Testigos

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Aquel omega empezó a gritar desesperado, sus piernas trataban de alejarse de su secuestrador como le era posible, al fin estaba fuera del sótano y no desaprovecharía esa oportunidad.

— ¡¡ALGUIEN AYUDEME, POR FAVOR!! — se desgarro la garganta, esperaba que alguien lo escuchara.

— ¡¡Cállate, no grites!! — se apresuró a correr detrás del pecoso, mientras su cuerpo empezaba a formarse por una capa de sudor.

Ágilmente Izuku corrió hasta la puerta, no tardo en llegar y con rapidez abrió la entrada, no pudo evitar sonreír, pensaba que ya estaba en libertad. Su corazón comenzó a saltar de felicidad al ver la luz de la noche, el viento golpeo su cara y fue tan increíble.

Después de eso todo fue muy rápido, sintió como su cuello era presionado con fuerza, su cuerpo era lanzado dentro de la casa y cayo abrupto al suelo, golpeando su cabeza y dejándolo aturdido.

La mirada esmeralda se levantó con rapidez, su vista era borrosa, por alguna razón sus ojos se enfocaron en las escaleras, pensaba subir y encerrase en una habitación a pensar su siguiente paso.

Sin embargo, sus ojos se clavaron en la mirada Ruby de un pequeño, aquel infante estaba en blanco mientras derramaba lágrimas, su cuerpo se encontraba escondido y difícilmente de ver, observo como temblaba sin control.

Quería a pararse y echarse a correr, pero fue demasiado tarde, un peso mayor se colocó encima de él, impedía que se movilizara con facilidad.

— ¡¡IKUME CORRE LEJOS!! — no permitiría que Katsuki le hiciera algo a su cachorro.

— ¿Qué? — susurro confundido, no tardo en levantar la vista y encontrarse con la mirada de su cachorro. — me lleva la puta mierda.

Con enojo agarra los cabellos de Izuku, comenzó a llevarlo al sótano con brusquedad, podía oír los notables quejidos, sus manos eran apuñaladas por las uñas de su omega.

De alguna manera Izuku se las arregló para morderle el Bicep Femoris a Katsuki, obligándolo a soltarlo y con esperanza de escapar de nuevo corrió.

— ¡¡VEN AQUÍ, MIERDA!! — grito eufórico, ya había perdido totalmente el control.

Sus nervios jugaron en contra de Katsuki, no quería que su hijo viera mas de lo que debía, no tardo en correr detrás de Izuku y agarrarlo de brazo, presionando fuertemente.

— ¡¡DEJAME IR MALDITO . . .!! — fue interrumpido por un puñetazo.

Cayo al suelo nuevamente debido al impacto del golpe, su labio fue roto con rotunda facilidad, su cuerpo parecía caer rendido a la inconciencia, quería luchar contra Katsuki, pero su fuerza jamás sería igual.

Izuku trato de levantarse, pero las patadas de Katsuki que le propinaba en el vientre no le permitía.

Sentía como le faltaba el aire con cada segundo que pasaba, empezaba a desesperarse por los continuos golpes que recibía, trataba de alejarse, pero le era imposible.

— Ya basta por favor. — susurro el pecoso al ver que el cenizo se detuvo.

— Te hable de buena manera, porque mierda no obedeces. — hablo entre dientes. — no me importa si me crees, pero no me agrado golpearte, sin embargo, lo hare si es necesario.

Advirtió al más bajo antes de agarrarlo del brazo y arrastrarlo de nuevo al sótano, noto que el pecoso no opuso resistencia, eso preocupo ligeramente al cenizo, tal vez se había pasado al golpearlo de esa manera.

No tardo en cargarlo, bajo las escaleras casi corriendo, asegurándose a no caerse, no quería tardarse porque debía encargarse de su hijo. Noto que su Deku se había desmayado y eso lo preocupo demasiado.

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