La verdad.

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Estaba seguro de que la llamada de Denki ocultaba algo más, por lo mismo, había partido antes de lo previsto de regreso a Japón.

Esos días con Tsutsu fuera no habían terminado, por lo que, el otro se había molestado un poco al notar a Kirishima haciendo sus maletas bruscamente, como si fuese una necesidad inmediata.

—No entiendo, Denki dijo que no era algo realmente urgente, no deberías.

—Había algo en su voz, en su tono, si es urgente.

—Tus amigos son extraños. — El peliplata se levantó y agregó. —Se supone que apoyaban la idea de que nosotros intentáramos algo...

—Te dije que no estoy listo Tsutsu y sé que tampoco lo estás, aun estás enamorado y yo aún siento demasiado por Bakugo, si empezáramos algo ahora nada podría funcionar.

Kirishima estaba en el aeropuerto, le tomarían algunas horas regresar, sentía una extraña pesades en el estómago, había dormido mejor, pero la imagen de Bakugo no había salido de su cabeza desde la llamada de su enérgico y rubio amigo lo había llamado, estaba seguro de que tenía que ver con él y eso lo hacía estremecer.

Un millón de ideas habían pasado por su cabeza, sabía que Bakugo seguía viviendo en el departamento, no les había dicho a sus amigos, pero había vuelto al departamento un par de veces, en horarios que sabía que Katsuki no estaba presente, por lo que, la idea de que Bakugo quisiera poner en venta el lugar, lo hacía temer.

El había pensado en reiniciar su vida, que le hacía creer que Bakugo no lo haría, la duda de que Bakugo probablemente estuviese en una relación parecía una triste realidad, y aunque sabía que eso debía ocurrir, no estaba listo.

Miró la fila de abordaje, ya no le quedaba otra que enfrentar lo que estaba pasando y simplemente poner la cara para lo que Denki fuese a decirle.

Por su parte, Bakugo estaba recargado en la camilla, para la toma de exámenes, aun faltaba una quimio, un par de exámenes preoperatorios y le harían su cirugía.

Miró a su lado, todos estaban ya enterados de su problema, habían llamado a Mina, quien, a pesar de estar lejos, había empezado a hacer videollamadas casi a diario, la chica había llorado y a él, más de una lagrima se le había escapado ante las palabras y el cariño de sus amigos.

La enfermera había sonreído al ver al rubio llegar acompañado, en todo ese tiempo era la primera vez que alguien se mantenía a su lado, Bakugo agradecía realmente que Denki estuviese tomando su mano en ese momento, tenía miedo a que los exámenes o la última quimio saliese mal.

—¿Cómo te sientes? ¿Pudiste comer? — El rubio miró a la enfermera, notando solo entonces como Denki se tensaba. Lo que menos quería era que sus "extras" se sintieran molestos o acomplejados por no haber estado presente, él pensó que superaría todo solo, era su culpa.

—Hoy si, estoy mejor, gracias. — Denki tomó la mano de Bakugo más firme cuando la sangre comenzó a salir.

Pasaron unos minutos, el papeleo y todo igual que siempre, Denki miraba su celular nervioso, había mandado ese mensaje por la desesperación, pero no estaba seguro de que resultara como lo planeó, aunque todos acordaron que Kirishima tendría que entrarse, Bakugo les había rogado esperar, les había dicho la difícil carga que había llevado el pelirrojo con la muerte de su madre por cáncer y que lo que menos deseaba era que alguien como Ei tuviese que lidiar nuevamente con una enfermedad como esa.

Pero a pesar de eso, Denki tenía miedo, todos lo tenían, mirar a Bakugo no era ver al compañero y amigo que ellos recordaban, estaba delgado, demacrado, sus pómulos se marcaban, marcas de un suave tono morado bajo sus ojos e incluso, lo reseco de sus labios, parecía mostrarlo más enfermo de lo que el eléctrico chico pudiese recordar se hubiese visto.

El día de la quimio llegó más rápido de lo que el mismo Bakugo creía, los exámenes y todos los análisis estaban correctos, por lo que, al estar solo nuevamente, en ese sillón, esperando algo tan terrible y esperanzador como su última quimio, lo llenaba de un sabor agridulce en la boca del estómago.

Ninguno había podido acompañarlo ese día y aunque estaba un poico decepcionado, estaba feliz de la compañía que había tenido, no podía esperar que después de todo, sus amigos centraran su mundo y vida solo en él, así que, cerró los ojos a la espera de que el sueño hiciera ese largo proceso un poco más llevadero de lo que había sido.

Por su parte, Kirishima miraba angustiado a sus amigos en la cafetería del hospital, no lograba comprender que lo hubiesen citado en ese lugar, aunque una parte de él quería creer que era únicamente por los tiempos de Shinso y Todoroki en sus turnos.

—Necesito que me expliquen. — Kirishima ya no soportaba, sus amigos no estaban bien, ninguno lo miraba a la cara, algo le ocultaban. — ¿qué pasa? ¿Están bien?

—Nosotros estamos bien Kiribro, pero...— Denki sentía el nudo en su garganta, por lo que Shinso simplemente entregó una carpeta.

—Acabamos de enterarnos, él no quería que lo supieras, pero creemos que es lo correcto.

Kirishima sentía que el suelo bajo sus pies desaparecía, era obviamente algo relacionado con Katsuki, por lo que, tomó la carpeta esperando algo completamente diferente.

Su pecho se congeló y sus lágrimas se acumularon en sus ojos, era como si un extraño hielo recorriera todo el lugar, el aire no entraba a sus pulmones, el tiempo simplemente estaba detenido.

—Esto es...— Eijirou quería decir algo, pero sus labios estaban cerrados, apretados, podía sentir la sangre producto de la presión de sus dientes sobre el interior de sus labios.

—Está en la sala de quimio, es la última programada, pronto se someterá a cirugía. —Todoroki rodeaba el cuerpo de Sero entre sus brazos, quien simplemente lloraba.

—No entiendo, ¿Cómo...?

—Tampoco tenemos claridad. — Hitoshi continuó. — Hace unas semanas descubrimos sus análisis, pero el lleva varios meses en este proceso.

El pelirrojo sentía que había dejado de respirar, la sola idea de Bakugo muriendo, le cortó la respiración, apretó los ojos y deseó que la noticia de sus amigos fuese que Kats ya tenía una nueva relación, que estaba enamorado o lo que fuera, pero que significara que estaba feliz y sano.

—Kirishima, sé que es difícil de entender y que Bakugo se molestará mucho con nosotros, pero el debe tenerte a su lado, te necesita.

El pelirrojo se levantó, tomó la carpeta con todos los datos que había leído demasiado rápido, y mirando a los demás, dejó que una lágrima bajara caudalosa por su mejilla.

—Gracias...— Agregó y se marchó al pabellón de oncología.

DestruidoWhere stories live. Discover now