10.

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—¡Ves lo que provocas! — me gritó Lisa y luego comenzó a pedirle a Zed que se detuviera.

Pero él la ignoró y empezó a golpear a Charlie, lo tenía sujetado con una mano de la camisa de nuevo  y con la otra le devolvió el puñetazo.

Corrí hacía ellos y empuje tan fuerte que los tres caímos al suelo.

Cuando caí mi cabeza rebotó en el suelo logrando que me sintiera aturdida, me gire hacia un lado y vi a Lucas tratando de quitarle a Zed de encima a Charlie, que también estaba en el suelo.

Lisa le gritaba a Zed que se detuviera y de pronto todo pareció quedarse en silencio, a excepción de los ruidos del bosque, escuchaba el viento soplando, las ramas de los árboles moviéndose, incluso el de las hojas cayendo, de pronto se escuchó una rama partirse y el sonido de muchas pisadas acercandose.

Entonces me senté de golpe y volví a escuchar el ruido de las personas cerca de mi.

—¡Algo se acerca! — todos dejaron de hacer lo que hacían  y me miraron confundidos, por lo que volví a hablar — ¡Hay que irnos ya! — no me hubiesen tomado en serio de no ser porque algo se escuchó caer a nuestras espaldas seguido de un fuerte gruñido.

El rostro de Lisa palideció y dio dos pasos lentos hacía atrás.

—Por lo que mas quieras, no te muevas Madison — me dijo Charlie que ya estaba de pie a un lado de mi.

—Maldita sea— maldijo Lucas parado detrás de Zed.

La curiosidad me ganó y  giré lentamente la cabeza, mi corazón se aceleró al ver al animal gruñendo y mostrando los dientes. A mi mente vino la imagen del hombre destrozado por los lobos.

¿Esta sería mi muerte? Al final no iban a matarme las drogas sino un maldito lobo.

Mis ojos se concentraron por primera vez en los ojos grises del animal, y por alguna razón dejé de tenerle miedo en ese instante, tal vez era por lo bello del color casi blanco que tenían que me transmitía cierta paz, quizá así engañaban a sus presas, pensé, como fuera, no podía dejar de mirar sus ojos y por alguna razón el animal parecía hacer lo mismo.

Pero aún teniendo toda la pinta de que estaba lista para darse un buen banquete, no me parecía que fuese a atacarnos.

De pronto un estruendo fuerte nos interrumpió y seguido a eso el pelaje blanco con parches grises del rostro del animal se tiñó de rojo.

Cuando el animal se desplomó en el suelo dejó descubierto  a cuatro cachorros que se encontraban detrás de él.

Me puse de pie rápido y observé el arma en las manos temblorosas de Zed, y volvió a disparar a los animales.

—¡Son solo cachorros!— grité pero él volvió a disparar y comenzó a caminar acercándose mas a ellos.

Me llenó de impotencia y rabia que los dos cachorros que quedaban vivos no se movían de ahí, tal vez esperaban a que su madre se echara a correr para seguirla, quise pensar.

Disparó de nuevo y cuando solo le quedó uno, dio otros pasos mas para asegurarse de no fallar, cuando estaba por apretar el gatillo una inmensa ola de ira y adrenalina se introdujo en mi, y empuje sus manos desviando el disparo.

El pequeño animal pareció asustarse lo suficiente con el ruido y se hecho a correr lejos de ahí.

—¿¡Por qué hiciste eso!? ¡Pude haberte matado a ti! —.

—Eran solo cachorros— miré en dirección a donde estaban los cuerpos ensangrentados cerca del de la madre.

Tenía un enorme nudo en la garganta, pero me negaba a llorar frente a estos idiotas.

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⏰ Última actualización: Nov 10, 2022 ⏰

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