— ¿Puedes hacerme un favor? — musito el omega peliverde.
Sostuvo los hombros del menor frente a él, esos ojos rubí lo miraban confundido y a la vez curioso, parecía que estaba agarrando confianza pues ya no se asustaba con la presencia del mayor quien parecía más tranquilo.
— ¿Qué tipo de favor? — respondió con otra pregunta.
— Ikume, quiero saber si esto es parte de mi imaginación, pienso que me he vuelto loco. — suspira ya cansado, Izuku perdía fuerzas. — ayúdame a escapar, te lo ruego.
Suplico el mayor, tal vez era algo tonto pedir ayuda a tu hijo que solo sabe de tu existencia a través de tus sueños, además no sabía si el imaginaba que podía ver a Ikume, era todo o nada.
Debía arriesgarse, esta podría ser su única oportunidad de poder escapar y claro que la usaría a su favor, en cambio, Ikume solo se quedó paralizado en su sitio, como ayudaría cuando ni si quiera sabía dónde estaba.
— ¿Dónde estás en este preciso momento? ¿Sabes? — el menor hablo con un ligero tembleque en su voz.
Izuku iba hablar, entendía que estaba metiendo a su pequeño hijo en una situación para nada ligera, aunque quería escapar de esa prisión que ha estado metido por más de diez años, al pensar cuanto tiempo había perdido deicidio responder. Ya se cansado de todo esto.
— Yo estoy debajo del sótano. — Izuku le respondió con total firmeza.
— Pero he bajado al sótano cuando papá me pidió su ayuda y jamás te vi. — el mini cenizo se queda mirando al piso, pensaba si estaban hablando del mismo lugar.
— Busca una compuerta de madera, esta escondida entre las cosas. — no sabía la razón del porque su corazón empezó a palpitar emocionado. — Recuerda que no debes confiar en Katsuki.
El menor se ponía a pensar, había una pila de cajas cubierto con una manta blanca en la esquina del sótano, a su padre no le gustaba que se acercara a ese lugar por el simple hecho que se puedan caer las cosas. ¿Podría ser por otra cosa?
— Re-revisare el sótano. — dijo Ikume con algo de temor y curiosidad.
— Baja en el momento que creas adecuado. — afirma con preocupación, no sabía de lo que era capaz Katsuki.
Ambos se quedaron observando esos ojos grandes y brillosos, las canicas esmeraldas estaban con determinación, seguro de sí mismo de lo que estaba haciendo, eso le dio un poco de confianza a su cachorro quien temblaba, tenía miedo de que todo esto fuera real.
La mano de Izuku fue a parar a en las cabelleras de su pequeño hijo, este cerro los ojos intentando relajarse por la suavidad que estaba pasando en sus cabellos y mechones cenizos, esto realmente lo tranquilizo por completo.
El chasquido de unos dedos cerca de él lo aturdió, retumbaba en su cabeza en forma de eco, abrió los ojos asustado para darse cuenta que ya no estaba en esa habitación oscura, ya no estaba su "madre" delante de él, si no su profesor de arte quien era un rubio con ojos azules y algo delgado.
— Joven Bakugou, no puede quedarse dormido en las clases de arte. — hablo en un tono alegre.
— Lamento que haya pasado profesor Toshironi. — Ikume hablo apenado. — no volverá a pasar.
— Bien, dicho esto la clase continua.
Ikume observo a su alrededor y se enteró que había un lienzo delante de él, las pinturas también estaban esparcidas por la carpeta. A veces no sabía cómo llegaba a los lugares, es como si estuviera en un trance y cuando despierta se da cuenta de lo que hace.
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¿Sueños?
FanfictionTenía 10 años cuando lo vi por primera vez, era un hombre delgado con cabelleras verdes y mechones negros, juntos a esos ojos esmeraldas que me miraban con terror mientras lloraba a lagrima viva que lo ayudase. Unas cadenas metálicas lo aprisionan...