Capítulo 8.

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Tenía los ojos rojos e hinchados de tanto llorar. No podía observar su reflejo sin sentirse avergonzado de sí mismo. Gun salió del baño, y se encontró con Tay preparando el desayuno en la cocina. El mayor se había quedado toda la noche junto a él, abrazándolo y acariciando su cabello hasta que se durmiera. Podría llegar a ser tierno, si Gun no estuviera tan destruido por dentro.

- ¿Tienes hambre? – Preguntó el cocinero cuando lo vió parado en la entrada de la cocina.

- No. - Habló con una voz ronca por los sollozos.

- Bueno, no me interesa, siéntate.

El otro obedeció y se sentó. Un plato de hot cakes fue puesto delante de él, y pudo escuchar como su estómago rugía. Tay sonreía orgulloso al ver como Gun se comía todo el plato. Para él, Gun era como su pequeño hermanito, y lo iba a proteger a toda costa. Terminaron de desayunar y se vistieron para ir a trabajar. La imagen de la cárcel delante de él lo hizo tragar saliva. Creía estar preparado, pero en verdad no lo estaba. Observó a Tay mientras éste bajaba del auto. El mayor lo apoyó en todo momento, no quería decepcionarlo ahora. Suspiró y siguió a Tay, entrando a la cárcel.

- ¿Estarás bien? – Preguntó Tay cuando estaban por salir del vestidor. Gun asintió y se separaron cada uno en su puesto, no sin antes darse un rápido abrazo.

El castaño odiaba la cafetería, era el lugar en donde los guardias estaban más expuestos. Además, parecía que los prisioneros acordaban entre ellos para molestarlos. Se paró en su lugar habitual, que era al lado de la entrada trasera. Tay y otro guardia estaban a cada lado de la entrada principal. En la entrada a la cocina habían otros dos compañeros suyos. Era difícil controlar a prisioneros que recién se despertaban y que estaban hambrientos.

La mirada de Tay se pegó en él cuando Off entró al lugar. Gun siguió con su semblante serio, pero no lo observó. Era fuerte, pero no podría ser capaz de contener sus lágrimas si observaba a Off a los ojos. Se preparó para un próximo encuentro con él, pero el moreno no se acercó. Tomó la comida y se sentó en una mesa, acompañado de otros prisioneros. Gun posó sus ojos en él unos segundos, que fueron suficientes para ver cómo Krist llegaba y se sentaba a su lado. Desvió la mirada y se encontró con Tay observándolo y negando con la cabeza. Luego, New apareció por la entrada trasera, en dónde estaba Gun.

- Yo no sabía sobre eso. – Admitió el recién llegado, apuntando con la cabeza a Off y Krist. El oficial supo a que se refería y asintió. No respondió nada, pero agradeció que se lo aclarara, porque esa era otra duda que rondaba por su mente.

New se dirigió hacia Tay, y comenzó a hablar con él. Gun veía como su amigo asentía con la cabeza a todo lo que le decía. Segundos después, el prisionero estuvo a punto de salir de la cafetería, pero se detuvo. Volteó a observar a Off, y negó con la cabeza. Parecía estar dudando sobre hacer algo o no, hasta que lo hizo. Caminó hasta la mesa en la que su compañero de celda se encontraba.

- No puedo creer que hagas esto.

El moreno siguió desayunando, con la mirada puesta sobre su plato.

- ¿Puedes dejarnos desayunar en paz?

Gun se mordió los labios con fuerza al escuchar la estúpida voz de Krist. Quería saltar sobre la mesa y golpear su estúpido y hermoso rostro.

- ¿Puedes callarte? Estoy hablando con él.

Todos los demás prisioneros estaban disfrutando de la dramática escena de New. Todo el mundo hacía silencio, logrando que todo lo que dijeran se oyera claramente. - ¿Por qué haces esto?

Off seguía sin dar respuesta alguna. Ni siquiera miraba a New, sólo seguía comiendo.

- ¿Acaso has visto sus ojos rojos?

Máxima Seguridad ~ OffGunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora