Otra vida

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Pasaron algunos meses y no volvió a saber de Yzumi. Tampoco tenía muchas ganas de contactar a Taiju, principalmente porque se sentía un poco deprimida con todo lo sucedido y le daba cierta pena buscarlo solo por dinero, sabiendo que no lo necesitaba. Quizás, como le había dicho él, para ayudar en algunas cosas a sus amigos, pero ellos tampoco necesitaban nada. Manjiro, como siempre, percibía que ella no estaba del todo bien. Una noche de sábado, llegó Ken con Takemichi y su novia Hina al departamento, la sorpresa fue que también llevó, y en su moto, a la prima de Takemichi, Emiko. Estaban todos compartiendo, pero más tarde Manjiro fue a buscar a Kimi a su trabajo.

—¿No vas a pasar a comer onigiris? —preguntó ella antes de cerrar.

—No, con los chicos compramos varias cosas.

—¿Qué chicos? —preguntó Kimi pensando que hablaba de los chicos de Toman.

—Ah, olvidé decirte que Kenchin llevó a Takemichi a casa, con Hina y con su prima.

—¿La prima de Hina?

—la prima de Takemichi, vive en su casa ahora porque se vino a estudiar a Tokyo.

—Ah... la llorona.

—No le vayas a decir así, quizás pelee mejor que Takemichi.

Llegaron a casa y se saludaron todos con Kimi, ella ya conocía a Takemichi y a Hina y si bien no se veían casi nunca, ella recordaba lo adorable que era la novia del llorón y lo niño que era él, a pesar de tener veintiséis años. Cuando saludó a Emiko, se acordó del apodo que le había puesto hacía tiempo, pero no estaba de ánimo para bromas. A pesar de esa cierta tristeza de Kimi, los demás estaban muy animados. Vieron una película y bebieron cerveza, comieron de todo un poco y cuando Takemichi anunció que se iba, Ken se puso de pie para salir con ellos, Kimi le preguntó a dónde iba.

—A dejar a Emiko. Takemichi anda en su moto con Hina.

—Ah... cuídate. —Ken le lanzó una mirada arrugando en medio de las cejas y salió con Emiko. Manjiro se sentó al lado de Kimi la abrazó por el costado.

—Por fin solos, ¿Cierto? —dijo sin mirarla. Ella sonrió de mala gana.

—¿Qué pasa, Kimi? ¿Te molestó que vinieran los chicos?

—No... estoy cansada, solo es eso.

—¿Podemos dormir juntos hoy? —preguntó él haciendo un puchero.

—¿De qué tienes miedo, pequeño Manji?

—De tus pesadillas. —contestó él poniéndose serio.

—Detesto que seas tan perceptivo.

—Y yo detesto tener que meterme en tus asuntos, pero lamentablemente, soy tu amigo y siempre quiero ayudarte. ¿Vamos a mi cama a quitarnos las ganas?

—¿What the fuck, Manji? —él lanzó una carcajada.

—Era una forma de decir que fuéramos a desahogarnos, idiota. ¡Vamos! —la tomó de la mano y se la llevó.

Cuando estuvieron acostados, bien tapados y acurrucados él comenzó a hablarle de lo que hizo en el día, después ella le contó algunas cosas sobre la tienda, finalmente él tocó el tema que le preocupaba.

—Hace tiempo que te veo un poco desanimada y no te he visto salir a parte de ir al trabajo.

—¿Lo dices porque no he ido a quedarme con Ganju?

Taiju Shiba - Donde mis ojos te veanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora