Problemas

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Oscuridad... Es lo único que me rodeaba.

Podía escuchar la brisa entrar por la ventana abierta de la habitación donde me encontraba.

En este momento mamá y papá habían ido por algo de desayunar, no me gusta que se queden todo el tiempo aquí. Se que ambos tienen cosas que hacer.

Suspiré y al final apreté los labios. No poder ver en ocaciones resultaba aburrido. Bueno, menos cuando ella estaba presente.

Sonreí de oreja a oreja cuando pude distinguir el olor de su perfume. T/n tenía un olor algo peculiar, no era empalagoso pero tampoco era opaco, simplemente era uno que te daba tranquilidad. Pero esta vez, el olor a menta venía con ella.

Pude distinguir como cerró la puerta con cuidado.

-¿De nuevo piensas que estoy dormido?

-¡Por el ogro! -reí animadamente.

Me la podía imaginar con la mano en el pecho algo asustada.

-Lo siento. -murmuré entre risas.

-Ya te he dicho que dejes de hacer eso.

Mi sonrisa se borró cuando el olor a hamburguesa llego a mis fosas nasales, me enderecé de inmediato en la tediosa cama donde me seguían manteniendo desde hace un mes.

-¿Traes comida?

-¿Como lo sabes?

Sonreí.

-No se si tenga que entrar en pánico. -escuché el leve sonido que hacían sus tenis al caminar en mi dirección -Te traje "Comida chatarra vegana". -sonreí divertido.

-¿Quien le puso un nombre tan grande?

-Te estoy ayudando a cuidar del medio ambiente. -dijo con superioridad.

Ambos reímos.

-Lo trajiste de contrabando, ¿No es verdad?

-Oh, por supuesto que si. -sonreí de lado.

Por más bromas que intentara gastarme, yo sabía que ella no estaba bien.

Hace un mes había perdido su mundo entero. Pero ahora trataba de lucir como si nada hubiera pasado. En ocaciones podía sentir lo reprimida que estaba, eso no me gustaba.

Pero T/n es la mujer más testaruda que conozco. Así que se niega a hablar sobre el tema.

Tanteé la cama sujetando su mano y dándole un leve apretón.

-¿Estas bien?

-Si. -ladeé la cabeza -Estaba pensando en la Universidad. Estoy a tiempo de regresar a clases antes de suspender al año y perder la delantera que la profesora me brindó... Hace meses. -apreté los labios.

-Sigues mintiendo muy mal.

No se como lo hacía. Pero simplemente sabía que mentía. Había algo en ella que se desestabilizábamos cuando lo hacía.

-Ya te dije que no miento.

-Ajá, y sigues haciéndolo igual de mal.

Escuché un bufido/risa que me hizo sonreír.

-¿Y bien? -dije pasados unos segundos.

-Eh fingido tanto tiempo que estoy bien, y ahora no se como estoy. - murmuró.

Suspiró tensamente, soltó mi mano y luego escuché el sonido de la bolsa con la comida.

Apreté un poco los labios.

Cuando seas mía. Tomar una decisión.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora