La vez anterior, Kenchin soñó con Kimi, siendo despertado de golpe (no literalmente) por Mikey, para ir a buscarla después de esperarla casi toda la noche.
—Vamos. — murmuró Ken, poniéndose de pie el rubio más alto y buscó su chaqueta de ToMan, tal como lo había hecho en su sueño, fue él quién tomó las llaves del apartamento y se adelantó a abrir la puerta, mentalizado con que vería a Kimi detrás. Pero no había nadie, solo el viento que jugaba con las campanas o banderines de algunos vecinos.
—Vamos en las motos. —dijo Manjiro, bajando las escaleras con la tranquilidad que lo caracterizaba mientras Ken lo seguía, intentando deducir dónde podía haberse metido Kimi.
Fueron a la costanera en donde habían terminado la conversación anterior con ella, caminaron por aquel lugar por un rato, sin encontrar rastro de su amiga. Ken marcó su número varias veces y sonaba, pero no contestaba.
A las cuatro y media de la mañana varios de los miembros de ToMan fueron despertados por Mikey y Draken, para preguntar si habían visto a Kimi, todos negaron, pero aquella respuesta era una orden para que cada uno se levantara y saliera a buscarla. El único que no entendió bien el mensaje fue Kazutora, quien al cortar siguió durmiendo.
—Iré a buscar a Yzumi. —dijo Draken, sospechando lo peor.
—Yo iré al antiguo taller de Shin, es probable que esté ahí. Avísame cómo te va con Yzumi. —Draken sabía que lo último que dijo Manjiro era una señal clara de que podía pedir refuerzos en caso de necesitarlos. Por su lado, el más pequeño sabía que Kenchin podía solo contra ese pedazo de escoria, pero a veces no se era certero con quienes se juntaban los demás. Mikey se fue en la moto al lugar donde casi siempre se reunían los antiguos miembros, el antiguo taller de su hermano mayor Shinichiro.
Entró, encendió las luces, miró alrededor y no vio nada más que los muebles que reemplazaban ahora las motos que solían estar ahí en el pasado. Se sentó en el sofá y miró su teléfono, había un mensaje de un número desconocido. Lo abrió:
«Olvídate de Kimi, ella no volverá a vivir con ustedes». Mikey hizo una llamada. A los quince minutos sonó una llamada de vuelta. Se puso de pie y se fue de ahí en su CB250T. Llegó al santuario donde solían reunirse todos para anunciar alguna noticia sobre la banda, subió las escaleras y vio a Kimi sentada en la baranda del puente. Ella bajó al verlo, Manjiro sonrió y se acercó a ella unos metros.
—¡Manji! —Gritó aterrada. Un batazo le llegó de lleno en la espalda, haciéndolo caer. Alcanzó a apoyarse con las palmas de las manos y antes de que le llegara un segundo batazo en la cabeza, se dio vuelta de un impulso, esquivó el golpe, sonando el fierro en el piso. El salto que dio sobre uno de sus pies fue solo un pequeño impulso para, al bajar, dar de lleno con su bota en la cara de quien lo había golpeado. El rostro de su contrincante comenzaba a sangrar en la mejilla rasgada y por la nariz seguramente quebrada. Era Yzumi. Un grupo de hombres apareció de entre las sombras para enfrentarse a un Mikey aún no enfurecido. Kimi, por su parte se había quedado de pie en el mismo lugar.
—¿Qué honor tiene pelear en grupo contra uno? —dijo en voz baja Mikey como hablando consigo mismo. Se le acercaron diez hombres, y mientras se mentalizaba rápidamente para defenderse, escuchó que Kimi dio un grito. La miró y vio que uno de los hombres de ese grupo la había tomado por detrás y le tenía puesto un cuchillo en el cuello.
—Vete de aquí, Mikey, Kimi me pertenece. —habló Yzumi desde el piso, intentando incorporarse.
—Vete, Manji... por favor, yo estaré bien. —suplicó Kimi sin querer arriesgar a su adorado amigo. Manjiro la miró, luego echó un vistazo a todos. Los diez hombres seguían rodeándolo lentamente con una sonrisa en sus bocas.
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Taiju Shiba - Donde mis ojos te vean
FanfictionKimi Daisuke, una mujer de 26 años, Manjiro Sano y Ken Ryuguji, también adultos, comparten apartamento, son amigos y como humanos que son, vivirán situaciones que llevarán a cuestionarse la amistad, para bien o para mal. Historia ficticia con perso...