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Seungmin y Jeongin rompieron su noviazgo, lo hicieron por cuestiones que ni siquiera ellos mismos quisieron admitir. Después de su ruptura, desapareció cualquier vínculo entre ellos. Unos cuantos años después...
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08:15 a.m.
25 de agosto, 2019«
Jeongin caminaba pateando las piedras. ¿Qué había sido eso? ¿En serio se había dejado humillar por el imbécil de su exnovio? ¿Y por qué demonios había despertado otra vez en la cama de Seungmin? ¿En serio, había alguna entidad mágica en aquella escuela? Y, si ese era el caso, ¿por qué demonios la cogía con él? ¿Qué pecado había cometido, aparte de ser hermoso, por supuesto? Todavía echando humo por las orejas, tocó fuertemente la puerta de la habitación de Jisung. Pero nadie le respondió. «¿Será que se habrán ido a desayunar?», pensó. Pero, al ver la hora en su celular, se dio cuenta de que aún era muy temprano, y su amigo nunca se levantaría antes de las nueve de la mañana.
Volvió a tocar la puerta. El resultado fue exactamente el mismo. Jisung brillaba por su ausencia. Impaciente, Jeongin acercó su oído a la puerta. Se exasperó al escuchar el sonido de besos obscenos. ¿Acaso su amigo estaba haciendo cosas guarras con Hyunjin?
—¡Han Jisung! —gritó Jeongin, furioso, y echó a volar la puerta de una patada—. ¡Conque prefieres hacer tus cochinadas antes que atender a tu… mejor amigo? —Se tuvo que quedar callado al ver que Hyunjin y Jisung seguían durmiendo, en la misma cama, obviamente; aunque… ¿en serio no se habían despertado todavía? Con irritación, se acercó a Jisung y lo lanzó al suelo de una patada—. Despierta, pendejo. Tengo mucha hambre y no quiero ir a desayunar solo.
—Auch, me duele la columna —habló Jisung, somnoliento.
—Levántense. Sé que no estaban durmiendo —reclamó Jeongin, con actitud demandante, y a Jisung y a Hyunjin no les quedó de otra que hacerle caso.
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Jeongin se hallaba en el comedor, por fin. Sintiéndose complacido, se llevó a la boca dos suculentos sándwiches, que eran acompañados por un jugo de manzana. A sus costados, se encontraban Hyunjin y Jisung, quienes se lanzaban constantemente miradas cargadas de anhelo. Jeongin estaba siendo muy malo al mantenerlos separados.
—¿Podrían parar de una buena vez? —se quejó Jeongin, formando un puño—. Ustedes son estresantes, en serio.
—Jeongin, ¿por qué eres tan aguafiestas? —replicó Jisung—. Sé que estás celoso porque el chico que te gusta no te da bola. ¿Acaso Seungmin te echó de su cama?
—¡Te dije que dejaras de mencionar a ese estúpido! ¿Y quién te dijo que yo lo deseo?
—¿Entonces por qué siempre amaneces en mi cama?
—¡¿Kim Seungmin?! ¿Qué haces aquí?
—Lo mismo qué tú: desayunar, tonto —le respondió a Jeongin, con indiferencia. Enseguida, el peliazul se sonrojó de la vergüenza, lo cual hizo que Changbin riera de la ternura. Jeongin era demasiado adorable—. ¿Jisung, podemos sentarnos con ustedes?
