Jimin estaba trabajando en su oficina cuando tocaron a la puerta. Otorgó el permiso necesario, y en cuestión de segundos alzó una ceja que evidenciaba una sorpresa bastante fingida.
—Mi líder —saludó el omega que había llegado, ofreciendo una reverencia completa al pelinegro.
—Suyin —pronunció Jimin, su lengua saboreando cada palabra—. ¿A qué se debe tu visita?
El mencionado sonrió con fingida amabilidad, era una de esas sonrisas que ablandaban los ojos a la fuerza, siendo evidente y patético al mismo tiempo. Se tomó su tiempo para responder, pues necesitaba primero analizar todo lo que le rodeaba, tanto grandes como pequeños detalles.
—Se trata del concejo, mi señor —inició Suyin, concentrándose en Jimin—. Todos los miembros están inquietos por lo que sucedió ayer.
—Es problema de ellos, ¿no crees? Sabían lo que pasaría, y si lo que me dices es cierto me demuestra que tengo un grupo de concejo bastante débil.
—Mi señor —llamó con calma—. Le suplico que comprenda un poco lo que hizo. Fue cruel arrebatarles sus preciados juguetes, algunos de ellos no tenían nada más que eso en sus vidas solitarias.
—Bueno, ahora pueden adoptar un perro o un gato —sugirió Jimin con una sonrisa mezquina—. ¿A qué te enviaron exactamente? Porque si es con la intención de hacerme sentir culpable, debo informarte que pierdes tu tiempo.
—Jamás tendría tal atrevimiento, mi señor —dijo alarmado—. Estoy aquí porque me siento preocupado por lo que mi líder tenga que afrontar luego que la ley comenzó a formar parte del libro de los tratados.
El omega Park lo miró con intensidad por un tiempo considerable, lo hizo hasta que Suyin bajó la mirada con sumisión natural que no pudo controlar a su antojo.
—Agradezco tu preocupación, Suyin —habló Jimin, en un tono plano que no pudo mostrar si decía la verdad o mentía.
El miembro del concejo se relamió los labios, su olfato detectó un aroma agradable que creció a medida que pasaban los minutos y él continuaba en ese salón. Pronto descubrió de qué se trataba, habían velas aromáticas por todo el lugar, fue un detalle que le pareció curioso, pero que al mismo tiempo no era digno de su atención.
—Si mi señor me concede el honor de brindarle un consejo... —inició dubitativo—. Las cosas pueden salirse de control y quiero reafirmar mi lealtad con usted.
La mirada de Jimin se tornó en demasía peligrosa cuando preguntó:
—¿Realmente eres leal a mí, Suyin?
—¿Mi señor no confía en mi palabra como miembro del concejo? —preguntó el mencionado.
—No te ofendas, pero no confío en nadie —sentenció Jimin—. Todos los miembros del concejo son "leales" por temor y no por lealtad —aseguró—. Yo no les temo, no les debo lealtad, ni una pizca de reconocimiento, así que, lo mejor será que te guardes tu consejo. Si alguna vez llego a necesitarlo, me encargaré de hacerlo saber.
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Alpha's owner ⛓ YM
RandomEn la cima absoluta del poder, los omegas son la supremacía en el dominio sobre las demás razas. En un mundo adaptado a la imposición del más dominante, la obediencia y demanda son requisitos en la supervivencia; sin embargo, la excepción puede ser...