Problemas en el paraíso

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El sonido estremecedor de las balas la dejó helada.

Sus latidos se aceleraron, podía sentir el palpitar en sus orejas, un dolor fantasma se hizo presente en la base del cuello. Sus manos cubrieron rápidamente la cicatriz en esa zona, su respiración se aceleró y le estaba costando trabajo respirar.

Pequeñas manos le tocaron el rostro y un silencioso arrullo llamaron su atención, Huā uno de los dos monitos que la seguían a todas partes, la miraba preocupado buscando heridas cerca de su cuello "estoy bien" susurró Mao alejando las manos de la cicatriz y acariciando al pequeño "solo un mal recuerdo".

Huā la inspeccionó aprovechando que se había descubierto el cuello, cuando estuvo satisfecho le dio unas palmaditas en la mejilla, Mao no pudo evitar abrazarlo.

Bam! Bam! Bam!

Esta vez el ruido fue más cercano, Táo (otro de los pequeños que le acompañaba) bajo del árbol donde se encontraba y corrió a esconderse entre su cabello y cuello "todo va a estar bien" la voz le temblaba, acercó a Huā a su cuello para que se pusiera en la misma posición que Táo "vamos a estar bien" susurró como un mantra intentando calmarse.

Tomo su mochila, la cual tenía dentro unas hiervas y flores que habían estado recolectando hace unos momentos, el grito distante de alguna creatura posiblemente herida la dejo temblando. Cerró los ojos y respiro profundo, el temblor se detuvo.

Preocupada por el bienestar de los demás monos en la montaña, camino en dirección de los disparos.

Se empezaron a escuchar voces, dos para ser exactos, hombres. Además de los chillidos de algunos monos y lo que parecía ser metal, Mao supuso proveniente de alguna jaula.

"Cazadores" la palabra le supo mal en la boca, su cuerpo tembló involuntariamente "¿Por qué hay cazadores en esta montaña?" sigilosamente se acerco al claro donde estaban, aprovechando las sombras de los arboles a su alrededor para no ser detectada.

Notó que cerca de dichos hombres había un árbol ancho en el cual podían esconderse y mirar mejor.

Había alrededor de 5 jaulas llenas con monos pequeños, algunos heridos. En los árboles cercanos colgaban redes con otro tanto de monos, así como otros animales.

A los pies de uno de los cazadores había un par de zorros, que desafortunadamente ya estaban muertos, sus preciosos pelajes manchados de rojo y café. Horrorizada, Mao se resguardo detrás el árbol cubriendo su boca intentando no delatar su posición.

"Yo diría que este ha sido un buen día" comentó uno de ellos tomando a un mono de una de las redes y azotándolo dentro de otra jaula.

"No pensé que encontraríamos tantos monos en una montaña tan cercana a la ciudad" comentó el otro sacando un cuchillo y preparándose para lo que parecía despellejar a los zorros.

"Yo venía con la mentalidad de solo regresar con pieles de zorro" contestó el otro sonriendo orgulloso, sentándose sobre una de las jaulas "pero terminamos con un gran botín".

Al sentarse los monos debajo de él chillaron espantados, el hombre le dio un golpe a la jaula "¡Cállense!".

"Pronto les llegara su turno" comento el hombre frente a ellos apuntándoles con el cuchillo.

Los gritos la congelaron, recuerdos de gritos parecidos se apoderaron de su mente.

Su respiración se hizo pesada, la vista comenzaba a hacerse borrosa, su cuerpo temblaba, cerró los ojos en un intentando calmarse *no, no, tengo que aguantar* abrió los ojos topándose con la mirada preocupada de Táo *necesito alejarlos de aquí* tomó a Huā y Táo bajándolos frente a ella, ambos la miraron confundidos. "Necesito que regresen al templo y busquen a Wukong" les susurró, ambos aullaron en protesta, se aferraron a sus brazos negando con la cabeza "tienen que avisarle de lo que está pasando" acercó su frente a sus cabezas "voy a estar bien" soltó un suspiro intentando clamarse y a ellos.

El templo en la montaña [EN PAUSA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora