Parte 9

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Pasó un mes y medio, según el calendario lunar el cual se veían obligados a interpretar en la casa de los Park y en ese tiempo Ryeon no tuvo su periodo, que de hecho era bastante regular. Aun asi no deseaba hacerse ilusiones, parecía que las épocas en las que mas deseaba embarazarse afectaba su propio ciclo haciendo que su regularidad se alterara. Embarazo imaginario o como fuera que se llamará la verdad solo el tiempo diría lo que estaba sucediendo a su manipulable cuerpo.

Todo iba relativamente bien, cómo se las arreglaba para soportar los comentarios de su suegra, era algo que Ryeon seguía preguntandose a medida que los días pasaban. Parecía que aprendió a volverse inmune y era lo mejor. No tenía nada que temer, lo único bueno de todo ello era que seguía siendo la esposa del capitán que guardaba la frontera.

Capitán que, sin previo aviso, al menos hacia Ryeon decidió hacer presencia ese día. Su suegra sabía que él venía pero no se molestó en avisar a Ryeon y esta última se resintió enormemente, sin embargo se contuvo, nuevamente por el bien de JoongGil.

Usó su mejor ropa para salir a recibirlo y tuvo la hermosa satisfacción de comprobar su arribo en la parte mas alta de la vivienda.

Bajó corriendo las escaleras y quedó en posición opuesta a su suegra para hacer el saludo formal. Majestuoso en su caballo, en el momento en que JoongGil cruzó el umbral del hogar bajó rápidamente de su montura y dando largas y apresuradas zancadas se acercó a Ryeon y antes de que ella pudiera enderezar su columna y expresar el saludo apropiado fue encerrada con fuerza en los brazos de JoongGil. La había saludado primero a ella, y sobre el hombro de su esposo podía distinguir el rostro amargado de su suegra. Sin pensar en eso dejó que sus propios brazos se deslizaron por los hombros de JoongGil. Sus pies ya no tocaban el suelo ya que él la abrazó fuertemente contra su cuerpo. Ryeon sintió las lágrimas que la ausencia de él seguía provocándole pero, como cada vez que aquellos pensamientos negativos se deslizaban por su mente, tenerlo vivo y frente a ella era suficiente compensación.

Sus pies tocaron el piso nuevamente y JoongGil acunó el rostro de Ryeon en sus grandes manos acariciando suavemente las mejillas con el pulgar. Sonriendo levemente mientras decía algo asi como "el color rojo te sigue quedando bien".

Después de besarla JoongGil se volvió a saludar a su madre quien lo recibió efusivamente. Claro, su amor hacia la gente solo lo reservaba hacia su hijo.

Ryeon ordenó un baño caliente para su esposo mientras alistaba la ropa que él usaría en sus propios dormitorios. No podía evitar la sonrisa que seguía plasmada en su rostro y cuando escuchó pasos pesados detrás de ella y los brazos de JoongGil abrazándola por detrás, la sonrisa se intensificó.

-Te extrañé mucho - susurró contra el cuello de Ryeon y ella puso sus manos sobre los antebrazos de JoongGil apretando suavemente.

-No mas que yo a ti -

Permanecieron en silencio varios segundos, como si JoongGil no pudiera cansarse de abrazarla de ese modo protector.

-Lo siento - dijo después de un momento dejando de abrazarla para darle la vuelta y ponerla frente a él. - Siento mi ausencia... por momentos quisiera desertar y escapar contigo a cualquier lugar donde ninguno de los dos tuviera obligación de nada -

Ryeon negó con la cabeza y puso su índice suavemente sobre los labios de JoongGil.

-Es tu deber... es tu gente... somos tu gente. No tienes que disculparte por eso, el valor de proteger las vidas de los inocentes no puede atribuirse a todo el mundo. Eres un héroe y siempre lo serás -

TOMORROW'S REAPERSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora