Cinco.

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Aquel día fue bastante agitado. Al final la señora le echó gas pimienta a Jung en la cara y el pobre chico tuvo que irse a casa, dejando a Camila y a Harry con el papeleo de ese día hasta que los demás empleados llegaran.

El resto de la semana fue monótono, llegaban clientes enojados, felices, coquetos... y entre estos últimos estaba Nick. Iba todos los días a la misma hora, ya que era su única disponible, pero para su desgracia, Harry siempre estaba ocupado.

— Hola, Camila —saludó Nick el jueves de esa misma semana— ¿Hoy tendré suerte?

— No sabría decirte —la joven hizo un mohín— Pero... ¿por qué siempre buscas a Harry? Hay muchos empleados.

— Te devuelvo la pregunta —respondió el chico elevando sus cejas— No sé qué te gusta más, si las malteadas o la chica que ocupa el turno de día. Uhm... ¿Cómo se llama? ¿Laura?

— Lauren —gruñó Camila poniendo los ojos en blanco— Y no me gusta. Yo tengo novio.

Su pequeña discusión se vio interrumpida por una alta figura que salía de la sala de maquetas frotándose el rostro.             

— Creo que HoSeok estaba insultando a la señora en coreano, no le entendí nada —dijo suspirando. Alzó la mirada y sus ojos se abrieron con sorpresa— ¡Nick, hola! Lo siento por lo del lunes, ¿quieres seguir viendo los apartamentos hoy?

— De hecho, Camila fue de gran ayuda en ese aspecto —respondió Nick— Pero me gustaría cerrar el trato contigo.

La chica de ojos marrones negó con la cabeza y se alejó hacia su puesto de trabajo, aún confundida por la anterior conversación.

Los dos hombres caminaron hasta el escritorio de Harry, el mayor con cierto nerviosismo. Hablaron sobre todo el negocio y finalizaron la compra con un apretón de manos.

— Y... ¿tienes algo que hacer mañana en la noche, Harry? —preguntó el de ojos de color indefinido.

— Por ahora no —respondió el rizado— Tal vez me quede viendo películas en mi casa, ¿por qué la pregunta?

— Si quieres puedes pasar por el puesto de malteadas, te tomas algunas y luego vamos a comer.

— Suena bien —el ojiverde esbozó una sonrisa.

"¿Una cita?" . 

  "Nah".

Se despidieron, y Camila se acercó al escritorio de su compañero.

— Le gustas más que el apartamento que acaba de comprar.

— ¿Qué?

— No me digas que no te habías dado cuenta, Harold —dijo la chica riendo.

— En realidad, no —respondió el chico— ¿Por qué lo dices?

— ¡Te acaba de invitar a una cita! O bueno, eso escuché.

El tono de Camila no fue precisamente bajo, y llamó la atención de HoSeok, quien se acercó con interés.

— ¿Nuestra solterona favorita tiene una cita?—preguntó en un tono juguetón.

Harry frunció el ceño. 

— Supongo que sí.

— ¡Ya era hora! —exclamó el asiático— Ese chico Nick viene todos los días sólo para verte. Pudo haber cerrado el trato del apartamento hace días, pero nooo, tenía que ser contigo.

Camila dejó escapar una carcajada, todo lo que decía HoSeok era cierto.

 — ¡HOSEOK! —una voz profunda llamó al coreano, el cual hizo una mueca y caminó en dirección al llamado.

Pulgarcito. \l.s\Donde viven las historias. Descúbrelo ahora