| | D Í A . 4 | | P A P I | |

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Papi

Cuando Lance le dijo que lo iba a hacer gritar esa noche después de haberle dicho "papi", jamás pensó que se tomaría su amenaza tan en serio.

Estaba tumbado boca abajo, con el culo en alto, sus brazos se encontraban atados a su espalda con un cinturón, el falo de Lance se frotaba con insistencia en su entrada mientras que este se divertía acariciando sus muslos con la yema de sus dedos para finalizar, mayormente, nalgueando su trasero.

El cubano realmente parecía estar disfrutando de esto.

Y Keith no podía decir que él no lo hacía, sin embargo, Lance se estaba tomando su maldito tiempo y eso comenzaba a desesperarlo, la forma en la que se retorcía era suficiente prueba de ello.

—Lance... —atinó a llamarlo entre jadeos. Tuvo que apretar los labios un momento y pasar saliva antes de poder terminar de hablar—. Solo mételo de una vez...

Quería escucharse molesto, pero no logró sonar nada más que suplicante, para gozo del cubano, quien no hizo más que dejar salir una tenue y seductora risa que le erizó la piel.

Sintió los largos dedos de Lance posarse en las hebras de su cabello y dar un suave tirón que le sacó un gemido pequeño, pronto el aliento cálido del moreno golpeaba directamente en su nuca, causándole un escalofrío, casi podía sentir la sonrisa complacida que le estaba dedicando.

—de acuerdo —accedió, alineando su músculo erógeno con el canal anal, Keith se contrajo con anhelo, solo necesitaba presionar un poco más y ya lo tendría adentro—. Solo si me llamas así otra vez...

Un sonido gutural escapó de su garganta.

Se arrepentía de haber pronunciado esas cuatro letritas algunas horas antes.

Se mordió el labio, a este punto su urgencia y deseo sexual lo sobrepasaban.

—papi... por favor —suplicó de forma más marcada.

Los dientes de Lance se clavaron en su nuca al mismo tiempo que se enfundaba de golpe para que su falo fuese rodeado por el cálido interior del mestizo, de no ser por la constancia con la cual tenían relaciones, probablemente eso hubiera dolido un poco.

Keith dejó salir un chillido levemente agudo y sus ojos se pusieron en blanco.

Lance sabía cómo hacerlo llegar al paraíso de diferentes maneras y esa definitivamente era una de sus favoritas.

A Keith le encantaba la sensación que le provocaba tenerlo dentro y recibir su semen, le causaba un sentimiento de estar lleno, completo, su corazón se sentía pleno cuando estaban juntos de esa y de otras formas menos sexuales.

Y a Lance le encantaba ser quien podía ver a Keith de esta forma, escuchar su voz y los sonidos obscenos que dejaba salir cuando se encontraban así, sentirse abrazado por su calor y ver su lado vulnerable.

No simplemente tenían sexo, buscaban hacer que el otro se sintiese bien.

Los movimientos y roces que Lance le proporcionaba a su pareja en ciertos puntos eran con la única intención de causar esa sensación de hormigueo y esos gemidos que delataban que lo hacía bien, que lo estaba disfrutando más de lo que jamás iba a admitir.

Keith jadeaba y gemía el apodo pedido, en ese momento no lo hacía con intención, pues se encontraba abrumado por todas las sensaciones que lo envolvían, pero inconscientemente sabía que la forma lasciva en la que salía esa palabra solo provocaba que Lance se excitase más, lo que hacía que golpease con insistencia su interior, justo en ese lugar que lo hacía estremecer.

La eyaculación fue inminente, solo había sido cuestión de tiempo, ocurrió de forma sincronizada tal y como la mayor parte de las veces que tenían coito.

Lance quedó inclinado sobre Keith, su mentón reposaba en el hombro del más pálido, sus antebrazos estaban apoyados en la cama, ambos jadeaban y el cubano podía jurar que podía sentir como diversos espasmos todavía golpeaban el cuerpo de su pareja.

Una pequeña sonrisa se curvó en sus labios.

Definitivamente, que Keith le dijese "papi" se había convertido en su nuevo fetiche.

[ Fin Del Día 4 ]

-Ese momento en el que me doy cuenta de que tendré que dejar mi lista de actualizaciones en pendiente para quedarme al día con esto-

Ya no quiero estudiar -llora-

En fin, espero que les haya gustado esta barbaridad mal escrita, nos leemos luego, cuídense y tomen agüita, baiiiiiiii.

KINKTOBER KLANCEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora