Miztli contemplaba pensativa la montaña desde la venta de su habitación, los sucesos de la semana pasada aún presentes en su mente. Aún no podía creer que había pasado una noche en presencia del Gran Sabio, en momentos sentía que todo eso lo había soñado, pero por eso estaba esa noche aquí, tenía que comprobar que no estaba loca.
- ¿Sigues despierta? - la voz de Guil la regreso a su realidad.
-Si, estoy disfrutando del aire fresco antes de ir a dormir - respondió ella cerrando la ventana y sonriéndole a su anfitrión. Había decidido pasar la noche en casa de Guil, siendo que él vivía en el pueblo cercano a la montaña, haría el viaje al templo más ameno y le ahorraría tiempo; si realmente había visto a Sun Wukong, tenía una cita con él para ver el maratón de la serie animada, así que entre más temprano llegará ella al templo más tiempo tendrían para ver la serie.
- ¿Enserio tienes que ir de nuevo a ese templo? - Guil se sentó en la cama mirándole preocupado.
-Quiero dejar una ofrenda para el Rey Mono por haberme quedado en su templo - Mao se sentó a su lado y le tomo las manos intentando calmarlo - ademas de llevarle a los monos que me dejaron compartir su casa por una noche sin querer sacarme los ojos-
-Pero subir hasta ahí tu sola ¿no te da miedo? - Mao le sonrió - la montaña fue amable con nosotros, y mientras la respetemos no debe de haber nada que temer-
-Tu y tus ideas - respondió Guil soltando un suspiro - me voy a llenar de canas de la preocupación - Mao no pudo evitar soltar la carcajada.
-Si te llenas de cañas es por tu decisión - en respuesta Guil infló los cachetes y desvió la mirada - apreció que te preocupes por mi, pero estaré bien, subiré a dejar mi ofrenda y a pasar un rato en la naturaleza, como siempre hago - le tomo el rostro dulcemente, haciéndolo mirarla a la cara - voy a estar bien ¿acaso no confías en mi? - dijo sonando un poco ofendida.
El chico la miro con pánico -claro que confió en ti - dijo rápidamente - solo no quiero que te pase nada -
-Ay, si me quieres - Mao tomó fuertemente a Guil entre sus brazos, mientras lo despeinaba un poco - y pensar que hace unos años no querías ni verme -
- Eres como una hermana para mi, claro que te quiero - su respuesta se oía amortiguada por tener su cabeza enterada en el pecho de Mao; él forcejeo un poco con ella hasta que logró zafarse de su agarre - ya mejor vete a dormir -protestó parándose rápidamente de la cama temiendo ser atrapado en otro abrazo. Mao siguió riendo, viendo como Guil salía corriendo de la habitación y cerraba la puerta tras él.
-Mañana será toda una aventura - dijo en un suspiro apagando las luces.
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A la mañana siguiente, Miztli se paró temprano para preparar todo, Guil se despertó a ayudarle. Llevaría una mochila repleta de frutas, unas cuantas botellas de agua para el camino y unas botanas. Estas últimas generaron curiosidad por parte de Guil - ¿desde cuándo los monos comen frituras de durazno? - dijo leyendo los ingredientes descritos en la bolsa. -Son para mi, estoy probando nuevos sabores y pues estaré sola en la montaña un rato - Mao tomo la bolsa de sus manos para meterla en la mochila, esperaba que esa respuesta fuera suficiente para su hermano.
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El templo en la montaña [EN PAUSA]
FanfictionMiztli tenía una vida normal, trabaja en el negocio familiar de su mejor amigo, tiene un trabajo como fotógrafa profesional de vez en cuando y sus escapadas a la montaña cercana a la ciudad cada fin de mes. Pero durante una de sus acampadas mensuale...