Su cuerpo se removió entre las sábanas de seda, el dolor de cabeza y espada lo hizo detenerse al instante.
¿Por qué bebió tanto? Tenía que estar en sus cinco sentidos para detener la decisión de su padre o al menos hablar con la familia de su amado.
— ¡Ugh! Mi cabeza...
Llevo sus manos a su cabeza por inercia, tratando de calmar su dolor en vano, necesitaba algo para la resaca.
Lentamente tomo asunto en su cama y al hacerlo, noto un movimiento a su derecha, era la espalda de una mujer.
Sus nervios se dispararon, su piel se puso pálida y su dolor de cabeza y cuerpo aumento. No podía creer lo que hizo. El había tocado a otra persona estando aún comprometido, había roto la regla más sagrada de la familia imperial por una borrachera. Si se llegaban a enterar el no podría casarse con Mei Ling, el amor de su vida.
— ¡Maldita sea! — cubrió su cuerpo con la sábana, furioso por la situación. El grito hizo despertar a la joven que asustada se sentó en la cama, observar al principe sin saber que hacer — ¡¿Por qué sigues aquí mujer?! ¡¿Esperas una invitación para salir o que?! ¡Sal ahora!
La chica tomo sus cosas y salió apurada de la habitaciones. El grito del príncipe más la huida nada disimulada de la joven alertó a la servidumbre que, aún realizando sus deberes, observaron a la mujer correr hasta el harem en sábanas.
Las sirvientas mayores no tardaron con prender la situación y exclamaron horrorizadas por lod conclusiones. Su próxima emperatriz fue deshonrada de una manera tan desagradable, al no estar casados y con rumores a sus espaldas, el príncipe se atrevió a lo que ningún futuro monarca quiso. Meterse con alguien más. Era un gran pecado y ofensa.
Los más jóvenes no entendían, después de todo era normal el que el emperador de metiera con las concubinas del harem. ¿Que había de malo?
La vieja sirvienta que contrataba el área del palacio tomo cartas en el asunto al advertirles a los más jóvenes guardar silencio.
— Este asunto no será comentando a nadie ¿Entendieron? Son asuntos del palacio que no incumben a sirvientes cómo nosotros. Si escucho un solo rumor fuera de estos pasillos lo sabré y al culpable, le espera un castigo ejemplar — sentenció la anciana, los sirvientes asintieron con miedo, aunque no todos estaban contentos.
Los sirvientes leales de Mei Ling solo escucharon y callaron de momento, estaban indignados, decepcionados. Pero sabían cuando actuar y lo harían siempre y cuando su señor se los ordenará.
Mei Ling era un ángel para los sirvientes pero para aquellos que estuvieron ahí desde el principio de su estadía no concordaban con una simple palabra. Aquel hermoso hombre se convirtió en su esperanza, una razón de cambio.
Ahora no sabían si el cambio de haría...
— ¡Rápido, termine su trabajo!
El regaño del mayordomo hizo eco en el pasillo, apurando más el paso de aquellos que limpiaban las mesas, vajillas y cuadros.
— ¡El príncipe heredero pide su desayuno, que algún sirviente vaya por la comida! — una sirviente hazlo acto de presencia, informando al mayordomo.
— Están ocupados. ¿No hay sirvientes en la cocina? Que vayan ellos — el mayordomo retuvo su fastidio.
— ¿Quieres enojar al príncipe? No hay sirvientes en la cocina, tu área es la menos trabajosa. Solo manda a uno y ya.
La sirvienta dió media vuelta y se retiró. El mayordomo mostró su disgusto pero aún así solo apunto a un sirviente al azar.
— Tu. Ve a la cocina y lleva el desayuno del príncipe a su habitación.
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Segundo Esposo/ L.E.D.
FanfictionEl imperio de Oriente cuánta con dos regentes muy bien capacitados para ayudar y prosperar a su reino. Solo la emperatriz Navier y el emperador Sovieshu. ¿O no? ----------------- Existe una persona, un hombre cuyo origen prevalece en el Dinastía Wan...