Parte 15

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Hola.
Antes que nada y como siempre que esto pasa quiero disculparme por la larga ausencia. Desde enero la vida ha sido un sube y baja de emociones negativas porque alguien que conozco pasa por un momento muy duro y tuve que compaginar intentar no dejarme llevar por la depresión y rendir en la universidad. Ni siquiera me acerqué a esta o mis otras historias por lo mucho que me lastimó todo el asunto. Ahora que la persona está empezando a recuperarse creo que es hora de que yo haga lo mismo.
No voy a mentir y decir que todo está bien pero hacer esto de escribir siempre fue un escape de esa dura realidad que, en esta situación difícil, no me ayudaba en nada.

Pero viendo que esa persona se esta recuperando, que quiere intentar recuperar su vida y lo que le fue arrebatado injustamente, puedo decir que yo también quiero a la antigua yo de vuelta.
Muchas gracias por los hits de esta historia y las demás que he dejado caer acá en Wattpad. Aunque me tome muchos meses escribirlas no está en mi naturaleza dejarlas abandonadas.

Gracias otra vez.

La búsqueda fue fructuosa.

No prometió no hacerlo, así que nadie podía detenerlo.  No le importaba si iba a prisión. Pero si tenia que matar hasta al ultimo hablador de la ciudad, lo haría y al demonio las consecuencias.

Otra noche terminaba, otra matanza acababa, otro momento para escuchar las sandeces de su madre diciéndole que debía casarse nuevamente. Otra noche de decirle que si no se detenía se iría con Ryeon y nunca volvería a verlo.

Otra noche para morir.

El aire olía a muerte, si. Pero algo en su pecho le decía que no tenía nada que ver con las vidas que tomó esa noche. Su corazón palpitaba dolorosamente en todo su cuerpo incluyendo sienes y cabeza. Sospechaba que algo terrible pasó y no necesitó que el sirviente personal de su madre, con una media sonrisa que no acababa de poder esconder, le dijera antes de entrar a la casa que la señora Ryeon había fallecido.

El olor a muerte provenía de la casa.

A lo largo de su vida como soldado aprendió a identificar ese olor con un muy sentido desarrollado del olfato y solo bastó ver la estera en el piso, donde de cualquier manera estaba cubierto el cadáver de su esposa para comprobar que su olfato no se equivocaba.
Cada paso que daba le pesaba como si tuviera un ancla amarrada a cada tobillo. Cada paso lo acercaba a la terrible verdad que intentó esconder detrás de la venganza. La verdad que el dolor que estaba lacerando todo su cuerpo en ese momento le repetía constantemente haciéndolo sentir inferior.
No pudo protegerla.
Quizá pudo protegerla de las personas que la dañaron con sus palabras, pero no pudo protegerla de si misma.

De su mente.

De su madre.

Tal vez mas adelante discutiría con su progenitora, aquel ser sin corazón por la que, en el pasado, hubiera dado la vida. Porque estaba muy seguro que todo ese desastre, tenía mucho que ver con ella.

Ryeon lo dijo antes, que ella debió hacer caso a su madre y era a esto muy probablemente a lo que se refería. Su madre era una elitista despreciable que valoraba más el abolengo y la reputación que la vida de una persona.

Su madre estaba orgullosa de las personas que se suicidaban porque, según ella, era el método efectivo para salvaguardar el honor.

Su madre no conocía las terribles situaciones mentales que debían obligar a una persona a tomar una decisión tan arbitraria.

Cayó de rodillas ante el cuerpo cubierto por la estera mirando la muñeca blanca que sobresalía donde se podía evidenciar un horroroso corte profundo. Del corte ya no brotaba sangre porque al morir el corazón dejaba de bombearla y por el modo en que Ryeon decidió morir, se había quedado completamente drenada.

TOMORROW'S REAPERSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora