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EXTRAÑOS— 30 DE JULIO —
CHIARA BELUCCI.
No era consciente de todo lo que había avanzado estos meses hasta que eché la vista atrás.
Había pasado de estar encerrada en mi habitación, sobrepasada por mis emociones, cautiva de mis miedos, a estar más en la calle que nunca, atendiendo y gestionando tanto mis sentimientos como mis temores.
Recordar esos meses de oscuridad, dolor, culpabilidad e inseguridad... Era amargo.
Supongo que, por eso mismo, no lo hice hasta ahora. Por primera vez, estaba en paz conmigo misma. Pero he de admitir que la mente era sumamente inteligente. Sabía tirar de ti. Eras tu quien debía frenarla y evitar que te llevara por donde quisiera. Lo sabía y aún así llevaba un par de días soñando con aquella noche.
El hecho de que Aurora quisiera verme había removido sucesos que quise dejar atrás.
Por eso, al principio, iba a negarme a ir a verla. Pues una parte de mí, se había vuelto indiferente al tema, con el objetivo de dejarlo atrás. Sin comprender que necesidad había de recordar lo triste que fui, siendo ahora feliz. Pero, otra parte de mí, sentía que necesitaba poner punto y final a todo lo relacionado con aquella noche. Y a lo mejor verla, hacia eso posible.
Aiden me hizo saber que me apoyaría, decidiera lo que decidiera. También me escuchó durante horas debatir conmigo misma, si debía ir o no. Pero al final, la conclusión siempre era la misma: la decisión era mía.
Evidentemente, aproveché la sesión del jueves para hablar con Logan sobre ello.
Por primera vez, en vez de sentarme donde siempre, me tumbé en la camilla. Cerré los ojos y me dejé guiar por su voz. Me centré en las preguntas que me hacia y di respuestas que hasta pronunciarlas desconocía.
Era liberador poder hablar, sentir y expresar sin temer ser juzgada.
Salí de su consulta como siempre: con más preguntas que respuestas. Entonces, vi mi trayectoria emocional. Y me enorgullecí. Pues aunque aún tenía heridas por sanar, muchas empezaban a cicatrizar.
También me habitué a tener ratitos conmigo misma para estar conmigo y poner atención a cómo me sentía.
Por eso, varios días iba a primera hora de la mañana (lo que era para mí sobre las diez) a dar un paseo por la playa. Me gustaba escuchar mis pensamientos y saberlos llevar al ritmo de las olas del mar.
Por todo lo anterior, un par de días después de que Aiden me dijese que Aurora quería verme, acepté. Pues tenía claro que, pensase lo que pudiese pensar Aurora, fruto o no de la manipulación de Sylvana, la que había tenido el accidente junto a ella era yo.
Ahora sabía, y tenía más claro que nunca, que nada de lo acontecido fue culpa mía. Aunque se sintiera así en ocasiones. Igualmente, me afectaba pensar en ello y todos los de mi alrededor lo notaron.
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Extraños: Entre mensajes borrados | ✓
Romance📱 | Cada persona tras la pantalla tiene sus heridas, cicatrices y sueños. Y eso, ellos lo saben muy bien. Ella se sentía cada vez más perdida. Él había empezado a encontrarse. Mensajes diarios de un número desconocido y una sola pregunta qué d...