Capítulo 8

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La noche era joven, ambos descansaban en el sofá de la sala de estar mientras hablaban de cualquier cosa, realmente no importaba lo que hablaran solo querían pasar tiempo con el otro, cosa que les daba tanta paz y tranquilidad que podía sacarlos de sus problemas del día a día con solo estar en compañía del contrario; claro está que luego de llegar a casa no iban a dormir directamente, se pusieron cómodos y bebieron algo más.

- Albedo.

- Hmm? - responde el rubio medio adormilado.

- ¿Puedo preguntarte algo?

- Claro, ¿que cosa?

- ¿A que se refería Aether con lo ocurrido? - pregunta este mientras observa como la expresión del otro cambia desde una relajada a una de sorpresa.

- ¿En serio te atormentaba eso? - dice mientras mira al contrario de manera risueña - Me da algo de vergüenza pero te lo cuento igual.
El año en que me gradué fuimos a un parque de atracciones para celebrarlo junto a Aether y un par de amigos más, ese día comimos tanto y se nos ocurrió la maravillosa idea de montarnos a una de estas atracciones que dan un montón de vueltas, ¿sabes cuáles? - Pregunta esperando la respuesta del otro la cual fue un asentimiento con la cabeza - bien, entonces como soy alguien que se marea estúpidamente fácil pues termine vomitando todo lo que había comido horas antes y claro, de la pena al ver que todos me veían de manera fea salí corriendo de allí a refugiarme en mi casa y sin darme cuenta, en el trayecto perdí mi teléfono.

- Así que era eso. - suelta el de piel canela con un tono de alivio.

- Hmm, nada del otro mundo, pero en ese tiempo me dio tanta pena que hubiera preferido que la tierra hubiese tragado antes de haber pasado por eso. - dice el rubio algo avergonzado - ¿Que horas son?

- Faltan 15 para las 2.

- De repente...el tiempo pasa muy rápido, que raro.

-Bastante, levántate del sofá, así lo desarmo para que quede como cama, y de momento puedes pasar a mi habitación a por las mantas, están en la parte más alta del closet aunque si necesitas ayuda me puedes llamar igual.

- Voy - dice Albedo mientras se dirige al cuarto de su acompañante intentando caminar en línea recta.

Ya entrando a la habitación puso notar que habían varios marcos con fotos en ellos, unos eran de el y sus amigos y otros de su hermano y su padre, aunque también había una esquina en especifico que se podía ver a lenguas que era donde pintaba, por impulso y curiosidad decidió acercarse para echar una ojeada a los trabajos de Kaeya, habían paisajes en tonos oscuros que tenían una profundidad increíble y un acabado casi impecable, habían flores de diferentes tonos, retratos de sus familiares y en un pedazo de hoja había un rostro algo similar al suyo, aunque dejo de mirarlo cuando escucho al otro preguntándole si necesitaba ayuda, este se despega de los cuadros y vuelve a su tarea original, agarrar las mantas.

Posteriormente ambos se organizan en el sofá de la manera más cómoda posible y aunque Kaeya planeaba dormir en su habitación se terminó quedando allí por la insistencia de su compañero.

Mientras hablaban, habían de esas risas sin sentido que siempre tenían lugar en la madrugada gracias al cansancio y los tragos de horas antes, el tiempo que pasaban juntos era tan reconfortante para ambos que inevitablemente ambos cayeron dormidos, todo estaba de maravilla hasta que el de cabellos claros se despierta a raíz de un insoportable dolor de cabeza y unas ganas estúpidamente altas de vomitar, este al sentir como los tragos de la noche anterior estaban pasando a cobrarle la tarifa sale corriendo al baño más cercano que se encontraba en la habitación de Kaeya, claro está que como todo estaba a oscuras se lastimó un par de veces en contra de las paredes, y recapitulando todo lo de la noche anterior se sintió avergonzado al darse cuenta que no estaba en su casa, y su vergüenza aumento aún más cuando sintió que las luces de la habitación habían sido encendidas, pese a la pena del momento, no pudo dejar de expulsar todo el revoltijo de tragos que había tomado antes, intentó acomodar su cabello de forma en que su última pizca de dignidad no abandonara su cuerpo pero está acción fue negada al sentir un par de manos agarrando su cabello para que no se ensuciara de los fluidos que expulsaba de su garganta.

- Déjame ayudarte, te vas a ensuciar todo y dudo que quieras ducharte con agua fría a las cuatro de la mañana - Kaeya daba todo de si para ayudarlo, aunque los escalofríos en su cuerpo eran bastante altos no les tomaba importancia y ayudaba a su amigo con lo que podía. - ¿Terminaste? - al preguntar esto pudo sentir como el otro asentía suavemente con la cabeza para posteriormente halar la palanca del baño y agarrar algo de papel higienico con el cual limpiarse.

- Perdón.

- ¿Por?

- ¿Realmente lo debo explicar? - Dijo, cosa que hizo reír al más alto - ¿Tienes pastillas para el malestar? Me siento horrible.

- Oh si, acompáñame a la cocina así te hago un té o algo.

- Perdona las molestias.

- No te preocupes, no me molesta para nada. - dice el de cabello azulado mientras le sonreía.

Ya estando en la cocina Kaeya saca una tetera y pone a hervir agua para diluir el té.

- No te quitas el parche ni para dormir eh. - dice el rubio notando que el parche de Kaeya ya parecía como si fuera parte de su piel.

- No duermo con el, solo me lo puse para atenderte.

- ¿Y porque simplemente no lo dejaste a un lado?

- Hmmm, no lo sé, ya es costumbre.

Al parecer Albedo iba a decir algo más pero fue interrumpido por Kaeya el cual le estaba ofreciendo diferentes infusiones de té para que tomara junto a la pastilla y se sintiera algo mejor.

- ¿Te sientes mejor? - pregunta Kaeya al ver que Albedo ya había terminado su taza de té.

- Algo, el té estaba muy rico, gracias - dice en compañía de un bostezo.

- No hay de que, al parecer ya te volvió el sueño, te parece si volvemos a dormir?

- Claro, pero no es necesario que duermas conmigo, es tu casa y debes estar cómodo, no me importa si vas a dormir a tu cuarto en vez de dormir conmigo en el sofá. - dice Albedo mientras se levanta de su lugar.

- No me molesta, en realidad... me gusta estar a tu lado, es cómodo. - suelta el más alto algo avergonzado.

- Pareces un niño pequeño.

- ¿¡Perdón!?

- Solo bromeo. - dice Albedo para finalmente volver a recostarse en su lugar.

- Albedo.

- Hmm?

- Buenas noches.

- Buenas noches a ti también.

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Bien, otro capítulo más a l tabla, muchísimas gracias a todas las personas que han votado por la historia, ya hemos llegado a los 100 votos y es algo que me pone muy feliz.

Como siempre digo, si hay faltas de ortografía o cosas incoherentes agradezco mucho que me lo hagan saber.

Este capitulo fue algo que se me ocurrió más la situación con Aether que claramente no me pasó a mi *llora* me gusta el hc de que Albedo es pésimo con el alcohol y Kaeya le ayuda a pasar la embriaguez, en fin, tengan una feliz tarde/noche y nos vemos luego

Bye bye!

The Sparkle Of Your Eyes - Kaebedo [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora