•Capitulo 2•

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•Cena•

- ¿Qué quieres cenar Hakumi? - Kokonoi le pregunto viendo el menú del restaurante al que solían ir de vez en cuando. Aún se sentía algo sorprendido por la noticia de que esa criatura compartía genética con Sanzu.

- Hum… quiero el menú infantil. - Hakumi señalando dichoso aperitivo que iba decorado con una banderilla. - Siempre pido ese cuando el tío Pha-chin me cuida. - Murmuro sonriente.

- Había oído que Pha era rico pero, ¿Tanto así? - Sanzu cuestiono curioso. Se había enterado de su paternidad hace poco más de un año por lo que había cosas que no sabía sobre su hijo y le generaba curiosidad.

- ¡Si!, En mis cumpleaños siempre me da muchos regalos, papi lo regaña porque ya no queda espacio en casa por culpa de sus regalos. - Hakumi respondió con una sonrisa de oreja a oreja.

- ¿A que se dedica tu papi? - Está vez fue Ran quién pregunto.

- Papi trabaja junto a la tía Hinata como planificadores de eventos. - Respondió orgulloso.

- ¿Y les va bien? - Rindou pregunto apoyándose en la mesa.

- Sip, la tía Hina y papi se han echo muy populares. Hay muchos que solo van a la "solicitar" su ayuda para ver a papi, es muy obvio porque se arreglan mucho y huelen a colonia barata. - Le respondió sonriente. Sanzu mordió su mejilla interna y empuñó los puños, no lo iba a negar, seguía sintiendo cosas por el Hanagaki y imaginar a otros hombres comentándole le hacía hervir la sangre.

- Ya Sanzu, no te pongas celoso, tu le hiciste un hijo. - Ran lo "consoló" dando pequeñas palmadas en su hombro. El nombrado solo lo fulminó con la mirada y gruño como si de un animal enjaulado se tratara.

- Aquí tienen señores. - Una voz femenina hizo presencia en el lugar. Con una sonrisa resplandeciente dejo sobre la mesa los platillos de cada uno. - Bueno pro…

- ¡Falta mi banderilla! - Hakumi protesto.

- Ah? Oh, lo siento. - La muchacha se disculpo nerviosa, los cuatro hombres sentados en al mesa le veían de una muy mala manera. Con sus manos temblorosas saco de desntri de su bolsillo una pequeña banderita con el logo de Japón. - ¿A si está bien?

- ¡Sip! ¡Muchas gracias señorita! - Sonrió el menor. Sanzu no puedo evitar sonreír levemente enternecido, dicen que hasta los moustros más despiadados tienen una debilidad, tal vez ese mocoso era la suya. Su sonrisa brillante y sus ojos iluminados mientras veía su comida era algo simplemente hermoso para el. Y en ese momento se sintió mal por el padre que le había tenido que tocar al menor, un hombre que mata sin piedad, un ser despreciable, un criminal tímido incluso por la policía, un drogadicto enfermo. Sanzu estaba lejos de ser el padre ejemplar, ¿Que podía enseñarle a su hijo? "Mira Hakumi, así es como se le vuelan los sesos a las ratas que no pagan". No, definitivamente no, el era un saco de ser humano y lo que menos quería era convertirse ahora en un padre detestable.

- Sanzu, ¡Sanzu! - Ran le grito en el oído.

- ¿¡Qué mierda te pasas maldito imbécil?

- Ya nos vamos Sanzu. No comiste nada así que la pedí para llevar. - Koko tomo la palabra mientras dejaba sobre la mesa la paga. ( Por si no lo sabían, en Japón no se deja propina a los mozos/meseros, ya que es considerado una falta de respeto, porque estos ganan muy bien.). 

El camino a casa había sido silencios, pues Hakumi se había quedado dormido mi bien subieron al coche y nadie quería interrumpir el sueño del crío, por lo que, ni la radio estaba encendida. Sanzu veía su celular ansiosos, Takemicchi le había dicho que le llamaría en la noche para saber cómo estaba su hijo, así que esperaba ansioso dicha llamada.
Su celular vibro cuando callo una notificación y al ver en la pantalla de quien se trataba no puedo evitar sonreír.

Takemicchi.
- Hola Sanzu, buenas noches.
Tú.
- Hola. ¿Cómo va todo?
Takemicchi.
- Bien. ¿Como está todo por aya?
Tú.
- Bien, salimos a comer y Hakumi se a quedado dormido.
Takemicchi.
Bien. Mi viaje demorará más de lo planeado, volveré a casa el viernes de la próxima semana, si no puedes cuidarlo llévale a casa, Draken-kun se ofreció a cuidarle.

¿Draken?, ¿Y ese idiota que se mete? Hakumi tiene padre, no necesita a ningún imbécil rapado con tatuajes feos que le haga de niñero a su hijo. "Tío Draken va muy seguido a casa, el y papi salen de ves en cuando y el me lleva a su tienda de motos cuando tiene que cuidarme", ok, tal vez estaba celoso de la cercanía que el de tatuaje tenía con Takemicchi y su hijo.

Takemicchi.
- ¿Sanzu? ¿Sigues ahí?
Tú.
- Lo siento estaba recordando si tenía algo que hacer en los próximos días.
Takemicchi.
- ¿Y?
Tú.
- Dile a Ryguji que yo cuidare de mi hijo.
Takemicchi.
- Jeje, está bien. Muchas gracias Sanzu. Ten buena noche❤️.

Sonrió inconscientemente ante ese último mensaje. Le hizo sentir, en cierta forma como hace un par de años. Cuando recién habían comenzado a salir. ¿Por qué tenía que haberse alejado de el?,¿Por qué fue tan cobarde?, Se odiaba tanto por eso. Hakumi ni siquiera había sido creado cuando ellos aún eran novios, si no que había salido de una borrachera hace ocho años. -dos años después de su ruptura-
Al llegar al lujoso edificio donde se encontraba su hogar, tomo a Hakumi en sus brazos tapando al niño con su saco y bajo del vehículo.
Al llegar todo estaba oscuro por lo que dedujeron que Mikey ya estaba o durmiendo o simplemente se había encerrado en su habitación.

- ¿Donde dormirá el niño? - Koko le preguntó en un susurro.

- Conmigo.- Sanzu respondió de la misma manera.

- ¿Tiene ropa para dormir? - Volvió a preguntar la billetera de Bonten.

- Si. Takemicchi me dio una mochila con ropa para toda la semana. - Le respondió y se adentro en su habitación.

- ¿Quien lo diría? - Ran murmuró negando con la cabeza un par de veces.

- Supongo que, siempre hay una primera vez para todo. - Rindou murmuró antes de adentrarse en su propia habitación.

¿Bebé?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora