Harto.

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-Valla, así que vuelves a tocar fondo.

Me apresuré a alcanzar a T/n una vez que me regresaron su tarjeta. Si, ella había terminado pagando la fianza, que no salió nada barata por cierto.

Pagó más de mil doscientos dólares, por culpa de Ryan.

-T/n.... -lo vi acercarse a las rejas, como detestaba ver así a mi hermano -¿Aidan viene contigo?

-Aquí. -levanté la mano.

-No te sienta estar en este lugar. -murmuró T/n.

Por la expresión que puso, supe que estaba recordando algo. Mordió su labio mirando la celda donde estaba mi hermano y metió las manos a las bolsas de su pantalón.

-¿Que hiciste? -lo miró después de unos segundos.

Froté las manos y me acomodé el gorrito de lana que traía en la cabeza. Afuera hacía un frío de muerte, y la nieve no ayudaba.

Los labios, mejillas y dedos rojos de mi gemelo me recordaron que le trajimos ropa.

-Toma. -dije pasándole la chamarra, unos guantes, un gorrito y una bufanda.

T/n me había llevado a comprarlos junto con lo que yo traía. Seguía cuidando de los dos a pesar de todo.

Apreté los labios al verle una herida en la frente que seguía sangrando.

-Gracias. -Trajo de nuevo mi atención.-Me porté mal. -dijo desviando la vista mientras se ponía la chamarra.

T/n giró los ojos mientras se recargaba en la pared y cruzaba los brazos.

-Eso ya lo sabemos, tonto... ¿Que hiciste?

-¿Si ya saben para que me preguntan? ¡AY! -se frotó la nariz después de que T/n le lanzara una pequeña piedra.

Esta mujer tenía habilidades que desconocía. Una simple piedra había lastimado a mi hermano. Y eso que ella la lanzó con dos simples dedos.

-¿Que hiciste?

-Se me olvidaba que eras salvaje.

T/n sonrió con cinismo.

-Nada del otro mundo.-respondió mi gemelo.

Vale, cuando mi hermano decía eso, entonces si era grave.

-Ryan... -adverti.

-¿Estaban juntos? -desvió el tema.

La mirada que me dio me hizo entender que rezaba por que no fuera así. Si le decía que T/n y yo estábamos juntos, las cosas se podían poner feas. Además, por los ojos irritados de Ryan, sabía que había tomado.

Ya lo quería ver a los 60 años con problemas en el hígado.

-Algo parecido. -me apresuré a decir al ver a T/n abrir la boca.

Ella no mentía. Nunca, así que esperaba que me siguiera la corriente. Me miró de reojo, pero no dijo nada.

-Me ha llamado en cuanto se enteró de lo tuyo. -la señalé con la cabeza.

-Aja... -me ayudó.

Ryan asintió despacio. Agradecía que tuviera su cerebro alcoholizado, de lo contrario, se daría cuanta de lo pienso. Ya saben, conexión de gemelos.

-¿Mamá y papá...?

-Para nada. -se atrevió a contestar T/n.

Ryan suspiró con tranquilidad.

-Gracias. De verdad. Creí que no vendrían.

-Llamaste a mi casa... -acotó T/n cruzándose de brazos-¿Por que no iba a venir?

Cuando seas mía. Tomar una decisión.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora