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La primera semana en su nueva vida fueron insoportables para Madison, le era difícil conciliar el sueño con el sonido de los insectos y los búhos.


Así que esa mañana se había levantado bastante irritada.

Alexis la había obligado a acompañarla al pueblo a comprar los dichosos muebles para su habitación, así que tuvo que cambiarse y ponerse unos lentes de sol para disimular sus ojeras.

Primero hicieron una parada en una pequeña panadería, Alexis le entregó un paquete a la anciana tras el mostrador, quien después de ser presentada a Madison le dio un pastelillo de vainilla como regalo de bienvenida.

Fueron al pequeño supermercado que estaba en el centro del pueblo a comprar comida, era el único lugar que parecía llenarse. Alexis saludaba a cada persona que pasaba cerca de ellas y Madison se preguntó si no se cansaba de ser tan amable con los demás todo el tiempo. La mayoría las veía con curiosidad, pero la joven pelirroja no les prestó importancia, estaba acostumbrada a la atención sobre ella, de hecho se sintió relajada de que por primera vez en mucho tiempo nadie estaba sacandole fotos sin su consentimiento.

Luego pasaron a una carpintería y ahí encargaron un closet lo suficientemente grande para que Madison tuviera espacio para poner toda su ropa y un escritorio, ambos color blanco hueso, Alexis terminó escogiendo ambas cosas ya que a Madison realmente no le importaba demasiado comprar muebles, además de que había comenzado a sentir comezón en todo el cuerpo, haciendo que se sontiera ansiosa y estuviera de mal humor, así que ni siquiera respondía cuando Alexis la llamaba....
Lo único que quería era regresar ya a la casa.

Finalmente después de hacer una última parada en el camino para comprar algo de fruta y vegetales en los puestos que estaban en la orilla de la calle, no se detuvieron hasta llegar a la casa.

Madison bajó de prisa del auto de Alexis, pero está la llamó para que la ayudara con una de las bolsas de tela donde traía las cosas, no tuvo más opción que tomarla y colgarsela en el hombro de mala gana.

En la casa al otro lado de la calle, vio a un chico que parecía de su edad cortando el césped de la entrada. Al darse cuenta de que ella lo veía aún por debajo de los lentes oscuros, dejó de hacer su trabajo y se acercó a donde estaban.

-A ver dejame ayudarte - Madison no renegó y se la dio, luego se acercó al auto donde aún estaba Alexis para tomar otra bolsa.

-No tienes que ayudarme con eso también Charlie, nosotras podemos - finalmente Alexis bajó cargando la tercera y última bolsa.

-No es molestia. Me empezaba a parecer extraño que aún no me pidieras acompañarte al pueblo, pero veo que tienes una nueva acompañante - el chico de cabello castaño, le sonrió ampliamente a Madison, ella no pudo evitar notar como los dos dientes de enfrente resaltaban sobre los demás.

-Quería presentartela después, pero ya que estás aquí... Charlie ella es Madison, mi hija - la joven sentía extraño cada vez que la llamaba así - Madison, él es nuestro vecino, Charlie Bentley- el chico estiró la mano y Madison la tomó dudosa.

Se levantó los lentes para verlo mejor, tenía el cabello un poco rizado, viéndolo de cerca se dio cuenta que su cabello era más de un tono rubio oscuro, haciéndo que a simple vista se viera como un castaño mas, sus ojos eran verdes y traía puesta una camisa gris bastante simple, llevaba también unos pantalones de mezclilla de color azul y encima traía una camisa de franela a cuadros de color rojo.

Le pareció que era bastante simple y tenía toda la imagen de un pueblerino.

-Oh mira, ambas se parecen bastante - no era la primera vez que escuchaba eso hoy, la ponía bastante tensa por alguna razón - ¿Es la menor verdad? - Alexis asintió y eso hizo preguntarse a Madison si era posible que su madre les hablará a las personas de ella y Olivia.

El Secreto Del Bosque Donde viven las historias. Descúbrelo ahora