Extrañaba tanto a su sobrina que haría lo que fuera por ella.
- ¿y qué tal si está jugando contigo, querida? ¿Y si lo que quiere es dinero fácil?
- pagaría lo que fuera por la princesita de mi hermano. - contestó colgando al fin el teléfono.
- y si ella está mejor de lo que crees
- Zeynepn nunca va a estar mejor de lo que yo creo. - ella se secó una lágrima que descendía por su mejilla. - ¡vamos! - continuó. - perseo es un abusador. Zule, Bueno no es que se dé a respetar mucho que digamos. - ella sonrió con pesar recordando las propias palabra que le había dicho su propia cuñada. - después de todo es capaz de recibir cualquier tipo de golpe a cambio recibir un poco de amor al final del día.
De pronto el terror creció dentro de ella. Miró a su jefa con temor y confesó su peor miedo.
- ¿que me asegura que mi sobrina no ha crecido igual?
...

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La Manada Élite.
LobisomemEsta es la primera parte de la saga (Traición con razón) -y así, la princesa buena...- hace una pausa. -muere sin poder evitarlo, la bruja mala gana, el príncipe muere devastado, el reino queda echo trizas y la mala se siente sola al darse cuenta q...