Dos.

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Harry se sentía solo.

Rainbow Dash estaba a su lado dormida mientras el cielo oscurecía anunciando la llegada de la noche.

"Take me to church" sonaba en los altavoces de la casa, dándole al ambiente un aire triste.

— Basta —dijo en voz alta, sobresaltando a la dálmata— No me quedaré aquí llorando como una solterona.

Se levantó tomando su celular y las llaves del auto, el cual muy pocas veces usaba.

Harry estaba decidido a ir por una cita.

Salió de la casa y bajó en el ascensor, como casi nunca hacía. Le gustaba bajar por la escaleras, se sentía más seguro de que el aparato no se iba a quedar atascado entre dos pisos.

Finalmente bajó hasta el estacionamiento del edifico y entró a su Jeep verde militar. Encendió la radio y salió hacia algún lado.

Pasaba por barrios, pero sin dar con el que quería. Aquel que tuviera lo que él necesitaba, acción.

Sí, Harry había pasado de ser un despechado a ser un chico en busca de amor, peligro y algo más.

Había oído hablar de la "Zona Rosa", donde a cada paso te caía alguien coqueteandote. ¿El problema? Quedaba algo lejos, así que después de aproximadamente 25 minutos había llegado al lugar.

— ¡Chico lindo a las nueve en punto! —oyó gritar a una voz entre masculina y femenina, pero Harry no volteó, de seguro no se trataba de él— Hablo de ti, rizadito.

Esta vez, el ojiverde se dio la vuelta y vio a un chico rapado a los dos lados de la cabeza y atrás, pero con un copete arriba de color azul. Los lados rapados tenían los colores del arcoíris. Tenía un piercing plateado en la nariz y uno negro bajo el labio inferior, además de unos color púrpura en la ceja izquierda. Tenía ojos grises y un poco de purpurina sobre ellos. Le dedicó una sonrisa a Harry, haciendo que este se sonrojara.

— Yo... eh... um... —balbuceó apenado.

El chico rió encantadoramente.

— Me llamo Matthew —extendió su mano y Harry la estrechó.

— Harry.

— Al parecer nadie atendió a mi llamado —rió— Me gusta ayudar a la gente. ¿Qué buscas?

— Yo... no lo sé —agachó la cabeza y se revolvió el cabello— Realmente sólo quise dejar de llorar como una nena y venir a ver qué hacía, pero ahora se me han quitado las ganas.

— ¿Mal de amores? —preguntó Matthew.

— Una mejor amiga homofóbica —suspiró Harry.

Matt hizo una mueca y se acercó a Harry sonriendo de lado.

— Ex mejor amiga, querrás decir.

El ojiverde rió levemente.

— Da una vuelta por el lugar, ¿quieres? Si necesitas algo estaré por aquí —dijo el chico de cabello arcoíris sonriendo de nuevo y alejándose para esperar a otro chico confundido.

El rizado volvió a suspirar y miró a su alrededor. No había nada especialmente llamativo. No era su tipo de lugar. Pero tenía hambre, y un letrero decía "BAR" en grandes letras llamativas a una distancia cercana.

Al llegar allí un joven de ojos entre cafés y verdes que limpiaba un gran vaso de malteada se giró para verlo. Tenía cabello negro y parado en un alto copete, debía tener unos 25 años. Sonrió y recargó uno de sus codos en la barra.

Pulgarcito. \l.s\Donde viven las historias. Descúbrelo ahora