Desacuerdos de amistades

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GUIL

Esto estaba fuera de su zona de comfort, había actuado impulsivamente antes de ponerse a pensar en lo que implicaba seguir a su mejor amiga a las entrañas de una montaña.

Montaña con fama de estar plagada por demonios y animales salvajes pasado un cierto punto.

Pero ya era demasiado tarde, había estado caminando ya por un par de horas como para darse por vencido ahora. El mismo peligro lo acechaba si regresaba solo por donde había venido.

Además de que estaría más seguro en la compañía de Miztli.

Los nervios lo empezaron a traicionar, reaccionaba al mínimo ruido que escuchaba a su alrededor, podía sentir que su corazón se salía de su pecho de lo fuerte que estaba latiendo.

"Si me mantengo en el camino nada vendrá a hacerme daño" dijo en voz alta en un intento de convencerse de este hecho.

El sonido de un arbusto moviéndose a su derecha lo hizo dar un salto, su pie izquierdo se dobló al hacer contacto con el suelo, haciendo que cayera al suelo por el dolor que comenzó a sentir en el tobillo, era tal el dolor que por un momento olvido el ruido que lo había asustado.

Hasta que lo volvió a escuchar.

Intento levantarse, pero al apoyarse en su pie izquierdo volvió a caer al suelo.

Asustado, se quedo mirando fijamente el arbusto esperando su inminente final, en cuanto notó que algo salía disparado de este, cerró los ojos y esperó el impacto.

Pasaron unos segundos y no paso nada, tomando un tembloso respiro abrió los ojos lentamente.

"Ok, no es lo que esperaba" comentó al notar que sentados inspeccionándolo curiosos se encontraban 2 pequeños monos, uno de pelaje claro y el otro más oscuro "pero no me voy a quejar" intento pararse de nuevo, esta vez con calma y cuidando no lastimarse aún más el tobillo.

Le costó trabajo, pero logro levantarse sin problemas, se apoyó sobre el pie herido pero el dolor era insoportable. Miró hacia el frente, aun le faltaba un largo camino por recorrer y si daba la vuelta era igual de pesado a que si seguía adelante.

"¿De pura casualidad ustedes no conocen a Miztli?" preguntó esperanzado de que los monos le entendieran.

Ambos simios lo miraron, luego intercambiaron miradas seguido de ruidos, entonces uno de ellos salió corriendo entre los arbustos.

Confundido miró al mono que se quedó parado a su lado, este solo lo miró antes de comenzar a caminar escalera arriba. Después de subir unos 10 peldaños se detuvo y le hizo señas para que lo siguiera. Guil, con mucho esfuerzo, prosiguió con su camino.

Sus pasos eran lentos y aunque su tobillo dolía bastante ya había encontrado una forma de pisar para que no le molestara tanto al andar.

El pequeño mono que le hacía compañía dio una pirueta cuando él por fin llego al mismo escalón donde lo estaba esperando.

Guil no pudo contener la risa, le acaricio la cabeza recibiendo un pequeño chillido alegre de parte del pequeño.

El sonido de pasos frente a ellos hizo que ambos miraran en esa dirección, los pasos eran rápidos y frenéticos.

Guil no confiando por completo en quien se aproximaba, tomo al pequeño frente a él y lo puso sobre su hombro "n- no te preocupes pequeño, yo te- te protegeré" su voz temblando al final.

De entre las sombras apareció un joven de sudadera amarilla con cabello castaño, en su cabeza una bandana de color rojo. Este había dado un gran salto en dirección de ambos y fue demasiado tarde cuando se dio cuenta que no iba a poder detenerse.

El templo en la montaña [EN PAUSA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora