Parte 1

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Un pequeño proyecto de este hermoso drama que, como siempre que escribo una historia, es porque el final me deja con ganas de más. Espero les guste, intentaré actualizarlo seguido, no será muy larga pero pues ya sabemos que el objetivo es unir a la pareja mas sexy de emisarios. La plasmo de una vez porque no quiero que la idea se me escape.

Conozco a una Carolina que va a disfrutar mucho esto.

Un abrazo enorme.


Ser una parca nunca fue fácil.

Aunque se hacía la fuerte y dura ver a alguien morir siempre era doloroso, especialmente cuando la mayoría de esas muertes no era precisamente por causas naturales.

Aun así, para Ryeon Gu todo aquello de recoger las almas de los muertos fue tolerable porque fue la decisión que tomó y el camino que escogió. Pero mayormente fue por la presencia de su jefe Park JoongGil quien, aunque no lo recordaba, fue su esposo en sus vidas pasadas.

Durante años fue su subordinada mirándolo de lejos, sin que se diera cuenta y sospechara del vínculo que ella rompió hacía siglos.

Por eso, enel pasado, verlo entrar en el palacio de la emperatriz de jade, en las antiguas instalaciones de Jumadeong, cuando solo pasaron 150 años desde su propia muerte fue algo realmente sorprendente.

Fue doloroso ver que no la recordaba pero Ryeon no podía quejarse, fue el destino que ella, en medio de la debilidad de su espiritu escogió; la muerte por suicidio antes que seguir causando daño a la reputación de su marido.

Por eso cuando él se retiró, después de que la emperatriz de jade los presentó, lo único que Ryeon pudo decirle a la dama era ¿Por qué? ¿Por qué JoongGil se transformó en parca? ¿Por qué era el jefe del equipo de escoltas? ¿Por qué la puso a su lado?.

Bueno, la última pregunta no fue tan difícil de contestar. Era una manera de castigarla y Ryeon, aunque en desacuerdo, debía acatarlo. Fue lo que le prometió a la emperatriz de jade cuando la evacuó del infierno.

-La razón por la que el señor Park eligió ser una parca no es de tu incumbencia. Hace más de un siglo cortaste lazos con él. Nada de su vida es asunto tuyo. Él no te recuerda, no quiere hacerlo y no lo hará nunca. Y, por supuesto, no es él la persona a la que debes salvar. Para aquello falta demasiado tiempo. ¿Estás dispuesta a esperar todos esos años?-

Solo existía una respuesta a esa pregunta y Ryeon la dió sin hesitar.

Cuando salió de Jumadeong se dijo muchas veces que la emperatriz tenía razón. Lo mejor era que los recuerdos solo vivieran con ella. Fue suficiente haberlo hecho viudo aunque la curiosidad por las razones que su antiguo esposo se volvió emisario la carcomiera por el resto de la eternidad.

JoongGil mantenía siempre la distancia, era cortés pero serio, algo diferente de su vida pasada. Hacía su trabajo con eficiencia y escoltaba las almas como un emisario debía. Dando paz durante el camino hacia la otra vida. En algún momento Ryeon pensó que incluso la apreciaba pero quizá eran sus propios deseos saliendo a flote de ella contra su voluntad.

Durante sus trabajos hubo mas de una ocasión en la que JoongGil le preguntó por qué acabó siendo una emisaria, pero Ryeon nunca le dijo la verdad. Toda aquella información debería permanecer en secreto para que el no atara cabos. Era demasiado inteligente para su propio bien.

No había paz, sin embargo, para Ryeon. No cuando ambos tuvieron que trabajar el doble durante la guerra de Corea y toda la brutalidad de ese pasado.

Tampoco hubo paz años después cuando, por razones que solo ella sabía, la emperatriz de Jade asignó a Ryeon como jefe del equipo de Gestión de Riesgo (con un solo integrante).

-¿Por qué ella? - dijo JoongGil en voz neutra mirando a la emperatriz de jade, que le estaba notificando las novedades. Ryeon estaba a su lado mirándola también de manera impasible mientras está comunicaba su nueva posición.

-¿Quien mas podría entenderlo mejor? Ella es una suicida - dijo alegremente la emperatriz. La rigidez en el cuerpo del señor Park le dijo a Ryeon que, efectivamente, él no sabía que ella fue una suicida en su vida pasada y Ryeon conocía el motivo del desconcierto del señor Park. Aunque pasaron dos reencarnaciones antes de que se convirtiera en parca, el sentimiento negativo que él tenia hacia el suicidio parecía permanecer intacto.

-¿Cómo es posible que una suicida...- la palabra sonó como algo asqueroso en la boca de JoongGil -... haya salido del infierno? -

-Hizo una promesa de salvamento, y desde Gestión de Riesgo deberá cumplirla. Sabias que salió del infierno, pero no el motivo de su muerte. Debe ser complejo -

Ryeon se volvió hacia JoongGil y, haciendo una reverencia se retiró, completamente segura de que la odiaría el resto de la eternidad por haber ocultado esa información tan importante.

Incluso la odiaria mas si supera la verdad de su vida pasada, pero, al parecer, la emperatriz tenía razón al decir que él no recordaba nada.

El cargo que le fue asignado le traería muchos enemigos, pensaba Ryeon, cuando pasó por el lado del rey del infierno, el señor Ha, que seguramente venía a la junta especial de deidades a ser partícipe de la inauguración del puesto de Gestión de Riesgo. La labor que Ryeon tendría iba completamente en contra de la del rey del infierno y entendió perfectamente la mirada de odio que el señor Han le dirigió, entre menos almas se suicidaran menos dolor tendría él de donde alimentarse.

De hecho el señor Ha la odió siempre porque fue la única alma que alguna vez abandonó el infierno por intervención de la emperatriz de Jade y porque en su momento prefirió seguir caminando el túnel interminable de sed y desdicha que recorrió por años antes de ser su amante, como él se lo sugirió tiempo atrás.

-Encuentro tu alma oscura y llena de dolor demasiado exquisita para desperdiciarla asi no mas. Sé mi mujer, haz tu estancia en el infierno mas tolerable -

Solo existia una respuesta y Ryeon, con su ropa blanca, la misma con la que murió, los labios secos, la piel pálida y sin una gota de sangre, le escupió en la cara su contestación.

Si, el señor Ha siempre la odiaría y a Ryeon no podía importarle menos. Salvar la vida de su entrañable sirvienta, las vidas que le quedaban, era y sería siempre su prioridad, al igual que salvar las almas de quienes irían al infierno.

Por haber estado en aquella desastrosa posición ella entendería mejor las situaciones por las que debió pasar una persona para llegar a la decisión final.

En tanto estuviera en sus manos, el señor Han viviría con hambre de almas de suicidas por la eternidad.

TOMORROW'S REAPERSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora