Capítulo 3

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Llegamos al hospital hace como quince minutos

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Llegamos al hospital hace como quince minutos. Me estoy comiendo las uñas de los puros nervios mientras me paseo de un lado a otro en la sala de espera frente a Martha y Byron que están sentados en el sillón.

De pronto me detengo de golpe.

—Ya se tardaron demasiado. Quizá debería preguntar otra vez.

—Preguntaste hace cinco minutos —dice Byron.

Me muerdo la uña del dedo pulgar de la mano izquierda.

—¿Que no fue hace media hora?

Martha se pone de pie y me abraza guiándome hasta el sillón para obligarme a que me siente.

—Trata de conservar la calma. Verás que ya vendrá el médico y nos traerá noticias.

—No puedo calmarme. No sé nada. Las enfermeras no me dicen nada útil porque se excusan con que el médico será quien me dé la información. —Termino rodando los ojos.

—Solo espera unos minutos más y si no aparece, entonces preguntamos de nuevo, ¿de acuerdo?

Suelto un suspiro molesto pero acepto a regañadientes.

Ya son casi las once de la noche y mis párpados comienzan a sentirse pesados por el sueño, así que agradezco cuando Byron me permite recostarme en su hombro y descansar la vista un par de minutos. Casi siento que acabo de cerrar los ojos cuando escucho la voz de un hombre.

—¿Son los familiares de la señora Anna Williams?

Me despierto de inmediato y me pongo de pie como resorte para luego comenzar con el interrogatorio.

—Yo soy su hija. ¿Cómo está? ¿Qué le pasó? ¿Es algo de gravedad? ¿Está bien? Por favor dígame.

Martha se pone de pie y coloca sus manos sobre mis hombros como intentando que me calme y me calle para que el médico pueda responder.

—La señora Williams sufrió una intoxicación por exceso de alcohol.

Mi estómago da un vuelco violento.
Yo lo sabía. Sabía que un día iba a pasar esto. Sabía que un día ella rompería los límites de este modo y no sé si eso me duele o me molesta, porque ella nunca quiso parar.

—¿Y cómo está? —pregunta Martha con un halo de preocupación y pena.

—Tuvimos que hacerle un lavado gástrico para intentar ayudarle con la desintoxicación. Está muy delicada, pero se pondrá bien. No obstante, el proceso de recuperación será un poco lento.

Me obligo a tragarme el nudo que me aprieta la garganta y vuelvo a hablar.

—¿Puedo verla?

—Dentro de un par de minutos —explica—. Aun sigue inconsciente perp las enfermeras están terminando un par de procedimientos antes de trasladarla a una habitación. Una de ellas vendrá a informarles cuando puedan pasar.

La apuesta perfecta [+18]  [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora