En la cima absoluta del poder, los omegas son la supremacía en el dominio sobre las demás razas.
En un mundo adaptado a la imposición del más dominante, la obediencia y demanda son requisitos en la supervivencia; sin embargo, la excepción puede ser...
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En algún punto del camino sus manos se entrelazaron.
El tacto caliente ardía en la piel sensible de Jimin, mientras que estimulantes sensaciones viajaban por cada rincón de Yoongi. Ambos sin decir palabra continuaron caminando por los amplios y solitarios pasillos de aquella mansión con un objetivo en común.
El omega se encontraba ansioso, era la primera vez que tendría un acercamiento íntimo con su primer juguete, y debía admitir que las emociones creadas en su mente estimulaban bien a su imaginación.
Y es que podía verlo tan claramente... Yoongi acostado en su cama completamente desnudo, su piel blanca como la nieve acariciando las mantas rojas en un contraste sublime que acariciaría su vista como los pétalos de una rosa; la cadena en su cuello invitándole a tirar de ella con fuerza, para luego marcar cada rincón con sus dedos, como un sello personal, reclamando una vez más aquello que era completamente suyo.
El lobo en su interior gruñó en completo gusto gracias a las imágenes formadas tras sus pensamientos, y Jimin sonrió ladino mientras apretaba aquella mano que sostenía al caminar.
Siguieron caminando por un par de minutos hasta que llegaron a unas grandes escaleras en forma de caracol, en silencio las subieron para llegar a un pasillo de altas paredes pintadas en gris oscuro con una única puerta situada en el fondo.
—Es mi habitación de juegos —explicó Jimin, al notar la evidente confusión en el alfa.
—¿J-juegos? —preguntó Yoongi, lamiéndose los labios mientras caminaba.
Jimin lo miró de reojo. —Allí te enseñaré a complacerme, alfita. Y yo también te complaceré a ti.
Ambos se detuvieron frente a la puerta y el omega sacó un juego de llaves de su bolsillo derecho, rápidamente la abrió, permitiendo que el castaño ingresara primero.
Yoongi observó el lugar con curiosidad, los colores oscuros predominaban, dándole al rojo un pequeño contraste protagónico que sin duda llamó su atención. Grandes estantes cubrían la pared derecha, repletos de diferentes objetos que le resultaron fascinantes, del lado izquierdo había una pared negra con muchas cadenas adheridas a ella, mientras que en el centro yacía una enorme cama de sábanas rojas y pilares negros con más cadenas adornándolas, y un sofá de cuero rojo situado al lado derecho.
Sintió como su respiración se cortó cuando los brazos del omega le rodearon por atrás, apresándolo con fuerza.
—Bienvenido a nuestro mundo, nene —susurró Jimin en el oído derecho, para luego mordisquearle sutilmente.
La respiración de Yoongi sufrió otro descontrol cuando las manos de su dueño se pasearon con lentitud por su abdomen; aquel toque era nuevo, electrizante y adictivo, el alfa se encontró jadeando con facilidad, amando sentirse así, y queriendo descubrir más allá de los pequeños límites que estaban impuestos hasta ahora.