Parte 7

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Gu Ryeon estaba en su dormitorio. Aquel que le fue asignado cuando ingresó a la noble casa de los Park como la esposa del general.

Su vestido blanco resaltaba contra la oscuridad del entorno pero no había permitido que ninguna de las asistentas ni dama de compañía Choi la encendieran. No tenía sentido, ya que, independientemente de que estuviera oscuro o iluminado, ella extrañaba a JoongGil y una pequeña o larga siesta no cambiaría eso.

Miró el pin de cabello que tenía en la mano, que solo con los rayos de la luna lanzaba brillos casi que efimeros. Era un regalo que él le dio la última vez que se vieron dos meses atrás. Él tuvo que ir a resguardar la frontera de los bandidos y ocasionalmente recibía información de él a través de su madre, que era bastante fría a la hora de comunicarlas.

Pero la déspota señora no era consciente de que JoongGil le escribía privadamente a ella, dando unas monedas de más a uno de los mensajeros para que la madre de él no se enterara de esa correspondencia y que ella,al leer las misivas, comprobaba que él la extrañaba tanto o más.

"En las largas noches de vigilia, cuando no tenemos que diseñar estrategias de ataque ni preocuparnos por ser invadidos, la imagen de tu rostro es el único recuerdo que me mantiene cuerdo. Esta no fue una elección pero es un deber que debo cumplir y me atengo fielmente a las palabras que dijiste sobre el honor antes que el amor. Desde que nos casamos hemos compartido poco tiempo, pero incluso esa pequeña medida es suficiente para saber que voy a quererte toda la vida. Hasta que ambos estemos viejos y llenos de canas.

Cada día lejos de ti es una tortura insoportable. Lo único que me consuela es cuando sé que puedo emprender viaje a nuestro hogar y tener la certeza de que te veré de nuevo.

El legado de general de mi padre me hace esclavo de este deber, pero por protegerte, mas que nada, estoy dispuesto a soportarlo. Siempre te pido que me esperes y esta será una de esas veces.

Esperame, esposa."

Ella podía hacer eso, podía esperarlo. Después de todo ambos sabían lo que tendrían que enfrentar cuando se casaron, solo que ella no imaginó que sería tan doloroso. Se recostó en el piso y miró hacia el techo de madera aferrando la carta contra su pecho y derramando una sola lágrima. Quizá cuando tuvieran un hijo, JoongGil sería relevado en la frontera y podrían pasar mas tiempo juntos. Eso era la única esperanza que la mantenia cuerda a ella.

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Ryeon estaba diligenciando su disculpa a mano por todos los disturbios de la semana anterior. Mientras hacía aquello recordaba su pasado, aquel del que seguía sin poder librarse, tampoco era que lo quisiera. Ese pasado era lo único que le recordaba que estuvo viva, y se manifestaba frecuentemente en forma de recuerdos, la vida que recordaba mas, aquella desde que conoció a JoongGil.

El señor Choi entraba a la oficina en el momento en que iba a empezar a escribir su disculpa y en medio de la conversación ella le decía todo aquello que aprendió a lo largo de sus años de servicio a Jumadeong, una verdad que era tan cierta como injunsta: Despues de trabajar tantos siglos ella, como emisaria, aun no perdía su sensibilidad, odiaba ver a la gente separada por las desiiciones de suicidio, separados por la misma muerte y sufriendo. Lo odiaba porque era un remanente de su propio pasado y de toda su inmortalidad llena de arrepentimiento.

El señor Choi acababa de decir que no entendía la seriedad del asunto hasta ese momento, seguramente estaba pensando en ella misma y en su promesa al jefe Park, y también en todo lo vivido y el sufrimiento del que fueron testigos en el salvamento de esa vida. Había de verdad tal cosa como el karma. Podia ser una respuesta afirmativa o no. Sin tener una creencia religiosa actual (no después de todo lo que vio en Jumadeong) podía creer que existía por convicción personal, y porque lo vivía a diario, pero en realidad la emperatriz de jade decía que no existía tal cosa. Que todo aquello que llevaba a una persona a la muerte eran acciones y coincidencias que no podían evitarse por culpa del destino.

TOMORROW'S REAPERSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora