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Nuevo día, nuevos planes. Kaeya Alberich se encontraba desayunando en el buen cazador mientras organizaba su agenda mentalmente. El fresco viento que trae la mañana siempre es bueno para despejar un poco la mente, cosa que le viene como anillo al dedo al capitán de favonius.


Ya estaba decidido, cerca del anochecer se haría una reunión con los superiores de Kaeya y la maestra Jean para discutir acerca del asunto de la investigación.
Como aún no acontecía nada fuera de lo normal, el plan de Kaeya sería asistir a aquella reunión luego de haber visitado a Diluc.


Una vez en frente del viñedo algunos de los trabajadores pudieron percatarse de su presencia, y esto los hizo sentirse mucho más aliviados. Pronto Kaeya sería testigo de la razón por la que toda esa gente tenía tan altas expectativas depositadas en él.

-Buenos días Elzer, Connor, Adelinde. La mansión luce impecable, justo como la última vez que estuve aquí.

Sus ojos no dejaban de recorrer los interiores de la casona. Cada rincón de aquel lugar le recordó inmediatamente a su niñez, y asimismo, rememoraba el momento en el que su último atisbo de su inocencia murió. Uno de los hombres presentes se acercó al joven, sacándolo de su trance.


-Señor Kaeya, puede que usted no esté listo para presenciar esto, asi que si quiere podemos acompañarlo.

-¿Acompañarme? ¿para qué?

Los empleados quedaron en silencio, observando como el peliazul subía las escaleras con total determinación. No tenía mayores preocupaciones, después de todo en su mente solo era una pequeña enfermedad.

¿o no?

Estaba apunto de entrar de un terreno familiar para él, pero dado a las circunstancias, decidió ser más precavido. Tocó un par de veces la puerta para no ser tan invasivo con Diluc.

Como no hubo respuesta alguna decidió repetir los golpes. Al cabo de unos segundos abrió la puerta sin más, adentrándose al dormitorio del otro hombre.


El lugar emanaba un fuerte olor a humedad, y con la poca luz que llegaba a la habitación pudo notar que el lugar estaba hecho todo un desastre. Kaeya sentía ganas de alejarse de ahí, hasta que vió una rojiza cabellera desprenderse de un bulto envuelto en sábanas.

-¿Diluc?

El nombrado no realizó ni un solo movimiento. Estaba estático, casi muerto. Kaeya se molestó.

-Sé que no me quieres aquí en tu casa, pero no me gusta como te estás comportando.

Más silencio.


El peliazul bufó y se dispuso a remover todas las sábanas que envolvían al otro, más no contó con lo que se encontraría. El otro hombre estaba pálido, con el cabello hecho un desastre, y desnutrido. Pero lo que más le impactó a Kaeya, fue la expresión de agonía que tenía en su rostro.

-¿Que te pasó, Diluc? ¿Acaso estás loco?

Trató de levantarlo como pudo, pero Diluc rechazó completamente el gesto de ayuda.

-Vete -pronunció.

-¿Quieres que me vaya? ¿Después de haberte visto en este estado? Voy a llamar a las mucamas para que te den un baño, pareces un muerto viviente.

Justo antes de que Kaeya dejara la habitación, una fría y huesuda mano le agarró el tobillo. El moreno al voltear se encontró con la horrible expresión de furia del pelirrojo, sacándole más que un susto.

-¡Santa mierda! Agh... Déjame ir Diluc, por favor.


-Ni se te ocurra llamarlos, si ellos me descubren...

-¿Descubrirte? ¿A qué te refieres?

Un pesado silencio invadió la habitación. Diluc evitó tener contacto visual con el contrario. Como pudo se levantó del suelo y tapó su cuerpo con una manta.

-Diluc, hace casi una semana que no apareces en la ciudad, todos se están preocupando por ti. Mira, traje algunas medicinas de la ciudad, pero ahora dudo que te sirvan... -sus ojos recorrieron el delgado y decadente cuerpo de Ragvindr.

-... no quiero que te involucres en todo esto, ¿me oíste? La mansión se está volviendo muy peligrosa.

-¿Peligrosa? ¿Por qué?

-Porque yo soy el peligro en cuestión.

-Vamos Diluc, no me digas eso. Pienso que deberías... no sé, descansar un poco, darte un baño relajante y comer...

-Algo está pasando conmigo Kaeya, y me cuesta controlarlo. Hace días que llevo sin comer, mi cuerpo rechaza todo, y el hambre que tengo es tan insoportable que me llega a doler todo por dentro.

-Diluc...

Thirsty | KaeLuc [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora