Máxima Seguridad ~ OffGun

Epílogo.

Gun sentía la arena húmeda entre sus dedos del pie y juró que era la sensación más increíble que alguna vez había tenido. Agradeció haber tomado la decisión de irse de la horrible y monótona ciudad en la que vivía antes. El Sol en su rostro y la suave brisa que lo rodeaban eran agradables. Lo único que arruinaba su preciado día en la playa eran las infinitas palabras que New soltaba. El pelinegro no se callaba ni un maldito segundo y Gun estaba a nada de meterse arena en los oídos para no oírlo.

—¿Lo está haciendo a propósito?

Volvió a hablar New y Gun miró hacia el mismo lugar que él miraba. Se trataba de Tay y Off. Ambos estaban jugando una partida de vóley con personas desconocidas. Sin embargo, el juego ahora había parado y las mujeres no dejaban de tocar los biceps de Tay. El musculoso estaba sin camisa, usando solo unos cortos shorts de color negro. Off, en cambio, llevaba una camisa blanca con flores rosas y rojas, y estaba desabrochada, mostrando sus bronceados abdominales. Era obvio que todas las mujeres de la playa iban a estar locas por ellos. A Gun le parecían demasiado llamativos y, en su interior, rogaba de que nadie notara que eran criminales buscados por la policía surcoreana. Aunque allí, en una pequeña playa del Caribe, nadie sabría eso.

—¿A qué te refieres? – Dijo Gun, mirando al pelinegro a través de sus lentes de sol.

—Deja que ellas lo toquen para hacerme enojar nomás.

Gun rió y asintió, eso era algo que Tay haría sin dudas. Afortunadamente, Off no les prestaba atención a las mujeres que se le acercaban. Los dos castaños fueron interrumpidos al oír los festejos femeninos y masculino por parte de Tay. Habían ganado la partida.

—Ve a festejar con él – Le aconsejó Gun y le guiñó un ojo.

New rió y se levantó. Se acomodó sus shorts púrpuras, y caminó hacia Tay, moviendo con exageración sus caderas. El musculoso lo vió venir y negó con la cabeza sonriendo. Rodeó la cintura de New con una mano y besó sus labios como si no hubiera un mañana. Gun disfrutó de las miradas confundidas, sorprendidas e incluso decepcionadas de las mujeres de alrededor.

—Mi equipo perdió, pero también quiero un beso así.

Gun giró la cabeza y se encontró con un sudado y bronceado Off. ¿Cómo podría negarle un beso con ese tremendo aspecto que llevaba? Se levantó de la silla reclinable en la que estaba sentado, y puso sus brazos alrededor de su cuello. Haciendo puntitas de pie, unió sus labios. El beso no fue tan largo, pero al terminar, todas las mujeres ya se habían ido.

—¿Y ahora con quienes vamos a jugar? – Dijo Tay, levantando las manos.

Gun se encogió de hombros, se quitó los lentes de sol y los dejó en la pequeña mesa redonda que habían llevado. Caminó los pocos metros que lo separaban del mar hasta que sintió la fría agua tocando sus tobillos. Siguió adentrándose hasta que su cintura estuvo sumergida y estiró las manos y los pies. Flotaba en el mar mientras sentía el contraste del agua fría y el cálido Sol luchando en su cuerpo. Le gustaba el sonido de las gaviotas que se escuchaban a lo lejos y la música caribeña que provenía del gran bar que había al comienzo de la playa. Allí había hombres tocando con instrumentos que Gun no conocía, pero el ritmo era tan pegadizo y le parecía encantador. Después de tanto tiempo, sentía paz. El mundo parecía pequeño y precioso desde el lugar en que se encontraba. Era como si nada malo existiera y, aun sabiendo que, si existe, no le importaba. Ahora podría disfrutar de viajar por el mundo, sin preocuparse por problemas básicos como la falta de dinero.

—¿Puedo acompañarte? – Oyó a Off a su lado.

Gun asintió sin poder mirarlo ya que el Sol no le permitía abrir los ojos. El pelinegro comenzó a flotar al lado de él y le tomó la mano mientras lo hacía. Sin embargo, Gun no pudo estar mucho más tiempo con sus cuerpos separados. Soltó la mano de Off y saltó arriba de su cuerpo, logrando que se hundiera por completo en el agua. El mayor salió del agua tosiendo, pero luego comenzó a reírse al ver al menor soltando carcajadas sin parar.3