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Fetiche

AU: No Aliens, No Voltron

No pudo reprimir una sonrisita cuando vio a Keith entrar en el comedor.

Aún llevaba la camisa azul rey de Lance, solo se había puesto ropa interior antes de salir de la habitación que compartían, se le notaba somnoliento después de una noche tan movida como había sido la anterior.

No sabía si sentirse bien o mal por ello, pero Keith siempre había estado abierto a cumplirle sus fetiches.

Lance definitivamente sentía que podía morir en paz después de haber sido capaz de ver a Keith montándolo mientras usaba esa camisa.

Se mordió el labio ante el recuerdo, sus cejas curveadas, los movimientos de su cadera, los gemidos que dejaba salir, ah, mierda, si seguía pensando en eso se generaría otra erección.

Ahora que lo pensaba detenidamente, nunca le había preguntado a Keith si tenía algún tipo de fetiche, y bueno, si su novio estaba dispuesto a cumplirle los suyos, lo mínimo que podía hacer Lance era mostrar la misma disposición.

—oye Keith —le llamó, el aludido simplemente dejó salir un sonido monótono mientras daba un sorbo a su café para dar a entender que estaba escuchando—. ¿Tú tienes algún fetiche?

Por poco y se le sale el café por la nariz.

Su cara se puso completamente roja y tuvo que parpadear un par de veces para que su cerebro terminase de captar la pregunta, mientras que el cubano esperaba pacientemente por su respuesta.

—¿Por...? —carraspeó—. ¿Por qué preguntas eso tan de repente?

—bueno, tú ya me has cumplido varios de mis caprichos, como el de anoche, el del bondage, el de...

—sí, sí, no necesitamos enlistarlos —interrumpió con la cara roja de vergüenza.

Lance dejó salir una tenue risa, entrelazó sus dedos creando un puente y recargó su mentón en este mientras sus codos se apoyaban en la mesa.

—mi punto es, creo que me parece justo que sea mi turno de complacerte.

Keith no dijo nada durante breves instantes y se mordió el labio inferior mientras observaba con detenimiento los largos dedos de Lance.

Las manos del cubano eran más fuertes de lo que aparentaban y no estaba del todo seguro de cuando fue que comenzó a preguntarse qué tan bien se verían aquellos dedos acanelados alrededor de su pálido y ocasionalmente marcado cuello.

—ahórcame —espetó sin pensar.

De acuerdo, Lance no esperó que eso llegase a escucharse tan malditamente provocador.

El de hebras azabachadas rápidamente se puso rojo a causa de la vergüenza que sintió cuando comprendió que había hablado sin pensar, como solía suceder de vez en cuando si de su novio se trataba.

—ay, olvida lo que dije, tengo sueño, ¿tú tienes sueño?, me voy a la cama —y con eso dicho, se levantó de un salto de la silla y se fue corriendo a la habitación, dejando la taza de café sobre la mesa.

Lance quedó pasmado en su lugar durante breves instantes, tuvo que parpadear un par de veces para digerir la petición de su novio y entender lo tentadora que sonaba.

—¡Keith, espera! —repeló mientras se ponía de pie con un salto y corría hasta la habitación.

Cuando llegó a esta, lo encontró hecho bolita bajo las cobijas, Lance había descubierto que hacía ese adorable acto cada que se sentía avergonzado o nervioso con respecto a temas de su relación como pareja.

Se tumbó a su lado y lo envolvió en sus brazos.

Estuvieron así durante varios minutos hasta que Keith finalmente se dignó a quitarse la cobija de la cabeza y darse la vuelta para darle la cara, evadía el contacto visual y sus mejillas todavía seguían rojas, pero eso solo era adorable a los ojos azules de Lance, quien dejó salir una tenue y seductora risa para cortar el silencio, sucesivamente se acercó a la oreja de Keith y susurró:

—entonces... ¿Quieres que te ahorque...?

Un escalofrío le recorrió la espalda, a veces maldecía que Lance supiese como hablarle con tal de provocarlo.

Un sonido gutural escapó de su garganta a la vez que los labios del cubano comenzaron a recorrer su cuello con pequeños besos y una de sus manos delineaba delicadamente sus clavículas desnudas a causa de que la camisa tenía los primeros dos botones sin abrochar.

Su mano subió por el cuello hasta llegar al mentón del más pálido, con su dedo pulgar acarició los labios carnosos de su amado e insistió.

—¿eso quieres...?

Keith no encontraba voz para confirmar, así que se limitó a asentir con expresión suplicante, deseando con todas sus fuerzas acabar con la escasa distancia que quedaba entre sus rostros.

Las cosas no tardaron en escalar, comenzando a besarse con pasión, las pocas prendas que llevaban puestas desaparecieron en cuestión de momentos, los sonidos obscenos volvieron a inundar la habitación de la misma manera que la noche anterior, solo que esta vez las posiciones se encontraban invertidas, siendo el moreno quien se encontraba posicionado sobre el cuerpo de Keith, que se retorcía bajo él.

¿Quién diría que ver al chico que siempre traía cara de culo a la escuela con una expresión que delataba que se derretía de placer sería su pan de cada día en un futuro?

Una vez dentro de él, su mano se aventuró paseando por el torso de Keith, recorriendo lenta y tortuosamente hasta llegar al pecho, las clavículas y finalmente el cuello, cerrando su mano alrededor de este provocando el escape de un gemido agudo cuando generó una leve presión en su agarre.

El vaivén comenzó a darse de forma frenética, tal y como les gustaba, con golpes certeros que provocaban gemidos descontrolados y espasmos que les recorrían el cuerpo, Keith parecía más que satisfecho de estar cumpliendo su fetiche y la expresión de placer en su rostro lo delataba, Lance amaba observar su rostro mientras se lo hacía, memorizar cada mínima expresión de ese rostro para utilizarlas a su favor en caso de estar en soledad era lo mejor.

Ambos lograron terminar complacidos con dicha experiencia y caer rendidos con un agotamiento todavía doble después de la actividad hecha en la madrugada.

Los dedos de Lance quedaron marcados en la tez pálida de su amado, que jadeaba buscando recuperar el aliento perdido en ese round mañanero.

El cubano dejó salir una pequeña risa de satisfacción.

—que mejor forma de convencerte de hacer un mañanero ¿eh? —dijo con una leve risa—. Lo empezaré a aplicar más seguido.

—vete al diablo —espetó de regreso, quería sonar molesto, pero estaba contento y complacido, la risa que dejó salir fue el delator de ello—. Lo que debemos hacer es darnos un baño.

Lance lo miró con una expresión insinuante.

—ni lo pienses —advirtió.

—muy tarde, ya lo pensé.

[ . . . ]

Siempre espectadora nunca protagonista- aque- jsjs

Yo también quiero que Lance me ahorque -llora-

Muy bien, ya paro xd jsjs debería estar estudiando para los exámenes de mañana pero no, aquí me ven corrigiendo esta barbaridad.

En fin, espero que les haya gustado, cuídense y tomen agüita, nos leemos luego, baiiiiii.

KINKTOBER KLANCEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora