La cabeza de Albedo aún daba vueltas a raíz de lo que había pasado hace un momento, estaba tan confundido que eso lo hacía aún más enfermizo, aunque con los minutos el mareo causado por aquel encuentro fue bajando gradualmente pero la confusión seguía ahí.
- ¿Albedo? - el nombrado guía su mirada a su lado encontrándose con unos ojos carmesí que por más brillantes que estuvieran se podía notar la preocupación en ellos - ¿Aún te sientes mal? - pregunta la niña mientras acariciaba suavemente la cabeza del mayor intentando que eso ayudara en algo.
- tranquila ya estoy bien, no hay de que preocuparse - responde dulcemente tratando de no causar preocupación alguna en la pequeña.
De fondo se podía apreciar la figura de aquel nuevo acompañante que se acercaba hacia ellos.
- Perdón si tarde más de lo necesario, no encontraba lo que necesitaba en ninguna de las tiendas cercanas así que me toco ir a la farmacia de la otra cuadra. - responde apenado mientras le entrega una botella de agua y un sobre pequeño al de cabellos claros.
- No se preocupe, el hecho de que haya ido a comprar estas cosas es más que suficiente. - dice para después llevarse la píldora a la boca y pasarla con un trago de agua.
El ambiente estaba tranquilo, se escuchaban los pasos de los otros transeúntes, las hojas de los árboles cayendo a causa del otoño, las bocinas de algunos autos y la risa de algunos niños que se correteaban unos a otros en aquel lugar. Klee, quién estaba parada en el banco, se baja de este y se sienta al lado de su pariente dándole espacio a Kaeya quien seguía de pie en el mismo lugar desde que había vuelto; el mayor al notar la acción de la niña, se sienta instintivamente como si de un canino se tratase, Albedo al sentir el peso al otro lado del asiento, se percata y tratando de romper el hielo, habla.
- Creo que no me he presentado formalmente, me llamo Albedo y soy familiar de Klee, un gusto en conocerlo. - dice para acto seguido estirar su mano en forma de saludo.
Kaeya al observar la acción de el contrario estira su mano y responde al saludo de quien tenía en frente.
- No, no, el placer es mio, he escuchado muchas cosas sobre ti, a Klee le gusta mucho contarme lo que es su día a día contigo. - responde Kaeya de forma alegre - Mi nombre es Kaeya Alberich, y como se ha dado cuenta soy el maestro de Klee, el de artes para ser especifico.
- Oh, ya veo, asi que usted también se dedica al arte.
- ¡Si!, desde pequeño el arte me ha llamado mucho la atención, y como también me agradan mucho los niños estudie para ser profesor y hace no mucho empecé a serlo - responde mientras una sonrisa se formaba entre sus finos labios.
Tuvieron una conversación bastante entretenida por vario tiempo sin ser interrumpidos, ya que Klee estaba demasiado cansada y somnolienta como para interrumpir la conversación de ambos, la platica entre ellos parecía que no tuviera fin, se entendían tan bien que no pareciera que esta fuera la primera vez de ambos en cruzarse con el otro, el tiempo pasó tan rápido que ya se estaba haciendo tarde.
- Oh, mira la hora, ¿se ha hecho tan tarde en tan poco tiempo? - cuestiona el de coleta al ver la hora en su reloj.
- Es cierto, hemos estado hablando tan entretenidos que el tiempo se ha pasado rápido - responde mientras empieza a acariciar la cabeza de la niña en un intento fallido para despertarla. - por cierto, si quieres puedo llevarte ya que no es muy seguro caminar solo cuando ya esta oscureciendo.
- ¡Oh! Esta bien, así podremos concluir el tema en el que estábamos hablando.
Dicho esto, el rubio se levanta del banquillo con Klee en brazos para acostarla en la parte trasera del auto de manera que no se fuera a mover hacia adelante para evitar que se cayera, el más alto se acomoda en el asiento del copiloto y con el rubio ya en posición para arrancar carro, avanza al ver que el más alto ya había entrado, de camino a la casa de Kaeya terminaron de hablar el tema que no habían acabado y el resto de el trayecto estuvo en silencio, no uno incómodo, uno acogedor. Luego de unos minutos manejando por fin habian llegado al destino del moreno.
- Muchas gracias por haberme traído hasta mi casa - agradece el joven bajándose del auto.
- No hay de que, espero que tenga una noche agradable, nos vemos luego.
- ¡Adiós!
Luego de la despedida, Kaeya entra a su morada, no era grande pero tampoco pequeña, aunque a él realmente no le importaba eso, era acogedora y eso era lo que valía, entró a su cuarto y se cambió la ropa por algo más cómodo para dormir, se dirigió a la cocina con intención de comer algo no muy elaborado ya que no quería hacer nada complicado, luego de haber cenado y husmeado su teléfono un buen rato, se lanzó a la cama con ánimos de dormir, se puso a recordar el buen momento que había pasado en la tarde con Albedo, quien tenía una sonrisa muy bonita a su parecer, tanto que cuando lo recordaba riendo sonreía como un bobo, y luego de haber estado un rato divagando en sus pensamientos finalmente cayó en un profundo sueño.
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A lo mejor este capitulo esta algo soso, estoy cansada y son las tres de la mañana ya y aparte de que mañana me toca ir a estudiar, lloro, en fin si hay alguna falta de ortografía o algo sin coherencia lo arreglaré luego, muchas gracias a los que votan y comentan, eso se siente lindo akdbdkjs en fin, espero que tengan una bonita noche.
- Maia.
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The Sparkle Of Your Eyes - Kaebedo [PAUSADA]
FanfictionEstado: en emisión Actualización tardía Au moderno Kaebedo