Chapter Nine

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-No recuerdo nada más, ya se lo dije a mis antiguos 20 psicológicos y ahora a usted.

-No es que no te crea, Gustabo. Es que la memoria no funciona así, por eso se me hace extraño...-contestó algo extraño.

-¿Tan jodidamente difícil es entender que no recuerdo una puta mierda de aquel día?-soltó sin medir palabras.

-Esta bien, te creo, no te preocupes.

-¿eh? ¿me crees?-su rostro mostraba incredulidad.

-Claro que si, ¿por qué no debería creerte?

-No, no es eso, simplemente es extraño que me crean siempre que hablo de esto.

-No tienes motivos para hacerlo, tu memoria tal vez debe estar dañada o tu cerebro esta bloqueando esos recuerdos para protegerte de los traumas que desencadenarían al recordarlos.

-Perdona por alterarme tanto antes, esto es difícil para mi...

-No te preocupes, es una reacción normal.-sonrío dandole seguridad.

-Gracias por entenderlo, supongo.

-Bien, por hoy ya es suficiente. Nos vemos mañana a las 18:00pm ¿te parece bien?

-Si claro, ya veo que por la mañana no puedes.

-La tengo algo ocupada... Por cierto, Gustabo.-dijo antes de que el rubio saliera por la puerta.

-¿Humm?-musito

-¿Haces algo esta noche?

-Pues que yo sepa no.

-Quería enseñarte un lugar y me gustaría que lo vieras.

-Me encantaría, nos vemos esta noche.-sonrío levemente antes de salir.

Estos días en terapia con Conway habían sido muy diferentes al resto.

Una parte de Gustabo quería contarle todo pero había una con mucha más fuerza que le obligaba a guardar silencio.

Y aunque cada día luchara contra eso, había logrado hablar de algunos temas que son difíciles de tratar.

Pero de eso ya te hablaré más adelante, o no, ya veré.

Lo que más había llamado la atención de Gustabo era el hecho de que se había disculpado, y si, ya se había disculpado anteriormente pero esta vez fue real.

Sintió la necesidad de hacerlo y la culpa por haberlo tratado así le estaba carcomiendo, eso no debería de estar pasando joder.

Ahora su mente solo podía pensar en lo que haría para salir esta noche.

Las cosas en casa eran difíciles y para ser sinceros, últimamente lo eran mucho más.

Y aunque eso no eran una de sus principales preocupaciones, tenían su mente atrapada en esas cuatro paredes.

Dentro de unos días cumpliría 18 y tendría que irse de su casa, la idea le emocionaba pues significa la ansiada libertad que tanto anhelaba y la felicidad que deseaba, pero por otra le daba pánico.

No tenía dinero ni un lugar donde ir, estaba jodido.

Sentía que todo su mundo se caía a pedazos y no tenía de donde agarrarse para sobrevivir.

No tenía con que subsistir y si no tenía ni un lugar donde ir, menos a una persona a la que asistir cuando su mundo se desmorone.

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Miro la hora y al darse cuenta de que faltaban 10 minutos para las 21:00 se asomo con cuidado de no hacer ruido a las escaleras para tratar de oír algún ruido en la parte inferior de su casa.

Psychiatrist- JackstaboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora