parte 15:

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Arion se hartaba de ver cómo Zeynep se frotaba el cuerpo dentro del lago. Parecía que jamás había visto un gran cuerpo de agua en su vida.

Después de que se cayera por no saber seguirle el paso, Arion la había cargado a un lago que hace tiempo se presumía que era mágico, lo presumían los que antes vivían aquí. A los que traicionó.

Ahora parecía que no saldría del lago jamás.

–¿Que jamás has visto agua?- le preguntó poniendose la ropa, ya que también había aprovechado en darse un rico baño mañanero.

–no.- respondió simple, mostrando una sonrisa radiante. –mi madre viajó una vez a una playa de İstanbul, pero solo fue ella. Me dejó con él...

Se quedó trabada mirando sus palmas con agua. Arion se sintió un poco culpable, pero jamás lo diría en voz alta.

–¿Porqué me mentiste?- preguntó y Zeynep levantó la cabeza mirándola muy triste. –viniste, te ayudamos, te alimentamos y te dimos donde dormir ¿No cres que merecíamos al menos saber la verdad? Podríamos haberte ayudado. -

–nadie puede ayudarme ahora. - Zeynep descubrió una marca de un circulo con una equis en el centro en su hombro mostrándola la mayor. –ellos me marcaron y ahora solo me queda buscar a mi tía, a mi mamá, conocer a mi abuela y vivir lo poco que me queda de vida en felicidad absoluta con ellas.- la pelirroja observó su reflejo en el agua. Demacrada, cansada y con apariencia de más edad de la que tenía. Ojos cansados, sin brillo, ni fuerza para soportar lágrimas de impotencia. –solo quiero sonreír sin llorar después.- los arbustos detrás de ellas se agitaron con violencia y Zeynep se tensó. Aún faltaba tiempo. Mucho tiempo.

Arion se deslizó por la orilla del agua, en el pasto picoso. Aquello que movía las hojas se detuvo y se escuchó un gran grito.

...

Jean caminó aún más, mientras marcaba los árboles de su camino con la garra de su dedo anular, mientras, escuchaba a Zain refunfuñando sobre lo molesto que estaba por salir de su territorio y de como le encantaría torturar a la vieja enana Y muchas cosas más lindas.

–¡Por favor! Si existe y está ahí, ayúdeme, le daré mi alma si eso quiere.- intentó negociar inútilmente.

Buscaba por todas partes con el celular en sus manos. Si no encontraba al fénix, castrar al príncipe sería lo primero y después quemaría a todos los Lirios hasta los cimientos.

Lo juraba por su alma.

Giró para ver sus marcas y ubicarse. Quedó perdido. No había nada, ni un rasguño en los troncos marrones de los árboles. Como si estos se hubieran auto sanado, como si fueran mágicos, como si se burlaran de él.

Rasgó una vez más y los observó curar sus marcas con lentitud, como si se burlaran de su patético intento de no perderse. miró a su alrededor e intentó no entrar en crisis.

Quedó entre un montón de altísimos arbustos donde no se veía un carajo, donde parecía que el bosque había cambiado sus locaciones como si fuera un cubo de Rubik. La impotencia, el dolor y el odio se  compaginaron en su interior y la soltó. Pegó un grito que posiblemente se escucharía en china y pateó un zorro que por ahí corría.

Pobre zorrito.

Escuchó el chapoteo del agua y se detuvo de su rabieta. Eso que chapoteó pudo ser algún pez.

Uno muy grande.

O una persona que se asustó por su grito de psicópata maníaco suicida. Bueno fuera cual fuera la respuesta le interesaba, quizá podría conocer al fin al tan aclamado pez leviathan del que hablaban los mayores de su manada cuando apenas era un cachorro.

Cuando aún vivía gente allí, antes de la catástrofe sucedida hace 20 años por esos lares. Antes de que la maldición callera sobre ellos.

De los arbustos saltó un cuerpo cubierto de un material verdoso, que el esquivó rápidamente y se puso en guardia sorprendiendose al ver una mujer tan palída como un cadáver, alta, de ojos muy azules y cabello muy negro y muy largo trenzado en una larga trenza plana que parecía un látigo estético.

Uno que le marcaría el trasero si no esquivaba su golpe rápido.

...

La rubia se mantenía en la cama de su novia en posición fetal mientras se repetía una y otra vez que para algo existía el aborto.

Se había duchado y vestido con una de las batas de dormir favoritas de su novia. Se había perfumado con el perfume de su novia, se había cubierto con la sábana de su no novia.

Estaba asustada.

¿Y si Arion se enteraba de lo que está pasando? ¿La perdonaría? ¿La abandonaría a su suerte?

Escuchó la puerta de la casa abrirse y tan pronto la oyó, percibido el aroma a muerte y maldijo en voz alta y se envolvió más profundo en las sábanas.

—oh Gelda...- escuchó como susurraba su nombre cantarín. No tenía humor para insultarlo por lo que aspiró fuertemente el suave aroma de las sábanas rojas y cerró los ojos. —ho vamos mi queridísima esposa...- Gelda apretó los dientes y como un mantra, repitió en su cabeza, que no era esposa de nadie y en todo caso de serlo sería esposa de Arion. —contesta... No te voy a comer... Otra vez.- Gelda apretó los ojos. Un Sollozo salió tenue de sus labios.

La había traicionado por última vez...

La sábana se levantó de sopetón asustandola y dejando ver los ojos rojos, piel pálida, labios finos, cabello castaño... Un Adonis de cuerpo perfecto... El sonrió dejando ver sus colmillos afilados.

—es hora de reclamar tu lugar...- ella se sentó de sopetón y se intentó arrastrar en dirección contraria a él.

La tomó de la pierna, la jaló a su dirección Face to face, sonrió.

—...Mi reina...

...

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⏰ Última actualización: Apr 12 ⏰

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