Destino II: I Love You 2 [MoonSun]

Capitulo 2

Yongsun

Estaba revisando el expediente del último paciente que había atendido, dejé la carpeta en el lugar donde los acomodaba siempre, eso era la última cosa que me faltaba por hacer, después iría a casa sin ver atrás, bien sé que mi madre hoy le toca turno así que no la vería en casa... por hoy.

Froté mis ojos con suavidad porque empezaba a tener sueño, no era tan tarde pero debía de suponer que dormir en casa ajena no era lo mismo que en mi propia casa.

Escuché unos ligeros toques en la puerta pero la propia ya había sido empujada con suavidad, escuché los rápidos pasitos y levanté enseguida la cabeza, ella sonría de manera tan deslumbrante que me hizo olvidar todo a mi alrededor, por inercia me levanté del asiento y la abracé tomándola en brazos, tiene sus cuatro años pero eran solo números porque para mí seguía siendo mi bebé.

El hombre sonrió con dulzura al ver la escena, y optó por tomar un momento para hablar, pensé que Eric estaría con una actitud de fastidio, pero cómo pude tan siquiera pensarlo, si él siempre había sabido entenderme en todos los años que llevamos de casados.

-Mi princesa te extrañó mucho ayer.-Se acercó a nosotras- Por eso hoy decidimos venir por ti.- él se acercó más a mi rostro para luego dejar un beso suave en mi mejilla.

-Papi, dijiste que hoy mi mami sería solo para mí...-Me reí por la actitud regañona de mi pequeña quien luego bajé al suelo.

-Estaré para ustedes.-Sonreí y Eric solo me miró mostrando su tierna sonrisa, él miró por un segundo a Yoohyeon para tomarla en sus brazos, luego regresó la mirada a mí.-Entonces, vamos- dejé a un lado la bata blanca que suelo usar para luego tomar mi bolsa y salir del lugar.

El camino al estacionamiento era un poco largo, entonces por más que lo intenté no pude evitar pensar en lo afortunada que había sido al encontrar un hombre como Eric, nunca pensé que después de irnos de Suwon, él seguiría detrás de mí luego de que le dijera que no quería nada con él, por supuesto, solo éramos amigos, yo en ese tiempo estaba muy mal por el hecho de que alguien hubiera decidido por mí, pero qué más podía hacer cuando es una mujer y es tu propia madre.

La desición de que yo dejara a Byul había surgido de la mente de mi madre prohibiendo cualquier contacto con el amor de mi vida, me prohibió seguir siendo novia de Byul porque no es lo correcto para la sociedad, según sus palabras, desde ese momento me había condenado a estar lejos de Moon Byul.

Nunca entendí el cambio tan drástico de la actitud de mi madre, parecía estar más encantada con Byul que conmigo misma, pues en el tiempo que habíamos estado en casa de los Moon, ella hablaba maravillas de su "nuera" para que yo me fijara en ella, claro estaba que lo que ella anhelaba es que yo estuviera con alguien como Byul, pero después de su regreso de Seúl, ella había cambiado de opinión y decidió simplemente elegir por mí, no le importó que yo sufriera.

Por supuesto que Eric no le gustaba tanto la idea, pero ser solo amigos era lo único que le podía ofrecer, después de terminar mi relación con Byul, él estuvo siempre a mi lado, pero más allá de sentirse victorioso, se mostró siempre muy amable conmigo y me trató bien, aunque en la cena que había hecho mi madre, de la cual Byul me había preguntado, me quedó claro que su padre era el hombre más feliz de que yo estuviera tan cerca de su hijo.

Por supuesto que después de terminar mis estudios en Suwon, regresé a Seúl donde estudié la carrera de medicina como siempre había querido, mientras que Eric seguía cursando el último año de preparatoria, así que era casi imposible que estuviéramos cerca, y así "terminamos" nuestro noviazgo. Durante un año permanecimos así, pues no teníamos un lazo que nos uniera más allá de la amistad, solo una amistad hablando en un silencio interminable. El tiempo fue una agonía que con tan solo recordarlo, todo revive de la misma manera, el chico y yo habíamos mantenido contacto y aveces hablábamos por teléfono, pero nada importante, claro que en ciertos momentos llegamos a vernos pero por nuestros padres, porque en realidad ambos nos manteníamos ocupados en nuestras respectivas carreras.