Chapter Ten

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Llevaba noches sin poder conciliar el sueño, estos últimos días estaba mucho más cansado sin razón aparente y eso le molestaba de una manera inimaginable.

Lo único que le animabaeste día era el saber que dentro de unas horas podría salir con Conway a dar un paseo y conocer esta maravillosa ciudad. Que apesar de que Gustabo la seguía viendo igual de oscura, gris y asfixiante que siempre, ahora estaba logrando ver su parte más hermosa. O al menos lo trataba.

Pero lo que mantenía su mente ocupada en este momento era el simple hecho de que todo se le estaba yendo de las manos, él se lo recordaba a diario. Había dejado acceder a Conway a una parte de su mente muy peligrosa. Había logrado desbloquear recuerdos que él se había encargado de bloquear hace años cuando sucedió aquello.

Debía de evitar a toda costa que dejara de meter las narices en recuerdos y problemas que no quería tratar ya que sabía lo que podia desencadenar. Y daba pavor imaginarlo.

Si lo descubría todo su plan, todo el maldito plan que organizó hace 6 años y el que lleva perfeccionando desde entonces se iría a la mierda. No podía permitirselo, ni por él ni por nadie.

Todo desaparecio cuando escucho pasos en las escaleras, alguien se acercaba y sabía perfectamente quien era. Su madre.

Escondio rápidamente la pequeña libreta negra y algo degastada en la parte superior de su armario y la oculto con algunas sudaderas.

Justo en ese preciso momento su madre entró al cuarto de una forma brusa. Debía mantener la calma -apesar de que eso fuera casi imposible estando cerca de ella- si no quería que la descubriese.

-¿Qué haces?

-Estaba arreglando el armario, hay mucho desorden.

-Tú siempre arreglando el armario, ¿no tienes algo mejor que hacer?

Se quedo en silencio, sabía lo que buscaba y no se lo iba a dar.

-Responde.

Un escalofrío recorrió su columna vertebral al notar el tono de voz utlizado, se giro lentamente y una parte que el creía que había eliminado volvió a resurgir de sus cenizas.

-Perdón, ¿necesitas algo mamá?-agacho la cabeza un poco, evitando mirar los ojos negros llenos de desprecioi de su progenitora.

-¿¡Qué si quiero algo?!-se estaba acercando y el miedo de Gustabo aumentaba.

-¿Acaso no te das cuenta hijo mío? Tu madre necesita dinero y tu padre no quiere darselo, vas a tener que pedirselo tú.

-No le voy a pedir dinero, sabes perfectamente que odio hacerlo.

-Harás lo que yo te diga, que por algo soy tu madre y vivas bajo mi techo.-su mano agarro con fuerza la cara de gustabo apretandola con fuerza.

"no por mucho tiempo, zorra"

-¿Qué he dicho sobre quedarnos callados? ¡Responde cuando te hablo, joder!

-S-si, lo haré. No te preocupes.-su voz temblaba de pánico y terror.

-Y ahora recoge esta pocilga que esta llena de porquería, eres un asqueroso.-setenció soltando  la cara de Gustabo con asco haciendo que este cayerá al suelo.

Poco despues de eso salió de la habitación dejando a un pequeño Gustabo de rodillas en el suelo paralizado con lagrimas en los ojos. Por su mente pasaban pequeñas rafagas de recuerdos no deseados que había traido de vuelta al oír la voz de su madre. Se volvía a sentir aquel niño pequeño de 7 años que se encerraba en el armario hecho bolita con la cabeza entre las piernas llorando, se volvía a sentir aquel adolescente de 14 años que se iba al rincon de su habitación y lloraba mientras mordía su brazo para no ser escuchado. Se sentía la misma mierda miserable y débil que durante años había intentado dejar atrás.

"levantate y deja de lloriquear, no tires en vano todo nuestro esfuerzo por la borda. No la cagues"

Lo paralizo, todas sus emociones automáticamente se apagaron y sus lagrimas se detuvieron. Se levanto del suelo sin emitir palabra y se dirigio hacia su baño propio, lavo su cara y se peino el cabello rubio con sumo cuidado.

Volvio a su cuarto y se puso sus zapatos negros junto a una sudadera gris. Bajo sin hacer ruido, iba casi levitando y salio de la vivienda.

Llego hasta el sitio donde se reuniria con Conway, solo que antes se acerco a la tienda más cercana y compro una botella de zumo pequeña.

Justo cuando iba a abrirlo, Conway aparco justo enfrente y le toco el claxón. Sonrió levemente mientras entraba al coche y saludaba.

-¿Y bien, a dónde me llevaras hoy? 

-¿Sabes que por más que preguntes nunca te daré una respuesta no? Sorpresa Gustabin.

-Esta bien, esta bien-rió moviendo la cabeza levementa en forma de rendición.

-¿Qué es eso?-preguntó el mayor viendo con curiosidad la mano del menor.

Gustabo se había metido una especie de pildora verde en la boca.

-Oh, es un caramelo de hierbabuena con valeriana.

-¿Y te la tomas con zumo?

-Si, odio su su sabor porque despues de comermela tomo algo para quitarme su sabor. Se me hace más fácil de digerir que tomarla en té. Odio el té.

-El café es mejor, pero ¿por qué lo tomas?

-Al llevar valeriana ayuda a reducir mi estrés.

-¿Y por qué no me pides medicación para eso Gustabo?- su voz mostraba preocupación.

-No creo que sea necesario, solo es un poco de estrés por conseguir trabajo.

-Si tú lo dices, no seguiré con el tema.

-Gracias.-sonrió en forma de agradecimiento.

-Pon algo de música anda, que nos tardaremos un poco aún en llegar.

-¿Me gustará?

-Te encantará, estoy seguro que te enamoraras de este sitio.



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Psychiatrist- JackstaboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora